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Una noche con 'Empaperem', la campaña que burla a la Fiscalía con carteles caseros del 1-O

Un pilar casteller para encartelar una pared con un mensaje prohibido sobre el 1-O

Arturo Puente

“Hay que felicitar a la Guardia Civil que ha requisado más de 100.000 carteles de propaganda de la Generalitat cerca de aquí. Y lo han hecho en defensa de la Ley, de la Constitución y de los derechos de los ciudadanos, como es su obligación”. Este fue el anuncio de Rajoy el pasado viernes en Barcelona, con el que comenzó todo. Un grupo de activistas se puso manos a la obra y creó 'Empararem', la campaña llamando a votar el 1-O con carteles impresos en casa que está causando furor en las calles catalanas para burlar la persecución de la Fiscalía.

El núcleo básico del grupo son dos jóvenes, Marc y Pol, aunque en la realización de la campaña han participado muchas personas más. Este medio contactó con ellos el domingo, como no podía ser de otra manera, vía redes sociales. No tuvieron inconveniente en que esa misma noche Catalunya Plural les acompañara en su acción, con la condición de poder usar nombres falsos.

'Empaperem' es ahora mismo una simple web y una cuenta de Twitter. Desde ambos distribuyen unos carteles de diseño básico y en blanco y negro con la frase: “Votamos para ser libres, 1/10/2017 Referéndum”. Poco más. “Preparamos el material y lo subimos a Internet en unas tres horas”, explica Marc. La idea era que pudiera viralizarse rápido y que saltase del mundo digital al analógico todavía más rápido.

El viernes poco después de las diez de la noche la campaña estaba hecha y colgada, así que enviaron el primer tuit. Y boom. En pocos minutos tenían 100 retuits.

Aquel primer mensaje llegaría a ser compartido más de 4.000 veces en los siguientes dos días. Este lunes las cifras son astronómicas para una campaña que apenas está en su tercer día: 120.000 visitas a la página, 25.000 descargas de material, un millón de impresiones en Twitter y el 90% de sus visitas llegando desde Whatsapp o mensajería privada. En la calle, los carteles de 'Empaperem' se han convertido en el icono de la campaña prohibida del referéndum.

Es domingo por la noche y los activistas han quedado en el barrio barcelonés del Poble Nou junto a un grupo más numeroso para ir a colgar carteles de 'Empaperem'. Son más de media docena y llevan letreros en catalán, castellano e inglés.

Albert, uno de los participantes en la pegada, ha hecho llegar a Marc y Pol la traducción en otros idiomas, como el árabe o el urdú. “Me parecía importante que llegase a cuanta más gente mejor, así que el sábado busqué a conocidos que hablasen diferentes lenguas para hacer la traducción”, explica Albert mientras cuelga un cartel en una pared de la rambla del Poble Nou.

Con cinta adhesiva y pegamento, el grupo empapela en pocos minutos varias vías del antiguo barrio industrial. Unos 200 carteles en dos tamaños, din A3 y din A4, que los jóvenes han impreso en casa. “Saldremos cada noche hasta el día del referéndum si hace falta. Requisar carteles es un atentado contra el pluralismo y la libertad de expresión. Si nos paran, los denunciaremos” dice Marta.

Pasando por el Casino de la Alianza, engalanado para las fiestas del barrio, el grupo se topa con una señora, que también anda con unos carteles bajo el brazo. “Son de la CUP”, afirma la señora con sonrisa traviesa, mientras los enseña medio a escondidas. A diferencia de los de 'Empaperem', ella está distribuyendo octavillas anticapitalistas por las casas. Los propagandistas clandestinos acaban intercambiando algunos de sus materiales y se despiden haciéndose los despistados.

La acción de este grupo en el Poble Nou queda lejos de lo ocurrido un día antes en la localidad del Baix Llobregat de Olesa de Montserrat. Los vecinos se coordinaron vía WhatsApp para llenar el pueblo de carteles. El mensaje corrió como la pólvora y finalmente un centenar de personas se encontraron en las calles del pueblo con el mismo objetivo, formando una pequeña manifestación espontánea.

Pol y Marc no tienen relación con ningún partido ni entidad independentista, más allá de la afinidad personal. “Montamos esto porque nos parecía importante y desde luego sin esperar esta repercusión”, indica Pol.

Según explican, la campaña se inspira en el street art, muy dado al uso de plantillas para pintar o papeles pintados. Pero también se observa la huella inconfundible de la filosofía del do it yourself, que une desde el punk de los 70 al movimiento más reciente movimiento maker basado, entre otras cosas, en las impresoras 3D.

La ola levantada por 'Empaperem' también se basa en impresoras, aunque no 3D. Cientos de personas han mostrado en las redes sociales cómo imprimen en su casa o en sus centro de trabajo cientos de carteles que Pol y Marc diseñaron. Este domingo, en una encartelada masiva convocada por la ANC en Tarragona, sus carteles fueron los más usados.

“La viralización ha sido tan bestia que hemos visto gente que ha hecho el cartel directamente en Word, con otras tipografías, o a mano, probablemente sin saber que la campaña empezó en una web que se llama 'Emparerem'”, se enorgullece Marc.

Pol, Marc, Albert, Marta y el resto del grupo han acabado de pegar todos los carteles que habían preparado para este domingo. Han tenido suerte porque no se han topado con ninguna patrulla de la Guardia Urbana, que vigila con celo que ningún particular reparta propaganda. En los últimos días, las policías locales han llevado a cabo decenas de actuaciones para requisar material de partidos u organizaciones independentistas y han identificado a personas que participaban en actos políticos.

“Es totalmente ridículo, más propio de una dictadura y además inútil porque no van a conseguir que la gente deje de expresar sus ideas”, asegura Albert. La sensación que describe Albert ha sido la gasolina que más ha hecho crecer las llamas del independentismo en los últimos años como, muy probablemente, vuelvan a hacerlo las operaciones policiales contra la impresión y distribución de carteles, los cierres de webs o la prohibición de actos que se viven estos días. 'Empaperem' tiene clara la respuesta: “Cuantos más carteles requisen, más imprimiremos”.

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