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El socio de Jaume Roures quiere fichar a Neymar

Pere Rusiñol

Mucho se ha escrito sobre el intento del PSG de fichar a Neymar, la estrella brasileña del Barça, y es normal puesto que se trata de uno de los mejores jugadores del mundo y el club parisino está dispuesto a pagar la mareante cifra de 222 millones de euros que estipula la cláusula de rescisión. Pero sorprende que entre tanto río de tinta ni siquiera se mencione de pasada que el multimillonario dueño del PSG, el catarí Nasser Al-Khelaïfi, es socio en beIN Sports de Jaume Roures y Mediapro, uno de los actores más relevantes de la Santa Alianza que querría apartar a Josep Maria Bartomeu de la presidencia del Barça.

En el número de verano de la revista Mongolia analizamos el cerco que sufre la junta del Barça ante la aceleración del proceso independentista en Cataluña y la comunión de actores interesados en un cambio rápido en el Barça antes del 1 de octubre para alinear completamente al club con el referéndum unilateral y con los objetivos de los actores que solían mandar en la entidad. El Gobierno de Junts pel Sí (PDeCAT y ERC), TV3, los restos del laportismo y Mediapro tienen un objetivo compartido: desembarazarse de Bartomeu y recuperar su influencia en el Barça.

Esta Santa Alianza tiene ya históricamente muchos puntos de contacto, que se han ido reforzando aún más a lo largo de este 2017 a medida que se va acercando la hora de la verdad del referéndum. En febrero, el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, incorporó en su equipo a Jordi Finestres, histórico jefe de comunicación de Joan Laporta, y al mes siguiente situó a Vicent Sanchis, último director de Barça TV con Laporta y periodista de referencia del pujolismo, al frente de TV3, la cadena que en julio ha abanderado la campaña de acoso.

En el mismo periodo, el Gobierno de Junts pel Sí ha estrechado más aún los lazos con Mediapro —grupo que en Madrid se percibe como izquierdista por ser editor de Público, pero que en Cataluña tiene una larguísima trayectoria de colaboración con el pujolismo forjada en los albores de TV3— con una trabazón a la vista de todos: el vicepresidente de la Generalitat y líder de ERC, Oriol Junqueras, empezó en mayo su gira por EEUU precisamente en la sede de la multinacional en Miami, pese a que se trata de una empresa privada y que además se encuentra en EEUU en el ojo del huracán de una investigación de la fiscalía por el presunto pago de sobornos; la Generalitat promueve una exposición entusiasta sobre Mediapro en el Palau Robert, uno de sus buques insignias culturales, y el grupo de comunicación ha correspondido con el lanzamiento del documental Las cloacas de Interior, que asume de cabo a rabo el relato que le interesa a los independentistas justo antes del 1-O, dejando de lado cualquier matiz o testigo que no comulgue con la versión canónica del Gobierno catalán, amplificada con entusiasmo en TV3.

Obviamente, en los años felices de Laporta todos los actores de la Santa Alianza ganaban: el presidente sumó el Barça al carril independentista incluso a costa de sus intereses como club y Mediapro entró hasta la cocina del negocio, con todo tipo de contratos, desde la reforma del museo hasta la gestión de Barça TV, con el premio gordo de los derechos televisivos: en 2006 el Barça se los cedió sin ni siquiera exigir avales pese a tratarse de un contrato multimillonario —lo que posibilitó que Mediapro iniciara el pulso con el grupo Prisa— y en 2010 se le renovaron a solo cuatro días de unos comicios que ya se sabía que el candidato laportista se iba a estrellar frente a Sandro Rosell.

Y ahora, en plena escalada de las hostilidades de la Santa Alianza contra Bartomeu y en el camino hacia la moción de censura que querrían celebrar en septiembre —justo antes del 1-O—, resulta que el torpedo desestabilizador de mayor alcance —el intento de fichar a Neymar— lo ha lanzado el socio catarí de Mediapro en beIN Sports y el dato ni siquiera es digno de ser reseñado.

Puede que sea una casualidad, naturalmente, como cuando la radio pública de Catalunya difundía sondeos que daban por ganador a Laporta y ponían en la picota a Bartomeu elaborados por una de las marcas de WPP, accionista de Mediapro. El fútbol es así, dicen: algunos actores pueden simultáneamente gestionar clubes, ser propietarios de los derechos televisivos, de los canales que emiten los partidos, de las empresas de sondeos, representar a algunos de los jugadores más destacados y hasta ir de la mano del Gobierno. Todo muy normal. Tanto como que el dueño del PSG trate de fichar a Neymar en plena ofensiva para desplazar a Bartomeu y ni siquiera se diga que es socio de Roures.

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