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Los agentes torturadores de Yuri y partícipes del caso 4F entrarán en prisión

Los cines de la Via Laietana rebautizados como Cinema Patricia Heras con motivo de la presentación del documental sobre el 4F / cc: @monicontomate

Pau Rodríguez

Barcelona —

La semana en que el Senado de EEUU ha informado sobre las torturas de la CIA, dos exagentes de la Guardia Urbana de Barcelona han recibido la notificación de que deberán entrar en prisión en los próximos días por haber torturado estando en activo al joven Yuri Jardine, un ciudadano de Trinidad y Tobago, el 6 de septiembre de 2006. El Gobierno rechazó el indulto hace unas semanas y ambos deberán cumplir la condena de dos años y tres meses de cárcel, según ha confirmado la defensa.

La sombra de estos agentes, sin embargo, va más allá de la paliza que propinaron a Yuri en una comisaria de la Zona Franca. Ese mismo año participaron en la detención y fueron testigos clave del conocido como caso 4F, que llevó a cuatro jóvenes a cumplir años de condena por intento de homicidio contra un agente de la misma Guardia Urbana, aunque los acusados e incluso varias pruebas periciales dejaron constancia de que era imposible que ellos hubieran sido los agresores. La versión de Víctor Bayona y Bakari Samyang -así se llaman los dos agentes condenados-, fue clave para ratificar el discurso oficial en el que se basó la sentencia del caso 4F.

Y no solo eso, los jóvenes condenados por los hechos del 4F denunciaron haber sido torturados durante el interrogatorio en comisaría por los mismos Samyang y Bayona, pero la juez archivó las denuncias. Interpusieron un recurso al Constitucional en 2008, pero sigue a la espera de fallo.

El caso 4F se dio a conocer sobre todo con el estreno y posterior éxito del documental Ciutat Morta, un proyecto que se inició en 2011, el año que se suicidió Patricia Heras -una de las jóvenes condenadas- y que fueron sentenciados a prisión Samyang y Bayona.

Desde 2011, ambos agentes recurrieron la sentencia al Supremo, que ratificó la condena, y luego pidieron un indulto. El magistrado ordenó temporalmente la suspensión de la ejecución de la condena -es decir, que los agentes pudieron esperar la resolución del indulto desde casa-, pero finalmente el Gobierno ha decidido en contra de sus intereses.

Una paliza tras una noche de fiesta

Las torturas que aplicaron ambos agentes a Yuri Jardine quedan ampliamente detalladas en el sumario del caso. Sucedió la noche del 6 de septiembre de 2006, cuando varios agentes -entre ellos los condenados- estaban de fiesta en una discoteca, fuera de servicio. Una chica dio calabazas a Bayona, y viendo que él seguía insistiendo de malas maneras, apareció Yuri, amigo de la joven, y le golpeó. Tras ello fue reducido por varios agentes y le trasladaron a la comisaría de la Zona Franca. 

Allí Yuri, según el juez, fue golpeado, vejado, humillado, le apagaron un cigarrillo en el hombro, le restregaron una fregona por la cara, le amenazaron con una pistola... Le torturaron. Y además le acusaron a él de delitos de tráfico de drogas y atentado a la autoridad. La sentencia también deja constancia de que hubo cuatro agentes más que participaron en las torturas, o que al menos las permitieron con su actitud “tolerante u omisiva”, pero la víctima nunca los pudo identificar.

La palabra de estos agentes en el 4F

“Aunque vengan mil más como usted, yo voy a creer a los policías”, afirmó la juez cuando los acusados del caso 4F denunciaron que Bayona y Samyang les habían agredido. Quien sabe qué diría la magistrada ahora que años después se ha conocido que la tortura no era algo ajeno a aquellos agentes de la Guardia Urbana.

La juez creyó a los agentes cuando negaron la tortura y les creyó también cuando afirmaron que Lanza, Heras y los otros dos jóvenes detenidos durante el desalojo de una casa okupa en Barcelona habían sido quienes habían lanzado una piedra a un policía, dejándole en situación de gravedad. Los jóvenes, que fueron detenidos en la calle, aseguraron que pasaban por ahí -que no estaban ni vivían en la casa-; las pruebas periciales dejaron constancia de que una piedra no podía ser la causa de la agresión -sino probablemente un objeto caído desde la misma casa-, pero la juez creyó la versión de los agentes.

“Habrían cambiado muchas cosas si la juez hubiera entendido que esos agentes torturaron, pero no lo quisieron creer; muchas veces miran para otro lado”, recuerda el abogado del caso, Gonzalo Boye. Lo que ocurrió sin embargo es que la juez condenó a los jóvenes a entre tres y cuatro años y medio de cárcel. Rodrigo Lanza, el que más tiempo permaneció en prisión, salió en diciembre de 2012. Patricia Heras se quitó la vida en mayo de 2011, un día que salía de permiso.

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