Dentro de las infinitas interpretaciones de cualquier resultado electoral, algo nuevo quedó claro a raíz del último: un grupo político de la izquierda alternativa nacido apenas cuatro meses atrás consiguió 1,2 millones de votos en toda España (7,97%), de los cuales 117.096 en Cataluña (4,66%). El nuevo grupo Podemos fue la tercera fuerza más votada a Madrid, Aragón, Cantabria, Asturias y Baleares. En cambio Cataluña es donde recibió proporcionalmente menos sufragios.
La sorpresa de la irrupción de Podemos confirma las posibilidades de futuro de una izquierda alternativa valiente y argumentada, frente a la gestión de la crisis conducida por los dos grandes partidos de derecha e izquierda, los flagrantes abusos en el reparto del peso de la situación económica y los recortes de servicios sociales básicos de los últimos años. Ahora bien, la euforia que puede despertar entre el nuevo “precariado” la aparición de Podemos en el panorama electoral no deja de plantear igualmente que se trata de votos restados a otras fuerzas de izquierda.
La izquierda en general y la izquierda alternativa en particular necesitan para subsistir la misma grosse coalition de gobierno del bipartidismo que propugna la canciller Angela Merkel con los socialistas, también en España. Frente a esa opción conservadora, la única capacidad de gobierno, la única posibilidad de influencia de la izquierda es su propia gran coalición, por encima de la fragmentación y las diferencias entre partidos que se reclaman de este espacio ideológico.
La derecha no necesita elaborar alternativas, le basta con seguir el dictado de los poderes fácticos, de los países hegemónicos y la alta finanza globalizada. La izquierda, por el contrario, debe demostrar que tiene propuestas y conductas de cambio, empezando por la capacidad de huir de la dispersión y sumar fuerzas.
La primera de les dos pruebas de fuego de Podemos en el futuro inmediato no es tan solo crecer, sino la capacidad de establecer alianzas. La segunda, presentar en Cataluña (la segunda circunscripción electoral más poblada) a candidatos que atraigan una cantidad superior de votos de los obtuvieron domingo.
La izquierda no es un partido ni mil grupitos, sino un amplio espacio social a la búsqueda de una política de gobierno que favorezca a la mayoría, a fuerza de convencerla con ideas y con actitudes de dejar de votar a los partidos que representan a los abusos de la minoría.