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Colau presenta el pacto con el PSC ante sus bases: Collboni tendrá Cultura y Promoción Económica

Colau saluda a representantes de la PAH mientras Collboni espera

Arturo Puente

La entrada del PSC al Gobierno de Barcelona se da ya por hecha, a falta de que los afiliados de Barcelona en Comú la refrenden mediante consulta. La formación de Colau ha presentado este miércoles ante su militancia el preacuerdo alcanzado con los socialistas, que comporta que el líder del PSC, Jaume Collboni, acceda a la segunda tinencia de alcaldía, convirtiéndose en la tercera figura del equipo de Colau. Además, los socialistas se hacen con la importante cartera de Promoción Económica y la de los mercados, además de con la de Cultura y tres distritos.

Para que todo esto ocurra, las bases de Barcelona en Comú deberán primero validar el acuerdo mediante una votación on line a la que la formación se comprometió en campaña y que se celebrará, previsiblemente, la próxima semana. También los afiliados socialistas deberán aprobar el pacto, tal como han recordado desde el PSC en los últimos días. Antes de eso, Colau y Collboni presentarán el acuerdo el viernes en rueda de prensa y se lanzarán a convencer a sus respectivas bases de la necesidad de una entente municipal, que levanta especiales recelos en algunos sectores de En Comú.

Este miércoles Colau ha defendido ante los suyos el pacto con Collboni, quien está imputado por tráfico de influencias en el caso Mercurio. La entrada de los socialistas contribuiría a dar algo más de estabilidad a un ejecutivo que ha tenido serias dificultades para sacar adelante su acción de gobierno en el pleno, como se pudo comprobar en la larga negociación a cuatro bandas de la modificación presupuestaria para 2016. Sin embargo, los cuatro concejales socialista que se sumarían a los 11 de Bcomú continúan sin tener la mayoría en el pleno, para la que necesitan, al menos, a ERC y la abstención de la CUP.

Los republicanos han lanzado en las últimas semanas varias propuestas para entrar en el gobierno, primero con la CUP y, ante la negativa de estos, en solitario. Pero ninguna de las propuestas de Alfred Bosch ha acabado de cuajar, ya que el requisito inamovible era no participar en un gobierno en el que estuviera el PSC. Durante todo el proceso de negociación, que ha durado más de tres meses, los socialistas se han abstenido de posicionarse sobre la entrada de ERC, y se han propuesto como objetivo principal la suya propia.

Por parte de Barcelona en Comú la aspiración casi desde el inicio del mandato ha sido introducir tanto a socialistas como a republicanos, lo que hubiera reeditado el pacto clásico de las izquierdas en el consistorio barcelonés. Ada Colau ha llamado reiteradamente a Alfred Bosch a sumarse al pacto, la última vez este miércoles en una carta abierta publicada por el diario Ara, en la que le recuerda que “las cuatro fuerzas de izquierda forman una clara mayoría”. Bosch ha respondido horas más tarde, asegurando que él considera que es mejor “un acuerdo con las fuerzas transformadoras de la ciudad” que no incluiría a un PSC “que ha gobernado 32 años”.

La llegada de Collboni al equipo municipal obligará a la alcaldesa a reorganizar el organigrama diseñado hace un año, que ya contenía un equilibrio de pesos entre las fuerzas que formaron la candidatura de Barcelona en Comú, ICV, Podemos y En Comú, principalmente. Ahora la tercera tenienta de alcaldía, la ecosocialista Laia Ortiz, se desplazará una tinencia hacia abajo y perdería el distrito de Sant Andreu, que pasaría a los socialistas junto a Eixample y Sarrià-Sant Gervasi. Mientras, Gerardo Pisarello se mantendrá como fuerte número dos de la alcaldesa, pero perderá una parte de su área económica que iría a Promoción Económica. Los socialistas asumirían además una regidoría en la que quedaría el control de Mercabarna, Cultura y posiblemente Deportes.

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