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La primera supermanzana de Barcelona pone a prueba la convivencia entre vecinos y vehículos

Barcelona tira adelante una prueba piloto de supermanzana en el Poblenou

Yeray S. Iborra

Echa a rodar con más dudas que certezas la prueba piloto de la primera superilla (supermanzana) que el Ayuntamiento de Barcelona ha implementado en el Poblenou. Después de un fin de semana de adecuación del entramado de calles (Badajoz, Pallars, Llacuna y Tànger) del distrito de San Martí, la primera supermanzana que contempla el Plan de Movilidad 2013-2018 y que debe llevar a Barcelona a una nueva configuración urbana ha provocado escenas de estupefacción de peatones y conductores, así como la incertidumbre de algunos vecinos por la nueva configuración vial.

Para poner en práctica la prueba piloto, el Ayuntamiento ha incrementado la presencia de agentes de la Guàrdia Urbana, así como de informadores que han dedicado el lunes a atender a vecinos y a conductores ante los cambios en el entramado de calles. También se han repartido hasta 10.000 folletos para explicar el proyecto. Algunos vecinos se han quejado de que las octavillas han llegado tarde.

“¿Y ahora qué harán aquí?”, comentaba una vecina de la calle Tànger, una de las más afectados por la prueba piloto de supermanzanas del Ayuntamiento; la calle Tànger recibirá el tráfico de Pedro IV, de mucha más anchura. La pregunta sobre el nuevo uso de las zonas cero que la política de movilidad ha dejado vacías ha sobrevolado las calles del Poblenou a lo largo del día. “Tenemos que definir para qué servirán estas nuevas plazas [en referencia a los chaflanes vacíos] que han ganado los vecinos”, destacaba Ton Salvadó, director de Modelo Urbano del Ayuntamiento de Barcelona.

Desde este departamento se espera que “la cultura, el ocio, la participación y el intercambio” sean los puntos de partida que deben guiar las propuestas, en un proceso que contará con la Agencia de Ecología Urbana y Barcelona Activa y las asociaciones de vecinos del Poblenou.

Hasta el día 22 de septiembre más de 200 alumnos de arquitectura de varias escuelas harán propuestas destinadas a explorar la recuperación del espacio público de este paraje de oficinas y empresas del Poblenou. De momento, 2.000m2 –principalmente los chaflanes que han quedado libres– de asfalto quedan sin uso a la espera de las ideas del grupo de arquitectos. Qué hacer con el espacio vacío no es la única preocupación de los vecinos: la nueva configuración viaria de la zona ha incrementado las barreras arquitectónicas. Los bordillos que ahora separaban la acera y la carretera ahora forman parte de este espacio público que el Ayuntamiento quiere recuperar.

El Ayuntamiento pretende que la supermanzana modifique la movilidad en las calles Badajoz, Pallars, Llacuna y Tànger: los vehículos que circulen por el interior se verán obligados, de ahora en adelante, a girar en cada cruce interior. Este hecho fomentará, según prevé el consistorio, que los vehículos pasen por estos espacios si no es estrictamente necesario para acceder a algún punto concreto del interior de la supermanzana. La velocidad en este espacio se limitará a 10km/h para todos los vehículos de motor, siempre con el objetivo de evitar el tráfico de paso y liberar espacio para el uso ciudadano. Los carriles serán de un único sentido.

Este hecho también ha provocado situaciones de incertidumbre esta mañana. Son muchos los taxis que han parado en frente del hotel Iris para recoger clientes. Provocando, entre otros, que los coches invadieran la nueva zona peatonal. Una situación similar a la que han vivido los transportistas, que han echado de menos zonas de carga y descarga para llevar a cabo su jornada. Los agentes de la Guàrdia Urbana desplegados en la zona han contemplado las escenas sin intervenir. “De momento tenemos que esperar, todo esto es provisional”, comentaba uno de estos agentes, en la calle Badajoz.

Vecinos preocupados por bicicletas y transporte público

Con las supermanzanas el Ayuntamiento también quiere dar más presencia a las bicicletas, que serán el único vehículo que podrá atravesar las calles de punta a punta de la supermanzana y circular en doble sentido. El plan de la supermanzana no hace más segura la presencia de la bicicleta, que seguirá conviviendo con los coches en la carretera y en la acera con los peatones por la falta de un espacio propio en la calzada.

Los vecinos no sólo se han mostrado preocupados por la convivencia con la bicicleta. Las casi 50 plazas de aparcamientos perdidas y el hecho de que el transporte público se haya alejado, pasando a las calles perimetrales de la supermanzana, también ha sorprendido a las personas que este lunes al mediodía cruzaban de un punto a otro de la calle Pallars. Las paradas de autobús en el interior de la supermanzana se han anulado y ahora pasan al exterior del perímetro. “Las nueve islas hacen 400 por 400 metros. Desde el centro de la manzana hasta el perímetro, la distancia a recorrer hasta el transporte público es fácilmente salvable”, ha destacado la concejala de Movilidad, Mercedes Vidal, a Catalunya Plural.

La supermanzana del Poblenou ha sido ensayada sobre los principios de un “urbanismo táctico”. Esto implica, según el Ayuntamiento, una serie de actuaciones de “bajo presupuesto, temporales y reversibles” y que permiten ver “cómo funcionará la aplicación del modelo”. Una vez pasada esta primera fase, se hará un diagnóstico gracias a la experiencia de esta primera supermanzana. Así, durante el 2016 se continuarán definiendo criterios de diseño y definición del Plan Director y la priorización de las actuaciones del resto de supermanzanas previstas en la ciudad, con el objetivo de iniciar actuaciones a partir del 2017. “La potencia de las supermanzanas se verá cuando estén todas implantadas”, ha agregado Mercedes Vidal.

Si el Plan de Movilidad Urbana (PMU) del Ayuntamiento de Barcelona llega a buen puerto, además, uno de cada cinco coches privados dejará de circular por el entramado urbano de Barcelona de aquí a 2018. Este es el propósito más ambicioso del área de Movilidad del consistorio barcelonés, que necesita reducir un 21% la circulación del vehículo privado para cumplir con la legalidad que marcan los estudios de la calidad del aire de la Unión Europea.

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