Hace 25 años 1.700 científicos enviaron a la comunidad internacional un “aviso a la humanidad”: el cambio climático estaba alterando el medio ambiente del planeta. El pasado 13 de noviembre, fueron 15.000 los científicos que denunciaron que no estamos haciendo lo suficiente, que el tiempo se acaba para dar un giro de volante y evitar consecuencias dramáticas para buena parte de la población mundial. Nos encontramos principalmente frente un problema de voluntad política. La pregunta es, falta de voluntad política ¿de quién?
Se ha celebrado estos días en Bonn la Cumbre Mundial del Clima COP23, a la que asistimos varios representantes de ciudades del estado, entre ellas Barcelona. Ha emergido un nuevo liderazgo en la lucha contra el cambio climático. Hoy en día son las ciudades quienes lideran el cambio de paradigma ecosocial, quienes llevan a cabo las iniciativas pioneras y más interesantes, frente a las indecisiones o barreras que algunos Estados continúan poniendo.
Trump, por ejemplo, puede decidir retirarse del compromiso adquirido por parte de EEUU, pero no puede frenar a las centenares de ciudades y empresas que no pueden y no quieren esperar porqué se juegan demasiado: 20 Estados de EEUU, 250 ciudades y más de 1400 empresas de EEUU se han comprometido a continuar trabajando para que su país cumpla con los compromisos adquiridos en la COP de París del año 2015. La revolución en la lucha contra el cambio climático en EEUU será de abajo arriba.
En España, sufrimos al gobierno del PP, negacionista climático hasta no hace mucho, pero siempre Partido Petrolero. Seguimos sin una estrategia integral ante el Cambio Climático, sin ley, sin plan, sin presupuesto. Y no sólo eso sino que el Gobierno del PP dificulta el desarrollo de las energías renovables e impugna al Tribunal Constitucional la Ley de Cambio Climático catalana, que es con mucho un marco legal más avanzado que el Estatal. Ni hace, ni deja hacer.
Pero hay buenas noticias. Algunas ciudades están liderando e impulsando medidas mucho más decididas que el Gobierno del PP. Ciudades dirigidas por representantes de un amplio espectro político como Barcelona, Madrid, Palma, Zaragoza, Sevilla, Cádiz…. –entre muchas otras- no quieren dar la espalda al problema. Se impulsan medidas concretas para cambiar la movilidad y dejar de favorecer el coche en beneficio de los desplazamientos a pie, en bicicleta o transporte público; para favorecer la transición energética - a través por ejemplo de la creación de comercializadores energéticos públicos; para establecer nuevos sistemas de recogida de residuos; para evitar cortes en los suministros básicos de energía y agua para las personas más vulnerables; o para adaptar las infraestructuras de saneamiento que permitirán adaptarnos al cambio de régimen de lluvias. En el caso de Barcelona, este refuerzo en la lucha contra el cambio climático se materializará en el Plan Clima, ahora en proceso de debate público.
Reivindicamos el liderazgo en la lucha contra el cambio climático. Es en las ciudades donde se generan el 70% de las emisiones de gases con efecto de invernadero, lo que nos exige importantes procesos de adaptación y, a la vez, somos los principales centros de innovación. Las ciudades tenemos que ir, como señalaba el eslogan de la COP23 de Bonn, “más allá, más rápido y juntos”. Hemos de lograr hacer más; pero no queremos –ni podemos- hacerlo solas, queremos gobiernos estatales activos y comprometidos. Nosotras también lanzamos a los Estados nuestra “última llamada”. La lucha contra el cambio climático es en realidad una lucha por nuestras vidas.