Navidad, pobreza al límite
En una acción simultánea en numerosas ciudades de España, parados y activistas encerraron este miércoles en recintos religiosos para reivindicar una “Navidad contra el hambre”. En Barcelona, este encierro se hizo en la iglesia del Pi. Los asistentes exhibieron carteles con los que reclamaban dignidad, techo, trabajo y pan.
Esta Navidad ha llegado con las cifras de pobreza al límite. Los diferentes informes que se han ido publicando durante los últimos meses ofrecen un panorama desolador. Por el contrario, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, afirmó que estos serán las últimas Navidades de la crisis.
Consultadas diferentes entidades sociales, la impresión generalizada es que la situación difícilmente puede empeorar, pero hay poca convicción de que se produzcan mejoras sustanciales en la situación de pobreza actual. Sí se detecta, en algunos casos, una cierta estabilización del problema. Es decir, que no ha empeorado pero que tampoco ha mejorado.
El Banco de Alimentos ayuda al mismo número de personas que el año pasado: Unos 152.000 en Barcelona y unos 250.000 en el conjunto de Cataluña. “Hablar de mejora sería precipitarse pero, como mínimo, la cantidad de beneficiarios ya no sube”, explica Sabine Hindersin, de esta entidad, que recuerda que años atrás este número se disparó espectacularmente.
Por el contrario, Jaume Clupés, presidente de la Federación de Entidades de Atención y Educación a la Infancia y la Adolescencia (FEDAIA), no ve que la recuperación de la economía llegue a la ciudadanía. “Notamos el incremento de necesidades, la precariedad, la sensación de que no avanzamos”, dice. El último informe de Caritas que detecta un incremento de la pobreza, sobre todo la infantil, es bastante elocuente para él. Muchas entidades que forman parte de la FEDAIA se encuentran, según Clupés, en “situación de resistencia” y no ven ninguna hoja de ruta que invite a confiar en un futuro más tranquilo.
En el informe de Caritas al que se refiere el presidente de FEDAIA se concluye que la pobreza se agrava en Cataluña y que cada vez son más y con más carencias las personas que buscan ayuda para cubrir sus necesidades básicas. En este año, Caritas Barcelona ha atendido a 174.000 personas, un 5% más que el año pasado. Para esta entidad, la pobreza se ha hecho más “extensa, intensa y profunda, y ya no es sólo estructural sino que está llegando a la clase media”.
Vecinos derrotados
La secretaria general de Caritas - Terrassa, Pilar Tatjé, cree que no se ha tocado fondo aún: “Es posible que según la valoración económica de los expertos, y desde un punto sólo económico, sí que se haya tocado fondo, pero la situación de las familias que nosotros estamos atendiendo no ha tocado fondo. Cada vez se empobrecen más ”. Tatjé detecta que estas familias agotan todas las prestaciones y sólo les quedan las ayudas asistenciales: “Se está agotando la ayuda familiar. Esta red que tanto ha ayudado, también se está agotando. Las posibilidades de estas familias para encontrar un trabajo son cada vez menores. Las políticas sociales y de bienestar social están debilitadas y reciben menos recursos de la administración. Esto significa menos recursos para las familias más empobrecidas”. Además, constata que la diferencia entre las personas y familias empobrecidas en relación con las personas y familias con posibilidades es cada vez mayor. “Hay una ruptura importante entre los que no pueden y los que sí pueden, y cada vez hay más distancia entre unos y otros”, concluye.
Este distanciamiento creciente entre clases y grupos sociales lo ha puesto de manifiesto el Ayuntamiento de Barcelona con un estudio dado a conocer esta semana. Según este estudio, los barceloneses de clase baja han crecido del 21,7% al 41,8% desde que comenzó la crisis mientras que los de clase media han bajado del 58% al 44% y los de clase alta, del 20 % al 14%. En cambio, los de clase “muy alta” han crecido de un 7,5% a un 10,7%. La renta familiar disponible entre 2007 y 2013 cayó de los 19.900 euros a los 18.800 euros y no ha remontado. Las diferencias se manifiestan en datos como el que señala que una familia de Les Corts obtiene 2,44 veces la renta media de la ciudad mientras que en Nou Barris se tiene que contentar con el 0,38%.
