Puigdemont accede ante la CUP a someter la deuda catalana a una auditoría para renegociarla
Cordialidad pero desacuerdos entre dos aliados condenados a entenderse. El encuentro que este miércoles ha mantenido la CUP con el president de la Generalitat, Carles Puigdemont, ha servido para volver subrayar la distancia entra las dos formaciones en asuntos como los presupuestos, el BCN World o la deuda. Pese a eso, el acuerdo de estabilidad parlamentaria está firmado y sobre ese documento, y su interpretación, girará la acción del Govern durante una legislatura que ambos grupos quieren que termine igual, con la independencia de Catalunya.
La reunión ha servido a la CUP para arrancar al Govern el primer compromiso sobre la deuda, uno de los caballos de batalla de los anticapitalistas. Según han explicado las diputadas Anna Gabriel y Mireia Boya, Puidemont ha accedido a someter la abultada deuda de la Generalitat –68.000 millones según los datos del tercer trimestre del Banco de España– a una auditoría para, según los resultados de esta, proceder a renegociarla con sus tenedores, es decir, entidades bancarias pero sobre todo el Estado, que posee hasta el 60% de ella.
Auditar y renegociar no colma las aspiraciones de la CUP, que apuesta por estudiar el impago, pero les sirve a los cupaires para comprobar que el Govern está comprometido con el anexo de la declaración independentista del 9 de noviembre, que incluía la renegociación. Pero ni un paso más allá. Puigdemont zanjó el martes la cuestión de la deuda asegurando que Catalunya “debe pagarla porque somos un país serio”.
En la reunión, que ha durado una hora y media, se han tratado sobre todo asuntos económicos, en un momento en el que el conseller de Economía, Oriol Junqueras, está elaborando y buscando apoyos para su proyecto presupuestario. Según ha explicado las diputadas, Puigdemont mantiene el compromiso de incluir el plan de choque social de 270 millones en las cuentas, una cuestión que quedó en duda este martes cuanto la portavoz del Govern, Neus Munté, dejó fuera del pacto de estabilidad el último plan de gobierno propuesto por Junts pel Sí durante las negociaciones.
La CUP ha reclamado al president que las cuentas deberán cumplir algunas de sus condiciones si quieren contar con su apoyo y han asegurado que “no les temblarán las piernas” para defender sus principios. “Si el president cree que los presupuestos son parte del acuerdo de estabilidad, le hemos dicho que deben ser sociales y se debe abordar con valentía la deuda”, han aclarado. La candidatura todavía se lame las heridas por la tensión interna que llevó a la investidura de Puigdemont y algunos sectores, los que consideran que la CUP ha pagado un precio demasiado alto en el pacto de estabilidad, apuestan por no ceder en nada más, sobre todo en los presupuestos.
El anuncio de Puigdemont de que estudiar someter el macroproyecto urbanístico del BCN World a una consulta popular tampoco ha acabado de convencer a las diputadas. La CUP quiere llevar la decisión a sus bases, aunque en principio la oposición al proyecto es total, hasta el punto de que fue uno de los puntos importantes en la negociación con JxSí, accediendo estos a paralizar el Plan Urbanístico hasta contar con el consenso de los actores.
El Govern de Puigdemont, sin embargo, no está de acuerdo con paralizar totalmente el proyecto, y en solo un mes de andadura ya ha mostrado su interés en llevarlo adelante, si bien modificado. De hecho, antes que a las diputadas de la CUP, el president había recibido a Hamish Dodds y Nelson Parker, consejero delegado y vicepresidente de Hard Rock Café, multinacional que se ha mostrado interesada en liderar la inversión en el proyecto de Vila-Seca y Salou. En la reunión con los inversores también estaba el vicepresidente económico, Oriol Junqueras, que la anterior legislatura se mostró siempre contrario al BCN World.