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La división de la ultraderecha podría liberar a Vic de ediles xenófobos

Josep Anglada en una concentración de Plataforma x Catalunya

Jordi Molina

Vic —

Algunos vecinos de Vic todavía paran a Josep Anglada cuando le ven pasear –o patrullar, según el día— por la calle. “¡El buenismo nos ha hecho mucho daño, a ver si vuelves a poner orden!”, le dice un hombre de mediana edad, con el brazo escayolado. Anglada se le acerca, le da la mano, le mira fijamente y le asegura que no va a permitir que sigan priorizando “a los de fuera” antes que los vecinos — “¡mis vecinos!”, dice— de toda la vida. Antes de despedirse y seguir su camino, le pregunta por su señora, por su brazo lesionado y por si podrá seguir yendo en bicicleta los fines de semana.

Pese a los escándalos políticos y judiciales que rodearon su expulsión de Plataforma per Catalunya (PxC), Anglada mantiene una peculiar cercanía con sus viejos votantes, que en las elecciones del 24 de mayo podrán volverle a escoger, esta vez bajo su nueva marca electoral: Plataforma Vigatana (PVI). Sin embargo, la lista que encabezará el líder ultraderechista no será la única de raíz racista. La crisis de PxC en Vic, municipio que vio nacer la institucionalización del discurso xenófobo, ha hecho aflorar hasta cuatro candidaturas con el mismo objetivo: criminalizar a la inmigración y hacerla responsable de todos y cada uno de los problemas.

No faltaran sus antiguos partidos, PxC, y Plataforma Democrática per Catalunya (PDxC), que fundó en 2014, tras ser expulsado de la formación original. Además, también concurrirá Som Catalans, con un ideario semejante que aprovecha el auge soberanista para ocupar la opción xenófoba y, a la vez, independentista. Una situación sin precedentes en Catalunya que, a priori, responde más a la división interna del partido que a la aceptación de su discurso, aunque será necesario ver los resultados de los próximos comicios locales para saber si la división se traduce, también, en menor representación, tal y como espera el tejido asociativo de la zona, que trabaja incansablemente para la cohesión social de Vic.

En las últimas elecciones municipales, PxC obtuvo 65.905 votos y 67 concejales, cinco de los cuales en Vic –o lo que es lo mismo, el 20% del voto—, donde ha sido, hasta ahora, la segunda fuerza más votada, solo por detrás de CiU, que gobierna de forma ininterrumpida en Vic desde 1979. Sin embargo, los múltiples escándalos en el seno de PXC –entre ellos denuncias y condenas por agresiones y delitos fiscales— sumados a la persistente presión ciudadana en contra del racismo, han provocado una intensa crisis interna, que se cobró la expulsión de Anglada en 2014 y que hoy se traduce en las cuatro candidaturas de corte xenófobo, todas ellas con PxC como embrión, aunque difícilmente obtengan todas representación —será necesario un 5% de los votos para obtener el primer edil—.

“Con un poco de suerte PxC obtendrá un centenar de votos”, dice Anglada, que sigue: “serán de los despistados, que se pensarán que me están votando a mí”. Lo dice confiado, consciente de que los candidatos de las otras listas están a años luz de su popularidad. “El Juanca no hará nada, pobre hombre; en Vic no lo conoce ni Cristo”, dice en referencia a Juan Carlos Fuentes, portavoz de PxC en el Ayuntamiento de Vic tras su salida y actual cabeza de lista. Sin embargo, Fuentes dice de quien fuera su jefe de filas que, sin él, ahora PxC es una formación “limpia”. Todo un atrevimiento teniendo en cuenta que sobre él pesa una imputación por tentativa de homicidio, lesiones y daños, precisamente, contra Anglada.

Por su parte, poco claro queda el papel que jugará Plataforma Democrática per Catalunya (PDxC), sigla impulsada por Josep Anglada tras su expulsión de PxC, y con la que rompió hace a penas dos meses. Esta nueva aventura debía ser el barco de Anglada para estos comicions, pero tras su enésimo divorcio será su ex número 14 en 2011, Joan Manel Mensa, quién lidera está opción, sin ninguna novedad en su ideario.

