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La justicia obliga al CIE de Barcelona a permitir el contacto físico entre internos y familiares

Manifestación por el cierre del CIE de la Zona Franca

Pau Rodríguez

Barcelona —

Contundente disposición de los jueces que controlan del Centro de Internamiento de Extranjeros de Barcelona, que instan a este centro de reclusión de inmigrantes a mejorar diversos aspectos que afectan a las condiciones de vida de los internos y que, tal como están ahora, atentan a la “dignidad humana”. Los magistrados ordenan al CIE ubicado en la Zona Franca de la capital catalana a que retire las mamparas que separan los internos de sus familiares durante las visitas -para permitir el contacto físico-, que amplíen los horarios de estas visitas, que permitan regular la temperatura de las duchas y que coloquen aseos en las celdas donde duermen los internos.

La decisión de los jueces viene a raíz de la denuncia por parte de la campaña Tanquem els CIE de que varios internos fueron agredidos por la policía entre el 31 de diciembre y el 1 de enero. En este sentido, el auto judicial constata que la versión recogida de las supuestas víctimas coincide -sin incurrir en contradicción- y emplaza a investigar más a fondo los hechos. Por ahora, apunta a lo que ya había denunciado Tanquem els CIE: que los incidentes se desencadenaron después de que un policía retirara de las duchas por la fuerza a varios internos que aún iban enjabonados.

En relación con estos disturbios, los jueces también recuerdan a la dirección del centro que tiene “la obligación” de remitirles los partes médicos de las lesiones de los internos- sean cuales sean sus causas. En este caso, aseguran haber descubierto, después de entrevistarse con médicos y enfermeras adscritos al CIE, que “no se han enviado la totalidad de los partes médicos”.

“Privarlos de un último contacto es poco humanitario”

Una de las partes más concluyentes del documento emitido por los magistrados -los juzgados número 1 y 17 de Barcelona- es la que tiene relación con las visitas de familiares. Actualmente, los internos están separados de los familiares por una mampara que impide el contacto físico. Pues bien, los jueces ordenan que se retire cualquier impedimento al contacto, y decretan que la vigilancia visual por parte de la policía es una medida de control suficiente en las entrevistas.

“Las mamparas y rejas limitan gravemente el derecho a la intimidad, a la dignidad personal y a recibir un trato humanitario y no degradant , sobre todo cuando se trata de personas privadas de libertad no por haber cometido un delito, sino para ser expulsadas de España”, considera la justicia, que añade que “privar a los internos de un último contacto físico, aunque sea una caricia o un abrazo de sus familiares y amigos, es poco humanitario y absolutamente evitable por parte del Estado”.

También en relación a las visitas, y atendiendo a las quejas de los internos y los activistas contra estos centros, los magistrados disponen que se amplíe el horario de entrevistas para familiares también a la tarde, entre 17 y 19 h -hasta ahora era sólo por la mañana, entre las 11 y las 12.30 h-. Esto vulneraba un auto anterior. Y para las visitas con entidades humanitarias, se prohíbe al director del CIE que las limite “arbitrariamente”.

Mejores condiciones en las duchas y las celdas

En la línea de una demanda de mejoras en las condiciones de internamiento de los extranjeros recluidos en el CIE, la disposición de los magistrados obliga también al centro a establecer, por un lado, un sistema de calentamiento del agua de las duchas que permita regular su temperatura, y por otro lado, incorporar en las celdas un váter. En este último caso, la falta de aseos constituye un atentado a la “dignidad humana”, según los jueces, porque te hace depender de una tercera persona para satisfacer una necesidad corporal que suele ser urgente.

La exigencia de cambios en favor de una estancia más soportable para los internos, según los magistrados, es obligada para conseguir una mayor estabilidad. En un centro donde los internos “viven una situación dramática, peor que en las cárceles”, “se han de solucionar los aspectos de la vida diaria que puedan causar conflictos entre los internos y las fuerzas del orden”, sentencian.

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