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Puigdemont ofrece una negociación bilateral ante los gestos aperturistas de Rajoy

Puigdemont junto a la comitiva que este martes ha arropado a Homs ante su suplicatorio

Arturo Puente

El Govern catalán no espera del nuevo Ejecutivo de Rajoy pasos reales más allá de los gestos, pero tampoco quiere parecer sordo ante el eventual cambio de actitud que avanzan los signos aperturistas del nuevo Gobierno español respecto a Catalunya. Los de Puigdemont se preparan ya para aprovechar un cambio en la posición del PP, por pequeña que sea.

Ante la buena voluntad negociadora expresada por la vicepresidenta del gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, el vicepresident catalán, Oriol Junqueras, le envió este lunes una carta en la que le conminaba a una reunión entre ambos en Barcelona, similar a la mantenida en Madrid en julio pasado. Esto en lo referente a la arena. La de cal ha llegado este martes, cuando el Govern catalán ha presentado un recuento de los recursos de inconstitucionalidad, contenciosos y conflictos de competencias que mantienen ambos gobiernos.

“Solo escuchamos palabras, pero necesitamos hechos”, ha resumido la portavoz del Govern, Neus Munté, en una rueda de prensa celebrada mientras el president viajaba a Madrid junto a otros líderes independentistas para arropar a Francesc Homs durante la votación sobre su suplicatorio al Tribunal Supremo.

Según el Govern, que la “ofensiva judicial” contra el 'procés' siga su curso desmiente los gestos de buena voluntad que el gobierno de Rajoy está lanzando a Catalunya, un cambio de actitud representado este lunes en Barcelona, en la toma de posesión del moderado Enric Millo como delegado del gobierno en Catalunya.

El memorial de agravios judiciales esgrimido, bien administrativos y competenciales, bien penales contra cargos electos, viene a justificar la sostenida negativa del Govern a entrar en una mesa de negociación multilateral con el resto de comunidades. Especialmente en la anunciada conferencia de presidentes autonómicos que abrirá el juego de la negociación de la financiación autonómica, donde Puigdemont considera que su presencia sería contraproducente para los intereses catalanes, que ya estarán defendidos por Baleares o el País Valenciano.

El cambio de actitud de Rajoy no será suficiente para que el Govern modifique su opinión respecto a la asistencia a mesas multilaterales, afirman desde el Ejecutivo catalán. De hecho, el objetivo es forzar, al menos, una negociación bilateral sobre temas autonómicos, la mayoría de ellos contenidos en los 46 puntos que Puigdemont esgrimió ante Rajoy en su primera y única visita a Moncloa. Poco difiere este posicionamiento con el mantenido hasta ahora por el lehendakari en funciones, Iñigo Urkullu, quien también anunció su no asistencia a la conferencia de presidentes si no se reactivaba la mesa bilateral Vitoria-Madrid.

“Queremos negociar todo, sin líneas rojas”, ha asegurado Munté este martes, aunque ha recordado que entre los 46 puntos hay asuntos como el referéndum, irrenunciable para ellos, pero también asuntos que pueden considerarse de gestión, como la financiación de la Ley de Dependencia o la gestión de la red de Cercanías.

Si el Gobierno español acepta la fórmula bilateral propuesta, será el vicepresident Junqueras el encargado de liderar la negociación. Una situación que no deja de tener un punto paradójico, al ser ERC la formación de la coalición con una imagen más contraria a la negociación sobre temas autonómicos y, más aún, al ser el propio Junqueras el encargado de diseñar el “innegociable” referéndum que el Govern promete para 2017.

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