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La literatura tiene futuro entre la generación Z: “Hay una comunidad enorme de lectores y escritores jóvenes”

En 2023 los adolescentes y jóvenes adultos fueron los lectores más ávidos, con un 74% afirmando que leen en su tiempo libre.

Mariona Jerez

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“Sé que muchas veces los adultos dicen que las nuevas generaciones no leen”, asegura Alba M. Castro. Esta joven de 23 años está en desacuerdo con quienes aseguran que las nuevas generaciones, influenciadas por las pantallas, han dejado los libros de lado. “Con que estés un poco en redes sociales te das cuenta de que hay por ahí una comunidad enorme tanto de lectores como de escritores jóvenes”, asegura.

Así lo confirma el ‘Informe de hábitos de lectura y compra de libros’, de la federación de gremios de escritores de España. En 2023 los adolescentes y jóvenes adultos fueron los lectores más ávidos, con un 74% afirmando que leen en su tiempo libre. Castro es una de ellas y además de lectora también es autora de la novela ‘Grietas de oro y mármol’ (Ediciones Raven, 2023), que escribió durante su cuarto año de carrera. 

A pesar de los prejuicios, muchos jóvenes como ella están tomado teclado y ratón y han escrito sus propias novelas, abriéndose paso con uñas y dientes en el apretado panorama literario español. Donde han encontrado apoyo es en las nuevas editoriales independientes, muchas también jóvenes como ellos, que sí que apuestan por escritores primerizos con nuevas historias.

Ese es el caso de la editorial Literup, que ahora cumple seis años. Su editora jefe, Meritxell Terrón, de 33 años, es autónoma y además trabaja en una consultoría de marketing y como correctora externa en la editorial Penguin. Hace una década empezó su propio proyecto literario, una aplicación para escritores, y pocos años después abrió la editorial.

Terrón apuesta por escritores noveles de todas las edades, pero en especial jóvenes, que “son mucho más abiertos de mente a nuevas realidades”. A través de sus proyectos, por ejemplo, anima a desestigmatizar a las personas con enfermedades crónicas, ya que dice que son “perfectamente válidas para tener aventuras que no tengan nada que ver con la enfermedad”, y a los protagonistas racializados, siempre intentando que “la trama no sea sobre el racismo”.

La editora también apuesta por las novelettes, novelas más cortas, “más directas y al grano” y que se adaptan a los nuevos lectores, con una concentración cada vez menor. Explica que en esta generación que ha crecido con las pantallas prima mucho la inmediatez, ya que los contenidos que consumen son “rápidos y cortos”, asegura. 

Pero las redes sociales también permiten que tendencias como ‘Booktok’ (en TikTok) o ‘Bookgram’ (en Instagram) vayan en auge, con influencers que reseñan libros y hacen humor alrededor de la lectura. Sus cuentas llegan a los centenares de miles de seguidores. Pero no es una novedad. Ya desde su adolescencia, con el uso de los blogs e internet, la generación Z ha reflexionado sobre la lectura y “ha reinventado la escritura y bajado al autor del pedestal”, explica Will Peña, de 23 años, autor de la novela ‘Todas las flores son nuestras’ (Dorna, 2021). 

La generación Z ha reinventado la escritura y ha bajado al autor del pedestal

Will Peña

Esta hornada de escritores jóvenes no ha nacido de la nada. Sus semillas se plantaron en un terreno con referentes muy claros como la escritora de fantasía Laura Gallego. “La ha leído toda mi generación”, asegura la autora María Gómez Zúñiga, de 24 años, que en su novela ‘Cuando recupere la esperanza’ (Literup, 2018) se acoge al realismo mágico, un tipo de género fantástico como el de Gallego.

“Yo creo que los jóvenes leen muchísimo”, asegura Gómez Zuñiga, que considera los libros como un “refugio”.  Para Will Peña, son “una válvula de escape”. Este autor afirma que “la vida laboral y los problemas de ser adulto quitan la ilusión por los libros a mucha gente”, y por ello son los jóvenes, que aún no han entrado en esa etapa vital, los que mantienen viva la lectura. 

El sueño de vivir de escribir

“Ya he rechazado el sueño de vivir de la escritura”, explica Guille Jiménez, de 28 años, que se define como “autore no binarie”. Ahora se está doctorando en ciencias biomédicas y de la salud pública. Empezó a autopublicarse en 2015 y, al ver el panorama editorial español, se dio cuenta de que ese sueño de ganarse la vida escribiendo “está al alcance de muy poquita gente”. Aún así, a pesar de que sabía que no iba a vivir de la literatura, quiso publicar al menos un libro con una editorial. 

Ya he rechazado el sueño de vivir de la escritura

Guille Jiménez

Ese hito no fue fácil porque el personaje principal de su novela es una persona no binaria y el texto está escrito en lenguaje neutro. Apunta que “la mayoría de editoriales no querían saber nada”, no solo del lenguaje usado, sino también de personajes del colectivo LGTB. 

Finalmente, consiguió publicar ‘El Demonio dentro de Siriel’ con la editorial Dorna en 2019. Desde entonces asegura que ha habido una mejora y que las nuevas generaciones se han esforzado en visibilizar ciertos temas que, con el tiempo, se han ido normalizando. “La escritura siempre ha estado en manos de personas diversas, el problema es que los medios de publicación nunca lo han estado”, afirma Jiménez.

Gracias a estos cambios también logró publicar Berta Bas, autora de ‘Las nuevas X’ (Ediciones Raven, 2024), que dedica su novela a las “sáficas”; es decir, a aquellas mujeres y personas queer que se sienten atraídas por otras mujeres. Ella explica que si tenía que escribir una historia, quería que su realidad estuviera representada. 

Y es que muchas personas jóvenes que escriben “ponen un pedacito de ellas” en sus libros, tal como explica la editora Meritxell Terrón. Y añade que quieren “visibilizar sus realidades para que las nuevas generaciones que vienen después tengan esos referentes”.

Pero incluso con el apoyo de las editoriales pequeñas, las dificultades para los jóvenes escritores no se desvanecen. Terrón apunta que le es complicado hacerse un hueco en las librerías porque “muchas veces es difícil que se les tome en serio”. Declara que el mercado sigue siendo machista: “Parece que las chicas jóvenes solo puedan hablar de romance o de literatura infantil y juvenil”. 

Pero Terrón asegura que hay autoras jóvenes que escriben novelas adultas y de terror como Marina Tena Tena, que empezó su carrera literaria con ella y ahora ya ha recibido reconocimientos como el Premio Ignotus a mejor novela. 

Tena es un ejemplo del potencial de esta generación, pero es también una excepción. Los jóvenes leen y escriben mucho más de lo que se cree, a pesar de que sus nombres y obras sean minoría en las librerías. Por eso, aunque tienen claro que no van a dejar de leer, algunos sufren la tentación de tirar la toalla. Pero, sea como sea, siempre tendrán a la literatura como compañera de viaje: “La lectura es un refugio y la escritura es un consuelo”, resume María Gómez. 

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