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La decisión del Supremo sobre Junqueras condiciona la negociación del nuevo Govern

Junqueras defenderá este jueves su salida de prisión ante el Supremo

Arturo Puente

La Sala de Apelaciones del Tribunal Supremo, que escuchará este jueves los argumentos de Oriol Junqueras y su defensa para reclamar el fin de la prisión provisional, tiene en la mano asuntos que van más allá de la libertad del exvicepresidente de la Generalitat. La decisión que el tribunal acabe tomando decantará la estrategia de ERC a la hora de negociar un nuevo Govern del que no piensan renunciar ni a la vicepresidencia ni a la sustitución del president que este cargo implica.

El bloque independentista tiene por delante la negociación sobre la formación del nuevo Ejecutivo, la composición de la Mesa del Parlament y, sobre todo, sobre la forma de llevar a cabo todo esto. El reglamento de la Cámara plantea importantes dificultades técnicas para llevar a cabo todo lo que desean, comenzando por una “investidura telemática” de Puigdemont que el reglamento del Parlament a priori no permite. En vista de la dificultad de esta negociación, ERC ha pedido una tregua hasta conocer la decisión del tribunal sobre el futuro de su líder, un auto que no tiene por qué conocerse este mismo jueves.

Aunque en la formación republicana asumen que, con Junqueras en la calle o no, después de los resultados del 21D no tienen alternativa a votar la investidura de Puigdemont, el papel que el líder de ERC puede jugar estando en libertad es clave. Si Junqueras puede ocuparse de su cargo, ningún delegado de Puigdemont podría hacerle sombra institucional en el Palau.

Esto en el caso de que, finalmente, el president cesado encuentre la fórmula de presentarse a la investidura. Los republicanos se han conjurado en hacer todo lo posible para ello, pero en esta formación continúan convencidos, como ya lo estaban durante la campaña, de que con el reglamento en la mano Junqueras en prisión es más fácil de investir que Puigdemont en Bélgica.

El objetivo de ERC no es dar la batalla por una presidencia que reconocen para JxCat, según explicaban este martes fuentes del partido republicano. Ahora bien, ERC no está dispuesta a ceder ni la vicepresidencia ni ninguna de las prerrogativas que esta implica, incluida la de sustituir al president ante cualquier eventualidad. Por lo tanto, si JxCat llega a aceptar en algún momento que investir a Puigdemont es imposible por razones logísticas o reglamentarias, el nombre de Junqueras no tardará en aparecer entre los presidenciables.

Tanto si la “investidura telemática” de Puigdemont se produce como si no, la estrategia de ERC es hacer que Junqueras esté tan operativo como sea posible. Por esta razón la defensa del republicano ya ha avanzado que, si el tribunal no le concede la libertad, la siguiente reclamación será el traslado a una prisión catalana, para que los desplazamientos a las sesiones parlamentarias sean más fáciles. Esta petición se hará partiendo de la idea, que el equipo de defensa da por hecha, de que el diputado podrá asistir a todas las sesiones plenarias, comenzando por la constitución del Parlament del día 17 y continuando por la sesión de investidura.

JxCat por su parte mantiene que el president puede ser investido sin estar presente en el Parlament. Sin embargo el equipo más estrecho de colaboradores de Puigdemont, que estos días está junto a él en Bruselas, prefiere insistir en la mano que el president cesado ha tendido al Gobierno español para buscar un acuerdo político que facilite su regreso sin consecuencias penales, algo que desde Moncloa ni se contempla. Según argumentan, si el relegitimado president no tiene garantías para volver a Catalunya la investidura telemática será decidida por el Parlament pero la responsabilidad será del Gobierno español.

En la vía pragmática por la que ERC se ha decantado también se inscribe la posibilidad de que los diputados de Bruselas abandonen su acta antes del día 17. Son cuatro, Clara Ponsatí y Lluís Puig por JxCat, y Toni Comín y Meritxell Serret por ERC, y su renuncia haría que los independentistas tuvieran 69 diputados, contando con que a los presos se les permitiese salir a votar. Así se garantizarían la mayoría absoluta y evitar forzar el reglamento desde la primera sesión de la XII legislatura. Por el momento representantes del partido ya han acreditado ante el Parlament como diputados a Jordi Sànchez y Quim Forn, ambos presos y que obtuvieron actas de representantes por el JxCat el 21D.

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