Los músicos toman conciencia de clase en la puerta del Primavera Sound
Mucho se habla de las desorbitantes cifras que mueve el Primavera Sound: 90 millones de euros de impacto en la ciudad, más de 180.000 asistentes en tres días, y casi 300 actuaciones. De éstas, un tanto por ciento significativo no superará los 800€ de caché a repartir entre la banda, denuncia la Unión Estatal de Músicos, Intérpretes y Compositoras, y los músicos deberán de ser los que se den de alta en la Seguridad Social. Esta es precisamente una de las principales quejas del sector: ¿Por qué las promotoras, salas, festivales y administración no contratan a los músicos? Estas y muchas otras preguntas serán formuladas en la primera asamblea abierta de creadores, compositores e interpretes, de este sábado en la puerta del Primavera Sound, (Plaça Ernest Lluch i Martí) y que pretende ser el embrión de un sindicato transversal de músicos.
“Este primer encuentro quiere reunir a todos los profesionales del sector musical del Estado afectados por la precariedad, la falta de información y de medios para defenderse. Nuestros objetivos no son administrativos, son políticos”, dicta el manifiesto de los convocantes en un evento de Facebook con 500 interesados.
Dicha asamblea nace de diferentes debates generados en redes sociales en los últimos meses: el litigio entre el músico asturiano Pablo Und Destruktion, La Sexta y la Sociedad General de Autores, las preguntas del periodista musical Nando Cruz sobre el porqué de la inexistencia de un sindicato de la música, además de los debates entre particulares del sector. Músicos de todo el territorio, des de Seward, pasando por Ainara Legardon o Enric Montefusco, hasta Nacho Vegas han decidido dar un paso adelante y unirse: “Por cada uno de los músicos que gozamos de cierta visibilidad y proyección pública que nos permite vivir de nuestra música, hay miles que viven sumidos en el precariado”, ha destacado, precisamente, Nacho Vegas en sus redes sociales.
Seward también se han expresado en el mismo tono, destacando su malestar y convocando a todos los agentes —sumando a asociaciones y sindicatos que ya operen en el sector musical— para unirse y crear un sindicato transversal, que no distinga por género musical ni formato. “Un sindicato realmente horizontal”, dice uno de los convocantes de la asamblea y músico de Seward, Adriano Galante. Colectivos como la Coordinadora per l'Escena Musical Valenciana ya han mostrado su apoyo a la iniciativa.
“En todos los sectores culturales se vive un nivel preocupante de precariedad, pero en la música es más acusado. Vivimos en una situación constante de ilegalidad: cobrar en negro, no contratar... Son prácticas habituales a las que no hemos encontrado respuesta”, comenta Adriano Galante, que destaca que el sector ha tendido históricamente a acusar su “incapacidad” de organizarse.
Los objetivos del sindicato
El sindicato se fija objetivos a corto, medio y largo plazo, entre los que destacan la “denuncia desde el minuto uno” a las prácticas de promotores, públicos y privados, que “obligan a las y los trabajadores del sector a tener que pagar a lo que ya son monopolios para que sean éstos quienes gestionen las altas y bajas de la Seguridad Social”.“Si te pagan 400€ para cinco personas y debes encima darte de alta de la Seguridad Social, es imposible ser profesional”, se queja Adriano Galante.
Por otro lado, y como punto más ambicioso, se pretende generar un Convenio y Estatuto del Artista, a imagen del II Convenio colectivo de la industria de producción audiovisual. “Se trata de cambiar las leyes, redactar un convenio del trabajador y llevarlo al Congreso: la música no se considera un trabajo y cada vez que tenemos que hacer factura o darnos de alta tenemos más problemas que los autónomos”, ríe Galano.
En la música conviven asociaciones específicas, como el caso de la Associació de Músics de Jazz i Música Moderna de Catalunya, o uniones de trabajadores que cuelgan de sindicatos convencionales, como la recién creada Coordinadora Obrera Musical, de la Coordinadora Obrera Sindical (COS). La Unión Estatal de Músicos, Intérpretes y Compositoras pretende englobarlas a todas ellas para ganar en fuerza respecto al resto de actores del sector musical. No se trata de la primera experiencia que pretende aglutinar a los músicos, en Catalunya durante la transición se formó el Sindicat de Músics de Catalunya.
“De hecho, hay experiencias parciales y locales. Muchas. Pero la apuesta es que el sindicato sea para músicos de todo tipo: los que ya están sindicados, los que están mejor posicionados (como los de las orquestas, que tienen convenios específicos) pero también los que no”, destaca el experto en propiedad intelectual y derechos de autor, David García Aristegui, responsable de obras como ¿Por qué Marx no habló de copyright? o el Monográfico sobre la historia del sindicalismo en el trabajo cultural (1899-2015) y que también se ha sumado a la iniciativa des del principio.
El músico y el ego
“No hay dobles o triples sentidos en convocar ante el Primavera Sound. No buscamos enemigos. Convocamos allí porque, entre otras cosas, esperamos que en el Primavera Pro y Sonar +D se deje de hablar de músicos emprendedores... Nosotros creemos que los músicos son trabajadores y tienen que pelear por sus derechos”, destaca Adriano Galante.
Galante achaca, como uno de los factores para la poca organización de los músicos, el exceso de individualismo en la profesión. “La conciencia de clase en el músico no existe, todos los ven desde perspectiva individualista. A cualquier músico le cuesta reconocer que cobra menos que un camarero, y todos tenemos derecho a unos mínimos”, matiza el de Seward.
“La gente sobrevive como puede y cuesta denunciar casos de abusos. Si le pides a un músico de 50 años con familia que denuncie, tendrá miedo de perder su curro... Además, siempre habrá chavales de 20 años que se acerquen a un festival porqué les encanta tocar. Pero, si se rompen una pierna en esa escenario, ¿qué? Se pasarán meses sin tocar, y sin comer. Hay que protegerse”, concluye Galante.