ERC y Ciutadans no cierran la puerta al gobierno alternativo a Colau propuesto por CiU
La propuesta de CiU de echar a Ada Colau de la alcaldía, con un gobierno alternativo para la ciudad, no ha tardado en remover el panorama político de Barcelona este viernes. Esquerra ha sido la primera en mostrar simpatías por el plan de Convergència, un gesto al que no ha tardado en sumarse Ciutadans, aunque los naranjas lo han hecho de forma más matizada.
La portavoz de la formación naranja, Carina Mejías, ha destacado que “de momento” no pondrían sus votos a disposición de una coalición liderada por CiU, pese a que se sentarán a negociar con los convergentes. Mejías ha explicado que su grupo pretende que la posible construcción de un gobierno que lleve a Colau a la oposición sea “por consenso”. Fuentes de Ciutadans han destacado a este diario que en ningún caso darán apoyo “a un candidato alternativo a Colau de un partido de los que quieren romper España”, en referencia a CiU y a ERC. La formación sí se abre a buscar un candidato alternativo “de consenso”.
Por su parte, Alfred Bosch, líder de ERC en el Ayuntamiento de Barcelona, ha asegurado que “sin dejar de lado sus convicciones” los republicanos estarían “dispuestos a hablar con todo el que quiera un gobierno de cambio real en Barcelona”.
ERC, hasta ahora socio de Colau en el pleno en la mayoría de votaciones, ha venido mostrando sus diferencias con el actual gobierno desde su pacto con el PSC. De hecho, este mismo jueves, el 'no' rotundo de ERC a las ordenanzas fiscales para el 2017 obligó al consistorio a retirar su propuesta fiscal y a prorrogar las del último año.
Acuerdos con socios antagónicos
El plan de Convergència debe pasar por un amplio consenso en el pleno. Tan amplio que su cálculo se antoja endemoniado: para tirar adelante una propuesta alternativa de gobierno deberán pactar con formaciones antagónicas a su discurso.
Con diez regidores, CiU necesitaría, como mínimo, el apoyo de ERC (5 regidores), Ciutadans (5) y PP (3) o la CUP (3). Si Ciutadans se apease de la operación para derrocar a Colau todavía cabría una última posibilidad: un giro de 180º del PSC, que debería abandonar el gobierno dejando tirados a sus actuales socios, BComú.
La cuestión nacional se antoja clave para iniciar cualquier diálogo: CiU podría tantear a ERC y la CUP, dos partidos con los que ya ha pactado antes en clave nacional en el Parlament, aunque la distancia para alcanzar los tres regidores más que les faltarían a los convergentes parece improbable que pueda salir de las filas de Ciutadans o del PP.