El Observatorio DESC, un referente para el nuevo gobierno de Barcelona
El Observatorio DESC (de Derechos Económicos, Sociales y Culturales) siempre ha apostado por trabajar en segunda fila y dejar el protagonismo a los movimientos sociales con los que colabora, pero en las últimas semanas se ha visto propulsado a la primera línea mediática por razones evidentes: una de sus trabajadoras es ahora la alcaldesa de Barcelona. Ada Colau entró en 2007 en el equipo del Observatorio DESC para trabajar cuestiones relacionadas con la vivienda, que ha sido uno de los principales ejes de trabajo de la organización.
Y Colau no es la única. La concejala Gala Pin también trabajó en DESC en cuestiones de vivienda y comunicación, y los tenientes de alcalde Gerardo Pisarello y Jaume Asens no han tenido una relación laboral pero sí han sido miembros de la junta directiva. Así no sorprende que la organización sea un referente del nuevo gobierno, que contará también con otras personas del DESC en su equipo. La que hasta ahora ha sido su directora, Vanesa Valiño, será asesora del consistorio en materia de vivienda y Águeda Bañón, que trabajaba en el observatorio en cuestiones de comunicación y después en la candidatura de Barcelona en Comú, será responsable de comunicación del Ayuntamiento.
“Es normal que una organización que defiende un cambio político no tenga como referente ESADE o IESE como otros sino una organización de derechos humanos”, asegura Valiño. La oposición, sin embargo, no lo ve igual. El concejal de CiU Jordi Martí ha criticado “la incorporación a la nómina municipal de familiares y compañeros de trabajo”. Hace referencia a Valiño, que es pareja de Pisarello, pero tanto el teniente de alcalde como la alcaldesa han remarcado que la contrata el concejal de Urbanismo por su valía profesional, demostrada al frente del DESC.
Irene Escorihuela, quien sustituye desde esta semana a Valiño al frente del DESC, defiende el apartidismo del observatorio, y apunta que por eso mismo Colau, Pisarello, Asens o Pin abandonaron el observatorio antes de la campaña electoral. “Ni el mejor gobierno del mundo se debe sustraer de la crítica”, añade Valiño, que insiste en que este debe ser el papel del observatorio.
En esta línea, la junta del DESC ha optado por poner al frente a alguien como Escorihuela, que no tiene ninguna relación con Barcelona en Comú. De hecho, es militante de la CUP en el barrio de Sants, un partido que ha apostado por hacer oposición desde la izquierda al gobierno de Colau. La nueva directora es jurista y politóloga, especializada en derechos humanos y con experiencia en el ámbito de la cooperación en América Latina. Entró en el DESC a través de un programa de prácticas y la junta ha considerado valioso su trabajo desde entonces como para nombrarla directora. Se trata de un cambio que Valiño, directora durante los últimos 8 años, apunta que también es generacional.
Derechos humanos con un enfoque local
El DESC nació en 1998, impulsado por diversas organizaciones del ámbito de la cooperación internacional bajo la presidencia de Tono Albareda. Se trataba de una organización de segundo nivel, formada por otras entidades, que “quería replantear el modelo de cooperación, que era un modelo muy asistencialista, y darle un enfoque más centrado en los derechos”, explica Valiño. “Yo entré a formar parte del observatorio en 2000 y a partir del trabajo que se hacía en América Latina vimos que muchas cosas que se hacían allí también tenía sentido hacerlas aquí”, apunta.
Valiño asegura que un punto clave fue la actuación del DESC hace más de una década ante la amenaza de desalojo policial de la ocupación de los cuarteles de Sant Andreu por parte de migrantes. “Se nos pregunta si el observatorio puede interceder y presenta una queja ante las Naciones Unidas, que era algo que no se acostumbraba a hacer, y tiene un gran impacto”, recuerda. Este es un punto de partida para un giro que acaba centrando más la tarea del observatorio en hacer cooperación en el territorio.
“Era en cierta medida poco responsable ir a criticar lo que pasaba en Bolivia o Guatemala y mantenerse sordo ante tu situación más cercana en Barcelona, y esto se evidenció con las dificultades para acceder a la vivienda”, asegura Valiño. Este es uno de los ejes principales de trabajo del DESC y, de hecho, uno de las actividades encaminadas a poner en marcha la PAH, un debate sobre el problema de las hipotecas en octubre de 2006, fue convocado por V de Vivienda con el apoyo del Observatorio DESC.
Relación con la PAH
Actualmente el DESC tiene siete trabajadores, tres de los cuales están dedicados íntegramente a apoyar la PAH de Barcelona, entre ellos sus portavoces Carlos Macías y Susana Ordóñez. Xavier Trias reivindicó varias veces en campaña el convenio que tiene el Ayuntamiento de Barcelona con la PAH. Se trata de un acuerdo a tres bandas con la PAH de Barcelona y el Observatorio DESC. “La PAH es un movimiento social y no quiere recibir subvenciones ni gestionar recursos públicos, así que el DESC gestiona estos recursos para responder a las demandas de la PAH”, explica Valiño.
La relación entre la PAH y el DESC tampoco está vinculada a los recursos que pueda aportar el ayuntamiento, sino que viene de mucho antes, “es una función que el Observatorio ha venido haciendo siempre”, añade la hasta ahora directora. “Llega un momento en que la PAH crece más incluso de lo que podían esperar sus impulsores, y la primera demanda que hace la PAH de Barcelona es de un local, y esta es la primera aportación del DESC”, explica Valiño. La entidad declaraba en un comunicado hace pocos meses que “la promoción de los derechos humanos por parte de las administraciones públicas a través del apoyo a iniciativas impulsadas desde la sociedad civil es sinónimo de salud democrática”. Valiño apunta que el presupuesto del DESC, como el de la mayoría de ONGs, proviene principalmente de fondos públicos.
Más allá del derecho a la vivienda
La directora saliente y la directora entrante del DESC recuerdan, sin embargo, que el trabajo del observatorio no se limita sólo al derecho a la vivienda. “Trabajamos la vivienda en un sentido amplio, que no sólo es tener un techo, sino que incluye la cuestión de la pobreza energética, por ejemplo”, explica Irene Escorihuela, y añade que están trabajando el derecho a la alimentación con el Alianza por la Soberanía Alimentaria y abren una línea sobre el derecho al trabajo, “porque al final todos los derechos básicos están relacionados”.
Otra línea de trabajo es la del litigio estratégico. “La mayoría de cosas que hacemos aquí las aprendemos de América Latina, porque allí ya han sufrido hace tiempo todo lo que estamos sufriendo nosotros, y cuando identificas una situación de violación de derechos flagrante, en que hay una movilización social detrás, puedes usar herramientas jurídicas”, apunta Vanesa Valiño. En esta línea han dado apoyo jurídico a la PAH en muchos procesos de denuncia ante organismos internacionales, o se han personado como acusación popular en el Caso Bárcenas. Ahora, explica Escorihuela, se están poniendo a trabajar con los casos de las muertes de migrantes en Ceuta y Melilla. “Si hay movilización social, el observatorio sale adelante”, concluye Valiño.