“Se dan altas prematuras y en tres o cuatro días lo volvemos a tener en urgencias”, esta es la denuncia que hace un profesional del servicio de urgencias del Hospital Parc Taulí de Sabadell. Ayer Catalunya Plural hablaba de los desvíos que hace este centro hacia hospitales de la empresa privada IDCsalud mientras mantiene camas cerradas justificada en una falta de recursos. ¿Cuál es el alcance del colapso estructural de este centro y hasta qué punto no hay “más recursos” como dice la dirección?
“Ahora mismo hay un paciente que lleva cuatro días en urgencias esperando hospitalización”, se queja este trabajador. Los desvíos a hospitales privados como al General de Catalunya o la Clínica del Vallès, ambos del grupo IDCsalud, se dan cuando el Taulí se queda sin camas. Pero, una vez el drenaje de pacientes en planta se hace imposible por la falta de camas abiertas y los desvíos han llegado a su límite (el acuerdo de traspasos es de 2.000 pacientes al año) los enfermos quedan colapsados en las urgencias entre pasillos y boxes que en muchos casos no están del todo preparados.
“Muchas literas se han cambiado por butacas, los pacientes pueden esperar entre cuatro y siete horas para ser atendidos, no hay suficientes aseos, en algunas zonas no hay aire acondicionado”, denuncia este profesional. La falta de espacio es lo que provocaría, como apuntan los miembros del brazo sindical CATAC-CTS-IAC, que se acaben dando altas prematuras. “Hay una presión brutal en urgencias y una carga asistencial para los profesionales muy grande”, denuncian desde el brazo sindical.
Además, explican estos profesionales del centro, cuando el estado del paciente que ha sido derivado empeora este es devuelto al Taulí, provocando un doble gasto en transporte y dependiendo de la situación del hospital ese día provoca aún más colapso. Sin contar como puede perjudicar a la salud del paciente otro traslado.
Camas cerradas y medidas de ahorro
“No es lógico que haya plantas vacías y se esté desviando enfermos”, se queja otra profesional. Pasillos fantasma, luces apagadas e inactividad absoluta es el ambiente que se respira en algunas plantas del Taulí y que contrasta con la actividad diaria y el colapso de las urgencias. En total se cierran 91 camas durante el verano, pero si se incluyen las que están cerradas de forma permanente durante todo el año son 109 las camas inoperativas. Si además se tiene en cuenta el servicio de atención sociosanitaria, a las 109 se le suman dos plantas enteras con un promedio de 38 camas cada una.
Y además, explica uno de los miembros del sindicato a este diario, hay plantas de uno de los edificios que se cerraron porque estaban muy viejas, pero que si se rehabilitaran podrían funcionar. De hecho, algunas de ellas se reconvirtieron en despachos, pero el resto continúan cerradas.
Otras medidas de ahorro y la repercusión en el servicio
Como medida de ahorro también se decidió, como explican desde el sindicato, cerrar la mitad de camas de la planta cuatro para establecer una zona de precirugía, una iniciativa que no permite al paciente que debe ser operado ingresar un día antes. “Llega con la maleta en la puerta el mismo día, de allí pasa a quirófano y cuando sale tendrá que esperar hasta que planta quede una cama libre, pueden pasar horas”, advierte uno de los miembros del sindicato.
Aquellos pacientes que necesitan ser operados, no de forma inmediata, pero si más o menos rápida –proceso de cirugía diferida– como podría ser un paciente con una fractura en el brazo y que están esperando en urgencias, cuando los quirófanos están colapsados, para que no ocupen una cama se les envía a casa, explican los profesionales a Catalunya Plural. Un colapso que se debe, sobre todo, a la falta de quirófanos. Sólo en verano, por ejemplo, se han cerrado tres quirófanos y seis abren sólo por las mañanas, según los documentos a los que ha tenido acceso Catalunya Plural. “¿Cómo le dices a un paciente que tenemos quirófanos cerrados y no podemos operar?”, se queja un profesional del centro.
El área de psiquiatría también ha quedado tocada, en un momento en que, como apuntan estos profesionales, cada vez aumentan más las patologías mentales. Por ejemplo, en urgencias hay dos boxes, 4 camas en total para atender pacientes psiquiátricos, cuando se sobrepasa el número los pacientes se ponen en un box normal sin preservar su intimidad y son atendidos por profesionales que no son de esta especialidad. También en verano, 6 de las camas que se han cerrado son de desintoxicaciones, y por tanto, los pacientes de esta especialidad tienen que ser recolocados en otros lugares donde no hay personal especializado, comentan des del sindicato.
La UCI, según estos profesionales, es otro de los departamentos que ha quedado tocado por los recortes, dos boxes de esta área están cerrados más cuatro de semi-críticos. Cuando el número de pacientes críticos es mayor al que pueden absorber con el número de camas abiertas suben los pacientes, que deberían estar en la UCI o en una unidad de semi-críticos, en planta, lo que provoca, dicen desde el sindicato, que el día siguiente tengan que volver a bajar a la UCI porque no están estabilizados.