El paso de Mas por la Generalitat eleva un 87% la deuda de Catalunya
Uno de los debates más recurrentes de la campaña electoral es qué parte de la deuda española debería asumir una hipotética Catalunya independiente. Menos atención ha recibido, sin embargo, la deuda que a día de hoy tiene la Generalitat. Y no es poca cosa. Catalunya encabeza, con mucha diferencia, la lista de comunidades autónomas con más deuda en términos absolutos: 66.813 millones de euros al cierre del segundo trimestre de este año, según los datos del Banco de España.
La deuda no ha hecho más que aumentar desde que Artur Mas llegó a la Generalitat en 2010. Aquel año, la deuda pública de Catalunya estaba situada en 35.616 millones de euros. Cinco años después, el pasivo de la Generalitat ha crecido un 87,6%, trepando hasta los 66.813 millones. El incremento de la deuda se ha repartido de forma similar entre las dos etapas de Mas en el Govern. En su primera legislatura, la del autodenominado 'gobierno de los mejores', la deuda creció 16.739 millones. En la última legislatura, desde finales del 2012 hasta ahora, el pasivo de la Generalitat ha aumentado 14.458 millones.
En términos relativos, Catalunya tampoco se mueve del podio en cuanto a su pasivo. La deuda supone el 32,8% del Producto Interior Bruto (PIB) catalán, sólo superada por Castilla La Mancha (34,1%) y la Comunidad Valenciana (39,6%). Sin embargo, no llega a los niveles de la deuda pública española, que durante el año pasado creció más que en ningún otro país de la zona euro y ya roza el 100% del PIB.
A lo largo de estas dos legislaturas, tanto Mas como sus consellers han reprochado a los antiguos miembros del gobierno tripartito el estado en que dejaron las finanzas de la Generalitat. Mas, incluso, acusó al tripartito de tener una actitud de “nuevo rico” que catapultó la deuda catalana. Los dos gobiernos de Mas, sin embargo, han aumentado más la deuda que los dos ejecutivos del tripartito. En términos absolutos, el aumento de la deuda que se encontró Pasqual Maragall en 2003 y dejó José Montilla en 2010 fue de 24.678 millones de euros. La crecida del pasivo durante los dos gobiernos de Mas ha sido de 31.197 millones. En términos relativos, la deuda catalán era del 7,2% del PIB en 2003; del 17,5% en 2010 y del 32,8% en 2015.
Espiral de endeudamiento
¿De dónde ha salido toda esta deuda? Básicamente, de la combinación de la bajada de ingresos provocada por la crisis y la decisión de la Generalitat, en el último gobierno tripartito y en el primero de Artur Mas, de emitir los llamados “bonos patrióticos”. Estos bonos fueron el mecanismo desesperado de la Generalitat para financiarse entre los años 2010 y 2012. Pero el gobierno de Mas no pudo afrontar los vencimientos de 13.477 millones de euros (1.999 en intereses) del 2012. La deuda colapsó las finanzas públicas, y se llegó al verano sin poder pagar a proveedores y entidades sociales.
La única salida que le quedó fue pedir el rescate al Estado pidiendo un préstamo de 5.370 millones a través del Fondo de Liquidez Autonómica (FLA), una parte de los cuales sirvieron para pagar antigua deuda de la Generalitat. La partida dedicada a pagar los intereses de la deuda se ha mantenido desde hace tres años en torno a los 1.500 millones de euros. Según el proyecto de presupuestos para el 2015, este año alcanzará los 1.714 millones. Para este 2015 la Generalitat prevé necesitar 8.054,6 millones de euros de endeudamiento para financiarse, de modo que la deuda se habrá convertido en la segunda mayor partida de las cuentas públicas catalanes, sólo por detrás de Salud.
El Estado, principal acreedor
Que el FLA sea la única vía respiratoria para las finanzas catalanas ha provocado que el Estado ya tenga en sus manos el 50,31% de la deuda de la Generalitat, con 32.661 millones de euros, según los datos del primer trimestre al año. Esta cifra contrasta con el volumen de deuda catalán que el Estado tenía en 2012, con tan sólo 2.020 millones.
El FLA ha sido otro préstamo, pero con un cambio sustancial: desde el verano de 2012, Cristóbal Montoro tiene la llave de las finanzas de la Generalitat, el rescate anuló totalmente la ya de por sí limitada autonomía financiera de la Generalitat, que mientras necesite el FLA para financiarse debe enviar periódicamente a Hacienda un plan de tesorería y ajuste. En total, desde 2012, los créditos del Estado concedidos a Catalunya para financiarse rondan los 40.000 millones de euros, el 21% del PIB catalán del año pasado.
Gracias al FLA y al fondo para pagar a los proveedores la Generalitat ha podido pagar farmacias, conciertos sanitarios y obras pendientes de abonar. Aunque Montoro ha ido rebajando los intereses medios del FLA (5,18% en 2012; 3,91% en 2013; 2% en 2014 y 1% este año), el consejero de Economía, Andreu Mas-Colell, ha denunciado en numerosas ocasiones que es un mecanismo de “recentralización” del Estado. En julio, Mas-Colell dijo en el Parlamento que Catalunya no tenía troika, sino que tenía sólo “una”, en referencia al ministerio de Hacienda.
El ahogo financiero al que Montoro ha sometido las finanzas catalanas ya de por sí suficientemente tensionadas por la crisis, sumado a la tradicional mala financiación que ha sufrido Catalunya, han sido uno de los motivos más esgrimidos por los partidarios de la independencia. El 27-S, Catalunya también decidirá si quiere separarse de su principal acreedor.