El conflicto de Panrico no conoce la Navidad. Los trabajadores de la planta de Santa Perpètua de la Mogoda, en la provincia de Barcelona, mantienen la movilización a pesar de la dureza de la situación. La huelga indefinida ya hace diez semanas que dura -cerca de 70 días- y va camino de convertirse en una de las huelgas de mayor alcance de la Cataluña posfranquista, acercándose día a día a conflictos como el de Roca Radiadores de 1977.
La dirección de la sociedad no afloja, y el pasado 20 de diciembre comunicó, vía Burofax, 20 despidos de empleados de la planta catalana. A su vez, los piquetes mantienen el bloqueo de la fábrica barcelonesa e intentan que los productos de las marcas del grupo no se distribuyan en el mercado catalán.
El conflicto de Panrico estalló a mediados de octubre, cuando el fondo de inversión Oaktree, propietario del grupo, dejó de pagar los salarios a los trabajadores. Más tarde presentó un duro plan de reestructuración que suponía la extinción de 1.914 puestos de trabajo, casi la mitad de la plantilla de todas las plantas del Estado y un recorte salarial del 45%. Después de casi un mes de debate se redujo el planteamiento inicial hasta 745 bajas, de las que la parte más importante afectaban a la fábrica de Santa Perpètua de la Mogoda. El preacuerdo se sometió a la votación de los trabajadores, que lo aprobaron en todas partes menos en la planta barcelonesa.
Desde entonces, la tensión entre trabajadores y los Mossos no afloja, y este lunes la policía detuvo a un trabajador, que fue conducido a la comisaría de Mollet, de donde salió a las pocas horas. Diversas organizaciones sindicales y políticas reclamaron su libertad acusando a la policía catalana de “proteger a los esquiroles”.
De forma paralela, los trabajadores de la factoría catalana del grupo Panrico han iniciado una campaña pidiendo a los ciudadanos que no compren productos de la sociedad de bollería industrial, ya que con el dinero que recauda la empresa se financian los despidos, según denuncian.
Un intento de negociación directa entre empresa y trabajadores de la planta catalana, favorecido recientemente por la Generalitat, quedó en nada, al negarse la dirección a hablar después de que un camión de la sociedad sufriera desperfectos en el puerto de Barcelona.
De Roca Radiadores en 1977 a Mercadona en 2006
Una de las huelgas de mayor duración en Cataluña, desde el restablecimiento de la democracia, ha sido la que afectó al grupo Roca Radiadores. Duró oficialmente 95 días. La fecha oficial de su finalización fue el 12 de febrero de 1977. Empezó por una treintena de despidos de la empresa y la protesta involucró a sus más de 3.000 trabajadores. Durante el tiempo de la parada se registraron varios actos de violencia contra algunos de los líderes sindicales más destacados. Al final se volvió al trabajo después de que la empresa aceptara no abrir sanciones ni expedientes laborales a los huelguistas. Los 34 despidos hechos se declararon improcedentes por las autoridades laborales, aunque fueron recorridos por la empresa. Muchos de los afectados volvieron al trabajo en virtud de lo que en ese momento se llamó la amnistía laboral.
Otra huelga, que podría ser considerada la más larga desde la Transición, fue la que en 2006 se realizó en el centro logístico de Mercadona en Sant Sadurní d'Anoia (Barcelona). La convocó el sindicato CNT en marzo y finalizó en julio. Afectó a los más de 700 trabajadores de esa instalación, pero se podría discutir la duración concreta, porque arrancó de forma masiva pero terminó con poco seguimiento.
Más recientemente, hace unos meses -el 3 de septiembre de 2013- se convocó la huelga en la Justicia en Cataluña. Fue una huelga indefinida que se mantuvo hasta el 22 de noviembre. La característica que la hizo especial es que afectó a pocos trabajadores. No porque los empleados no quisieran secundarla, sino porque los servicios mínimos decretados por el mismo departamento de Justicia, que es contra quien se haizola protesta, llegaron a superar el 70% de los empleados que apoyaban el paro.