Completa el puzle Som Catalans, que concurre con Ester Gallego al frente, que en los comicios de 2011 se había presentado a las listas de PxC en Manlleu en cuarto lugar. Una formación igualmente xenófoba que, aprovechando el auge soberanista que vive Cataluña, ha visto cierto nicho de voto en la combinación del discurso independentista con el xenófobo. En su web queda claro su ideario: “Ni colonización española ni invasión migratoria; somos una identidad; somos un pueblo; somos una nación, somos la fuerza de una Cataluña catalana”.

La lucha contra el racismo: la otra cara de la moneda

La lucha contra el racismo: la otra cara de la moneda El capital político acumulado por PxC en Vic en los últimos años es directamente proporcional al trabajo de las instituciones, y sobre todo de la sociedad civil, para la cohesión social. De hecho, el llamado model Vic ha sido durante años un espejo para otros municipios en políticas de integración. Un sistema que ya a principios de los años 2000 pasaba por la distribución de la población de origen inmigrante en todas las escuelas del municipio, para buscar un reparto equitativo, forzando, o en ocasiones limitando, la elección de centro.

Sin embargo, para los activistas que trabajan contra el racismo a pie de calle, “todavía queda mucho trabajo por delante”. Así lo cuenta Steve Cedar, miembro activo de la plataforma Unitat Contra el Feixisme y el Racisme de Osona, que describe su labor con contundencia: “desenmascaramos fachas que ahora van de traje y se presentan como demócratas”. Cedar llegó a Vic en pleno auge de PxC, con cinco ediles en el Ayuntamiento, una situació que le causaba “pena y vergüenza”, motivo por el cual se puso a cooperar con otros activistas. “Las peleas entre este tipo de gente tan radical son habituales, pero su división no se entendería sin el trabajo diario de las entidades antiracistas”, sostiene.

Fruto de ese trabajo asociativo han surgido multiples campañas, desde un mantel antirumores que se puede ver en incontables bares y restaurantes de la ciudad, hasta talleres de teatro, “sin duda una arma poderosa para generar conciencia”. Un buen ejemplo del trabajo comunitario en contra de los rumores lo ubica en el Remei, uno de los barrios que concentra mayor inmigración de la ciudad. Steve se enorgullece del taller que organizó la asociación de vecinos de la zona, en colaboración con el Plan de Desarrollo Comunitario del Remei, y la coordinación de La Xixa Teatre. “Tratamos de explicar, derruir y narrar de una manera entretenida algunos de los rumores que han proliferado sobre los inmigrantes y que se han esparcido como una mancha de aceite en Vic”.

De hecho, el grupo de teatro La Xixa ha impartido este taller en diferentes ciudades catalanas, entre ellas Badalona –“donde la PxC no tiene sitio porque allí ya está el PP”, dice Cedar— e Igualada. El proyecto nació en 2013, cuando el barrio recibió una subvención del Ayuntamiento de Vic, que consiguió aprobar los presupuestos gracias al apoyo de PxC. “Si bien es cierto que miembros de CiU o ERC han participado de nuestros llamamientos, también lo es que hemos echado en falta más contundencia de los partidos tradicionales contra el discruso de Anglada”, lamenta.

A Cedar le sorprende que pese a los orígenes franquistas de Anglada, forjados en Fuerza Nueva, el partido ultraderechista de Blas Piñar, pasan los años y algunos sectores de la sociedad de Vic, una de las capitales con mayor acogida del independentismo, siga viéndole con buenos ojos. En la breve conversación de este medio con Anglada, preguntado por su pasado fascista, insiste en que “todos tenemos derecho a cambiar”. Sin embargo, un reportaje grabado con cámara oculta y emitido por el ya desaparecido Canal 9 en 2002 desveló que el líder identitatio le mueven los mismos sentimientos que ataño. “Yo llevo el franquismo, el águila y todas estas cosas en el corazón, pero ahora no me interesa decirlo”, reconocía entonces.

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