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CiU pone suspense sobre las elecciones del 27-S ante el 'efecto Colau'

Espadaler y Corominas, en rueda de prensa tras los resultados del 24M / JORDI MOLINA

Jordi Molina

Barcelona —

El rumbo nacional de Cataluña está en el aire. Esta mañana de resaca electoral CiU ha intentado aplazar el debate sobre la conveniencia de convocar, o no, las elecciones autonómicas anunciadas para el 27 de septiembre (27-S). Unas elecciones dotadas de carácter plebiscitario y vitales para decidir el futur político de Cataluña. Preguntado por los periodistas, el secretario general de la federación nacionalista, Ramon Espadaler, se ha mostrado ambiguo: “Hoy no hemos hecho este debate ni lo haremos en este momento”, concluyó abriendo las puertas a que el debate, como mínimo, existe.

El día después de perder Barcelona, CiU ha dejado ver cuál será su estrategia para combatir el auge de Ada Colau, que ayer se convirtió en virtual alcaldesa de la capital catalana. La federación nacionalista ha condicionado la fortaleza del proceso soberanista a la lealtad de Barcelona que aseguran no saber “de qué lado está”, tras la salida del hasta ahora alcalde convergente, Xavier Trias, que, de momento, tiene el apoyo de la cúpula convergente.

Lo han explicado en una comparecencia conjunta el secretario general de CiU, Ramón Espadaler, y el secretario general de CDC, Lluís Corominas. Ambos se han felicitado por los buenos resultados de ayer, donde CiU logró ser la fuerza más votada en Catalunya, pero han admitido el duro varapalo que supone para su proyecto político perder la hegemonía en Barcelona, pieza fundamental en el esquema político de Artur Mas, que se había volcado en la campaña por revalidar el poder en la capital catalana.

La federación nacionalista ha querido extender una sombra de duda alrededor de Barcelona en Comú. “Nos preocupa qué pasará con el proceso soberanista, pero también con las medidas socioeconómicas y el modelo de ciudad”, ha explicado Corominas ante Espadaler, que ha apostillado: “y no somos los únicos que estamos preocupados”, en alusión a los distintos actores económicos de la ciudad.

Las sospechas que lanza CiU, sin embargo, contrastan tanto con en el discurso de Colau como en el ADN de su formación, donde conviven sensibilidades nítidamente independentistas, como Procés Constituent, soberanistas, como ICV-EUiA y otras que, como mínimo, han mostrado en sus programas apoyo al derecho a decidir, como Podem Barcelona. De hecho, es un caso semejante al de CiU, donde también coexisten visiones distintas en el eje nacional, sobretodo por lo que se refere a Unió.

Tanto es así que en la campaña por Barcelona Trias ha pasado de puntillas por el debate nacional. De hecho, CiU no ha querido entrar de lleno en esta cuestión consiente de la disparidad de criterio en UCD, que pospuso su votación sobre su hoja de ruta soberanista para el 14 de junio, cuando clarificará su posición en una consulta interna. Una consultan en la que, según ha asegurado el líder de Unió, Espadaler, “no se podrá obviar” el resultado de Barcelona.

La comparecencia de Espadaler y Corominas también ha servido para evidenciar cierto nerviosismos. No por el procés, sino por las políticas que puede asumir Colau al frente del consistorio. Los portavoces Espadaler y Corominas se han mostrado indignados con el tono de la alcaldable de Barcelona en Comú, que este lunes ha acusado al gobierno de Trias de firmar “contratos de última hora que comprometen el presupuesto de los próximos años”. Sin entrar a debatir sobre si se firmaron dichos contratos de última hora, CiU sí se ha quejado de las palabras de Colau: “Es sorprendente que aún esté con ese tono”, ha dicho Corominas que apostilló: “Es de una bajeza muy importante”

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