Nou Barris es, junto con el Raval, la zona donde el Observatorio DESC, Entrepueblos y Educación para la Acción Crítica han hecho un informe sobre el derecho a la alimentación. Seis de los diez barrios más pobres de Barcelona están en este distrito. No es extraño que una de las personas consultadas en este estudio, Amparo Iturriaga, de la asociación de vecinos de Roquetes, hable de sus vecinos y diga que “hemos encontrado mucha gente hecha polvo, no sólo por no poder comer sino porque estaban derrotados”.
Uno de cada tres niños, en riesgo de pobreza
La pobreza energética, la que impide calentar los hogares a la temperatura adecuada en los días de invierno, junto con la inseguridad en disponer de una vivienda digna, son las razones de la iniciativa legislativa popular (ILP) de medidas urgentes para hacer frente a la emergencia habitacional y la pobreza energética que comenzó la recogida de firmas hace una semana. Conseguir las 50.000 firmas necesarias para que el Parlamento debata esta iniciativa no debe ser muy complicado ya que se calcula que unas 320.000 familias (un 13% de los catalanes) padecen esta pobreza energética.
La Alianza contra la Pobreza Energética, que junto con la PAH y el Observatorio DESC impulsa esta ILP, lamenta que el Gobierno catalán aprobara, el año pasado, un decreto que suspendía los cortes de suministro durante el invierno pero que no anulaba los recibos correspondientes, con lo cual se endeudaba más a las familias. Para agravar la situación, el Gobierno español ha impugnado este decreto ante el Tribunal Constitucional por considerar que invade sus competencias y su aplicación ha quedado en suspenso.
El Observatorio DESC y la Plataforma de Afectados por la Hipoteca están preparando un informe sobre el impacto de la crisis hipotecaria en el derecho a la salud y en los derechos de los niños. Las conclusiones de este informe, realizado en base a entrevistas con 1.200 personas que han contactado con la PAH, se harán públicas en febrero, pero ya se ha avanzado que más de la mitad de los cortes de agua y electricidad han afectado familias con menores a su cargo. El 37% de los hombres y el 50% de las mujeres encuestados declaran tener mala salud, problema que afecta a un 16% de los niños y a un 13% de las niñas. La incertidumbre por si podrán seguir viviendo en el mismo piso provoca tensiones graves en estas familias. Un 80% de los encuestados padece mala salud mental. El futuro no se presenta nada halagüeño. A pesar de la lucha de la PAH y las entidades que la apoyan, en Cataluña continúan produciéndose un promedio de 43 desahucios diarios.
La FEDAIA considera que la pobreza infantil no es producto de la crisis ya que nuestro país invierte muy poco en infancia. Mientras la media europea se dedica un 2'2% del presupuesto global a infancia y familia, en Cataluña este porcentaje se reduce al 0,9% y en España, al 1,4%. La crisis, sin embargo, ha empeorado la realidad, como se ha notado, por ejemplo, en el aumento de las becas de comedor reclamadas por las familias a las diferentes administraciones. El Consorcio de Educación de Barcelona ha pagado este curso la mitad del comedor a 15.203 niños y el cien por cien a otros 4.008.
Tener trabajo, por otra parte, hace tiempo que ha dejado de ser garantía de no caer en la pobreza. Lo explica el profesor de Sociología de la Universidad Pompeu Fabra Albert Sales, autor del libro “El delito de ser pobre”: “La creación de empleo no repercutirá (al menos de momento) en las capas de población más afectadas por la pobreza, reforzando la separación entre los empleables y los que quedan excluidos sistemáticamente del mercado laboral”. Para Sales, la crisis ha servido para precarizar aún más el mercado laboral y ha reducido las transferencias públicas que beneficiaban a las personas más afectadas por la pobreza.
Así las cosas, las personas que trabajan en las asociaciones que luchan contra la pobreza tienen que esforzarse para mantener el optimismo y la confianza en un futuro cercano mejor.
Estas son, pues, unas Navidades donde algunas cifras macroeconómicas han mejorado pero que cientos de miles de catalanes vivirán con la angustia de saber que la pobreza les afecta o amenaza. Cambiar una situación en la que uno de cada tres niños vive en riesgo de pobreza no será fácil ni inmediato.