La pobreza extrema se dispara en Catalunya
“En Cataluña hay cada vez más personas en situación de pobreza extrema. La población catalana que vive con ingresos inferiores al 40% de la renta media no ha parado de aumentar desde los inicios de la crisis, hasta alcanzar el 11,7% en el año 2014. Asimismo, vemos como en un año se ha duplicado el porcentaje de familias que padecen carencias materiales graves: 16,8% de la población en 2014 frente al 7,8% en 2013”. Así de claro y contundente empieza el sexto informe INSOCAT para la mejora de la acción social realizado por ECAS-Entidades Catalanas de Acción Social, titulado “Polarización social. Pobreza más severa”.
Las cifras y reflexiones incluidas en este informe circulan en sentido contrario a las afirmaciones de los políticos y economistas que presentan una sociedad que progresa, donde mejoran los índices de crecimiento económico y disminuye el paro. Teresa Crespo, presidenta de ECAS, asegura que “la gente no tiene esa sensación de mejora. Al revés, el paro prácticamente no baja, las personas en paro han ido dejando de recibir prestaciones y cada vez la pobreza es más extensa, larga y profunda. Los ricos son más ricos, los pobres son más pobres y la sociedad en su conjunto es más pobre”.
En la presentación del informe también ha participado Mercè Darnell, adjunta del área de acción social de Cáritas Diocesana de Barcelona, Roger Fe, educador social del Centro de Acogida Assis y Karmele Equiza, coordinadora del centro Casc Antic de la Fundación Assis. Todos han coincidido en que hay que ir más allá de cambios cosméticos o de las acciones caritativas si se quiere combatir este empobrecimiento social. Mercè Darnell ha pedido un cambio de conciencias: “La gente tiene derecho a vivir con dignidad aunque no trabaje ocho horas al día y tenga un buen sueldo”. Y ha añadido que “en la base de la violencia social y los extremismos, incluido el islámico, está la pobreza y la desigualdad”.
El informe destaca que tener trabajo ha dejado de ser sinónimo de vivir con dignidad. En el tercer trimestre de 2015, el 40% de los jóvenes menores de 25 años está en paro, tasa que duplica la europea, y, además, los jóvenes son los que tienen más trabajos temporales y precarios. Ser mileurista ha pasado de ser una maldición a ser un milagro. “Tenemos un mercado laboral precarizado, con situaciones de contratos laborales por meses, días y, incluso, horas. Un 20,5% de los trabajadores en Cataluña tenían un contrato temporal este tercer trimestre. La tasa de temporalidad de los jóvenes de entre 16 y 24 años es del 66,7%, tres veces más que la media de la población española y más de veinte puntos superior a las de los jóvenes europeos ”, se lee en el INSOCAT.
Los jóvenes y los adultos de más de cincuenta años son los más perjudicados de una crisis –junto a las mujeres y las personas de origen extranjero- mientras que los pensionistas sirven de apoyo familiar, ya que sus prestaciones se han mantenido estables mientras bajaban los salarios y las prestaciones. El bajo nivel económico de las prestaciones hace que estén por debajo del umbral de la pobreza, lo que hace, según Roger Fe, que estampemos en el frente de muchas personas una marca, un estigma: “¡Tú eres pobre!”. Karmele Equiza destaca que eso hace caer la autoestima de las personas y afecta especialmente a los niños que viven en domicilios donde no entra ningún ingreso o todos sus miembros están en paro. Un 11,9% de la población catalana de 0 a 17 años vive en hogares donde nadie trabaja. Este porcentaje es superior en siete puntos al que existía en 2008, al inicio de la crisis.
Ante esta realidad angustiosa, los representantes de las diferentes entidades que han presentado el informe reclaman que se ataque sus causas de raíz. La simplificación y compactación de prestaciones es una de las propuestas que plantean. “El ciudadano no tiene que ir mendigando de ventanilla en ventanilla”, ha reclamado Teresa Crespo. La Renta Garantizada de Ciudadanía, que se quedó a medio tramitar en el Parlamento de Cataluña en el mandato anterior, es una herramienta básica en este combate: “Podría permitir asegurar a todos los ciudadanos los ingresos mínimos para una vida digna y facilitaría la unificación de las diversas ayudas actuales en una única prestación, favoreciendo así una mayor racionalización en la gestión del sistema ”. Si no se hace caso de sus propuestas, la Cataluña presente y futura continuará viendo como muchos de sus ciudadanos son desahuciados porque no pueden pagar el alquiler de su piso, no pueden encender la calefacción si hace frío, envían a sus hijos a llenar garrafas de agua a la fuente más cercana porque les han cortado el suministro o se alimentan gracias a las becas comedor o la caridad de parroquias, bancos de alimentos y grandes colectas como las que se organizan estos días.