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El Barrio Gótico o cuando las apariencias engañan

Plaza Berenguer. En 1942 existía un edificio de viviendas (a la derecha, en la foto), que fue sustituído en los años sesenta por otro de aspecto gótico. A la izquierda se puede ver la parte superior de la casa Padellàs, situada en la plaza del Rei. En el centro, la capilla de santa Águeda

J. J. Caballero

Hacía apenas unos días que la guionista de documentales brasileña Kika Serra había llegado a Barcelona cuando en un paseo por la ciudad recayó en la plaza del Rei. Kika Serra se deshizo en elogios hacia aquél rincón de la Barcelona gótica, hasta que su acompañante barcelonesa se sintió obligada a frenar su entusiasmo y aclararle que, en realidad, esa plaza, tal como la contemplaban, no tenía más de cien años. Y que el edificio de la esquina que alberga el Museu d’Història de la Ciutat no estaba ahí originariamente, sino unas decenas de metros más abajo, por donde hoy discurre la Via Laietana. 

Algo parecido sintió la periodista mexicana Paty Godoy, que eligió la ciudad antigua cuando decidió recalar en Barcelona, cinco años atrás. Kika Serra y Paty Godoy coincidieron después en un master en Teoría y Práctica del Documental Creativo de la Universitat Autònoma de Barcelona y se lanzaron a recorrer ese barrio que tiene algo de artificioso. Una zona monumental que puede considerarse fruto de la imaginación del escritor Ramón Rucabado, que en 1911 propuso en un artículo en la revista Cataluña la creación de “un barrio gótico” que “sería como un estuche precioso que custodiaría las joyas riquísimas de Barcelona, la Catedral y el Palacio de los Reyes”.

Era la primera vez que alguien hablaba de un “barrio gótico” y la idea de Rucabado contó con el apoyo inmediato de entidades que creían en el potencial turístico de Barcelona, una ciudad que en aquel momento no contaba en el circuito de las grandes capitales europeas. Rucabado proponía que “todas las calles incluidas en el perímetro deberían ser devueltas, no al primitivo estado de la época histórica, en que se terminó la edificación de aquéllas, sino al estilo gótico catalán, intervenido por la mano experta y sabia de los mejores arquitectos modernos de Cataluña”.

Y así fue como el barrio ha llegado a nuestros días, con retoques y añadidos que aprovecharon elementos ornamentales y edificios enteros que habían sucumbido a la acción de la piqueta en la traumática apertura de la Via Laietana. Uno de los proyectos –que no llegó a ejecutarse- estaba firmado por el arquitecto modernista Joan Rubió i Bellver, autor de la Casa Golferichs. Rubió i Bellver tuvo muy claro desde el principio a qué se enfrentaba: “¡El Barrio Gótico no existe! El Barrio Gótico no es más que un noble deseo de que sea pero no está. El Barrio Gótico no se ha de respetar ni mucho ni poco, porque no existe”. El arquitecto indicaba que sólo parte de la Catedral, la Pía Almoina, el Tinell y Santa Àgueda podían considerarse góticos y que, en consecuencia, podían derribarse o transformarse el resto de edificaciones.

La sorpresa inicial de Paty Godoy y Kika Serra sobre el barrio gótico se ha convertido en el webdoc “Farselona”, que las lleva a reflexionar sobre “qué sociedad era esa que en pleno siglo XX decide regalarse un barrio gótico que en realidad nunca existió”. Narrado en primera persona, el webdoc cuenta con aportaciones de historiadores y expertos en turismo que ayudan a reconstruir cómo y por qué cobró forma el barrio gótico. Entre ellos, Agustín Cócola Gant, autor de una tesis doctoral sobre el tema que luego transformó en el libro “El Barrio Gótico de Barcelona. Planificación del pasado e imagen de marca”.

Nueve 'mentiras' góticas

1. Plaza Sant Felip Neri. En realidad era una plaza abierta, pero se añadieron la sede del gremio de Calderers, que viajó desde la calle Bòria, y la sede del gremio de Sabaters, que originariamente estuvo en la calle Corríbia, desaparecida por la apertura de la avenida de la Catedral, aunque antes de llegar aquí pasó por la plaza Lesseps.

2. Plaza del Rei

. Se añadió la Casa Padellàs (hoy sede del Museu d’Història de Barcelona), que estaba en la calle Mercaders. También se añadió una galería porticada en una fachada lateral. En el Palau Reial Major había una planta superior de construcción precaria que albergaba viviendas y que fue derribada. El remate de la fachada fue reconstruido. En la plaza había una fuente, que fue retirada.

3. Puente de la calle del Bisbe

. Une la Generalitat con la Casa dels Canonges. Construido en 1928. No responde a ningún estilo definido, aunque algunos lo definen como neogótico. Le Corbusier lanzó una crítica demoledora: “¿Cómo es posible que en mitad de vuestro admirable gótico haya podido surgir este puente florido, nuevo y podrido?”

4. Casa dels Canonges

. Aunque era gótica se adaptó a un modelo que se había establecido como “gótico catalán”. Las fachadas anterior y posterior fueron reconstruidas en piedra. En la parte que da al ábside de la Catedral se añadieron ventanas que respondían a diversos estilos del gótico y se remató la parte superior con una galería porticada.

5. Fachada de la Catedral

. Fue acabada en 1913, pagada por el industrial y banquero Manuel Girona, alcalde de la ciudad entre mayo de 1876 y marzo de 1877. El diseño responde a un gótico del norte de Europa, como la Catedral de Colonia, con las agujas más alargadas. Se dijo que seguía las pautas de un proyecto medieval que había aparecido en los archivos de Catedral. En la esquina de la calle dels Comptes se aprecia el encaje de las piedras viejas con las piedras nuevas. Algunos guías de turismo hacen parada en ese punto.

6. Museo Marés

. Fue reconstruido en su práctica totalidad a mediados de los años cuarenta, hasta el punto de que algunas partes son irreconocibles respecto al original. No existía la puerta monumental con frontispicio neoclásico. Correspondía a una casa del paseo de Colom y durante un tiempo estuvo en la plaza del Rei, junto a otros materiales y las excavaciones de la Barcelona romana. La escalera correspondía a una casa de la calle Templers. Las ventanas del siglo XVI del patio central fueron trasladadas a otras partes del edificio y en su lugar se colocaron reproducciones de ventanas medievales.

7. Palau Pignatelli. Las obras de restauración de la fachada acabaron en 1970. Es la sede del Reial Cercle Artístic de Barcelona. Responde al ideal de “Casa Catalana” propuesto por Josep Puig i Cadafalch a partir de presupuestos ideológicos nacionalistas. Incorpora portalón en arco de medio punto, ventanas historiadas en la parte noble y galería porticada. La actual estructura es fruto de la unión de dos palacetes.

8. Plaza Berenguer. Un edificio de viviendas que en los años cuarenta existía en la parte más próxima a la avenida de la Catedral fue sustituido en los sesenta por una recreación de inspiración gótica. En las fotos de los años cuarenta se observa a la izquierda la Casa Padellàs, que había sido trasladada recientemente a la plaza del Rei, y a la derecha el edificio de viviendas que años después fue substituido por otro de apariencia gótica.

9. Centre Excursionista de Catalunya. La fachada fue reconstruida a fondo. El balcón situado sobre la puerta fue sustituido por una reproducción de una ventana medieval.

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