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Los once expulsados del vuelo Barcelona–Dakar denuncian que se les prohibió viajar “de forma arbitraria”

Los pasajeros expulsados del vuelo Barcelona-Dakar

Blanca Blay / Oriol Solé Altimira

“Quienes miramos los ojos de ese chico vimos claramente que lo que estaba pasando era inhumano”. Así se ha expresado este lunes Mikel Basarte, uno de los once pasajeros expulsados el pasado sábado del vuelo Barcelona-Dakar en el que viajaba un ciudadano senegalés que fue expulsado de España después de la protesta de algunos pasajeros del vuelo.

Los once pasajeros, que fueron identificados por la Guardia Civil y se quedaron en tierra cuando el vuelo despegó finalmente horas más tarde, han asegurado que su expulsión del aparato y la posterior denegación de viajar fue “totalmente arbitraria” y pedido explicaciones a Vueling, la compañía operadora del vuelo.

Consultada por este diario, una portavoz de la compañía ha explicado que los once pasajeros no pudieron coger el vuelo que salió horas después de la protesta porque estaban retenidos por la Guardia Civil. Asimismo, ha recordado que los pasajeros pueden poner una reclamación a la compañía si así lo consideran oportuno y que pueden comprar otro billete para el siguiente vuelo Barcelona–Dakar de este sábado.

Desde Vueling han remarcado que los once pasajeros no están vetados ni en ninguna lista negra, y han añadido que, a día de hoy, la compañía no se plantea acciones legales contra ellos.

Por su lado, Basarte ha asegurado que hubo personas que no dijeron nada que se quedaron sin coger el vuelo y otras en contra de la deportación que sí pudieron viajar. Según su testimonio, decenas de pasajeros del avión se levantaron de sus asientos tras escuchar gritos provenientes de la parte trasera del avión. “No quiero volver, je suis malade”, gritaba el ciudadano senegalés que se encontraba en la última fila, maniatado y acompañado de dos hombres, han relatado los pasajeros expulsados.

Cerca de la última fila se encontraba otra de las pasajeras identificadas por la policía. Núria Costa ha recordado “la expresión de sufrimiento” del hombre que gritaba. “Sentimos esa vulnerabilidad, nos emocionamos”, ha dicho. “Ante los gritos de una persona maniatada, una persona con un mínimo de humanidad se levanta y pide saber qué pasa. Nosotras somos once de ellas”, ha añadido Basarte.

Ofrecimiento de mediación

Los pasajeros afirman que no han recibido ningún tipo de notificación de la compañía. “De momento se están estudiando vías legales y se está mirando cómo proceder contra Vueling. Hasta ahora ningún responsable de la empresa se ha puesto en contacto con estas personas”, ha dicho el abogado Andrés García Berrio, que está asesorando el grupo de pasajeros expulsados. 

“Pedimos que no se incoe ningún tipo de procedimiento administrativo ni penal contra estos once pasajeros. Queremos explicaciones”, ha asegurado contundente García Berrio, que se ha ofrecido como mediador entre el grupo y la compañía. Según ha explicado, de enfrentarse a algún tipo de procedimiento administrativo, los pasajeros podrían enfrentarse a multas de entre 45.000 y 90.000 euros.

También ha denunciado la “absoluta falta de información del trato de la compañía hacia ellos” y ha afirmado que sólo se trata “de un grupo de gente que pidió explicaciones” ante la situación de la persona que terminó siendo deportada. El abogado, cara conocida de la campaña a favor del cierre de los CIE, ha recordado que las normas de la policía para proceder a deportaciones “permiten sedaciones o deportaciones en situaciones que claramente vulneran los derechos humanos”.

Además, ha avisado de un vuelo “de deportaciones masivas” desde Barcelona a Guinea Conakry previsto para el próximo 24 de julio. Según él, está previsto que viajen en el vuelo internos del CIE que iniciaron una huelga de hambre hace una semana.

Los pasajeros reunidos ante la prensa este lunes pretendían volar hacia Dakar (Senegal) el pasado fin de semana en un vuelo de la compañía Vueling que salía a primera hora de la tarde. Sin embargo, fueron expulsados e identificados por la Guardia Civil. Ocurrió después que un grupo se levantara de sus asientos en protesta por la expulsión de un ciudadano senegalés que estaba en el aparato y que, según los testigos, gritaba visiblemente afectado pidiendo no ser deportado.

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