ERC condiciona la investidura de Puigdemont a que sirva para formar un Govern
Ni la fórmula para la investidura a distancia, ni el programa de gobierno para la legislatura, ni siquiera el reparto de carteras del Ejecutivo. El principal obstáculo por el que 42 días después de las elecciones no haya acuerdo para la investidura entre JxCat y ERC es el desacuerdo sobre qué hacer una vez el Tribunal Constitucional suspenda la investidura de Carles Puigdemont.
Los republicanos se lo han trasladado directamente a sus socios: la investidura, sea quien sea el candidato, debe servir para formar Govern. Para certificarlo reclaman, como mínimo, conocer cuál es el plan de JxCat para los días posteriores a la investidura, pues consideran que el 155 no se acabará hasta la formación de un Ejecutivo con todas sus atribuciones. Pese a esto, continúan afirmando que el problema no es el candidato, ni siquiera tras los mensajes entre Puigdemont y Toni Comín conocidos este miércoles, en los que el líder de JxCat se da por “sacrificado”.
El independentismo ha evitado polemizar por los mensajes revelados por El Programa de Ana Rosa. Ambas formaciones, la de Puigdemont y la de Comín, se han limitado a señalar que es un asunto privado. Mientras, buena parte de la oposición parlamentaria los considera muestra de la fractura interna que ha sufrido el bloque partidario de la secesión en las últimas semanas.
Para el bloque constitucionalista los eventos de este martes -suspensión de la investidura- y miércoles -revelación de los mensajes- han sido una munición útil para aseverar que el proceso independentista es “una gran farsa”. Así lo ha asegurado Inés Arrimadas, que ha señalado que lo ocurrido en el Parlament demuestra que es el propio Puigdemont quien no sabe si volverá. En tono pragmático, Miquel Iceta se ha limitado a proponer al independentismo que busque un candidato alternativo ya que, vista su división, de no hacerlo, habrá nuevas elecciones.
Si bien entre los independentistas se esquivan las referencias a la batalla interna, lo cierto es que, como poco, hay una situación de atasco en las negociaciones. La condición de la investidura efectiva ha sido esgrimida por ERC ante JxCat en diferentes momentos desde las elecciones, pero, en los últimos días, los republicanos han blindado su cláusula. Si la candidatura no sirve para nombrar consellers y formar Govern, no habrá investidura, afirman. Y menos después del sábado, cuando el Constitucional señaló como precio por saltarse el reglamento una posible querella por desobediencia.
Uno de los actores que más claramente lo ha expresado ha sido Demòcrates de Catalunya, la escisión independentista de Unió que en las últimas elecciones formó coalición con ERC. La formación ha manifestado este miércoles que su 'sí' a la investidura de Puigdemont está condicionado a tener “un plan de Govern sobre cómo hacer efectiva la república”. “Debemos restituir al president Puigdemont y recuperar las instituciones, pero esto es instrumental: sólo sirve si tenemos un plan claro”, ha asegurado el diputado y líder de Demòcrates, Antoni Castellà, tras la reunión de su Ejecutiva.
El atasco en este punto toma aún más relevancia cuando el resto de grandes cuestiones de la negociación, según señalan todas las partes, están encarriladas. Este martes por la tarde JxCat y ERC llevaron a cabo una reunión fuera del Parlament con el objetivo de suavizar los roces. El objetivo de ambos es que las conversaciones no se rompan, por lo que el día en el que todas sus diferencias salieron a relucir buscaron el armisticio retomando la negociación desde donde la habían dejado el día anterior.
Según explican fuentes conocedoras de los contactos entre partidos, a falta de cerrar flecos, puede contarse con acuerdos sobre cuestiones como la fórmula en la que se podría hacer la investidura a distancia, el programa político para la legislatura e, incluso, sobre la forma de repartir y organizar el Ejecutivo. “Hay entendimientos en muchas cosas, el problema es que no hay un acuerdo global”, aseguran las mismas fuentes.