La huelga de la empresa de reparto Unipost ha cumplido cinco días. Si nada cambia, el 2 de enero se realizará la sexta jornada de paro convocada por CGT después de que la mayoría de los trabajadores votaran contra la propuesta empresarial de reconversión. Aunque el seguimiento de la huelga ha sido más intenso en Barcelona y Madrid que en el resto del Estado, los efectos ya se notan. Según el sindicato convocante, los almacenes de la sociedad podrían estar acumulando hasta 9 millones de objetos postales.
El plan rechazado hasta ahora por los trabajadores supone despedir a 425 empleados de los 2.485 que tiene la sociedad. Además, la dirección planteaba una reducción salarial del 10% y la aplicación al resto de la plantilla un expediente de regulación temporal de empleo de 120 días.
La mayor incidencia de la huelga se centra en Cataluña, con Barcelona como centro líder, y en el centro de clasificación de Majadahonda, en Madrid. En ese punto la acumulación de trabajo sumada a la incorporación de nuevos trabajadores a la huelga ha producido situaciones límite como que tuvieran que parar las máquinas de clasificación, según fuentes laborales.
En Barcelona, uno de los clientes más afectados por la paralización del reparto es la Diputación provincial. En especial la huelga supone retrasos en las entregas de certificados. La paralización, aunque sea sólo en zonas concretas del Estado, incrementa las quejas de empresas y particulares, que han llegado a amenazar con cambiar de proveedor.
La huelga genera también choques puntuales, como el que denuncia el sindicato, que afirma que la empresa sustituye trabajadores en huelga por contratados temporales.
La principal accionista de Unipost, que además del 2.485 trabajadores directos tiene 2.000 empleados vinculados con empresas franquiciadas, es la familia Raventós, que también es propietaria de las viñas de Codorniu. El segundo accionista de la sociedad es el grupo Deusche Post, con casi un 37% del capital.
La situación de liquidez de Unipost es delicada. Hace tres años que la empresa aplica medidas de austeridad que recaen especialmente en la plantilla, que ha visto que se ponían en marcha diversos planes para reducir costes. Por el contrario, los sindicatos han planteado varias veces que los accionistas aporten más capital, sin obtener ningún resultado.
La falta de fondos ha supuesto que los trabajadores no hayan cobrado del todo la paga extra de verano. Además, la compañía ha convocado al comité intercentros a una reunión de la que ha descartado hablar de la huelga y extraoficialmente ha avanzado que hablará de la situación financiera. En este sentido, muchos trabajadores temen que en el encuentro se les comunique un fraccionamiento de la paga de diciembre.
De hecho la precipitación de la huelga ha sido favorecida por el hecho de que muchos trabajadores han visto como poco a poco consumen los días de paro, a que tendrían derecho si la empresa quiebra, a consecuencia de la aplicación de planes de reducción temporal de empleo.