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“Una mayoría independentista sería un gran cambio; una absoluta de Junts pel Sí será un cambio imparable”

Jordi Sànchez en los Jardines de la Indústria de Barcelona, cerca de la sede de la ANC/ SANDRA LÁZARO

Oriol Solé Altimira

El 11 de septiembre de este año no va a ser uno más. Los catalanes celebrarán la Diada en medio de la campaña electoral para las elecciones del 27 de septiembre. Jordi Sànchez, el presidente de Assemblea Nacional Catalana (ANC), una de las entidades que organizan el multitudinario acto de la tarde que se celebrará en la avenida Meridiana de Barcelona, no se cansa de repetir que la 'Via Lliure' (Vía Llibre) no será un acto de campaña. Sin embargo, no ha logrado convencer de ello a la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, o al candidato de Catalunya Sí que es Pot Lluís Rabell, que no acudirán a la Meridiana.

De cara a las elecciones, afirma que la ANC no dará apoyo explícito a Junts pel Sí o a la CUP, las dos formaciones independentistas que concurren el 27-S. Cuando se le pregunta cómo ve la próxima cita electoral, pronostica que una mayoría absoluta de Junts pel Sí será un “cambio imparable” para el proceso soberanista.

En la Diada del año pasado la presidenta de la ANC, Carme Forcadell, exigió al presidente Mas que pusiera las urnas. ¿Qué le dirá usted a Mas este año?exigió al presidente Mas que pusiera las urnas

Este año tenemos que demostrar que somos cientos de miles de personas en la calle. Este es un mensaje que no va en el discurso, sino que va en la movilización. Para nosotros este año es muy importante la movilización, más incluso que las palabras que podamos decir en el escenario. Debemos dar un mensaje de confianza a los ciudadanos del país, en el sentido de que tenemos la oportunidad de decidir nuestro futuro político, que es lo que hubiéramos querido hacer el 9 de noviembre y no nos dejaron. Ahora tenemos la oportunidad.

Pero esta Diada será especial. Todos los partidos, aunque no lo digan, tienen claro que el 27 de septiembre Catalunya se juega algo más que la configuración del Parlament.

Tenemos muy claro que lo que nos jugamos ahora es dar un mandato a los representantes políticos para que puedan concretar la decisión de impulsar un Estado propio. El derecho a decidir era una demanda del año pasado, y ahora de lo que se trata es de tomar el ejercicio de este derecho y hacerlo efectivo, en nuestra opinión en clave soberanista. El mensaje para el próximo presidente de la Generalitat y todos los parlamentarios es que escuchen a las urnas. Las urnas hablarán dentro de 15 días y habrá que escuchar, aceptar y actuar en consecuencia. Este es un mensaje tanto interno como externo.

Las cosas han cambiado desde la Diada del año pasado. Ahora la ANC está integrada en Junts pel Sí, una lista con Òmnium, CDC y ERC.

Con todo mi respeto, niego la mayor. La ANC no está integrada en ninguna lista y explícitamente la ANC no dará apoyo a ninguna lista en concreto. Promovimos la consulta del 9 de noviembre, y como se alcanzó la realización del 9 de noviembre pero no como nos hubiera gustado, emplazamos a hacer unas elecciones. Nos comprometimos a impulsar un movimiento para ganar las elecciones porque vimos que es la única puerta que tenemos para podernos expresar en las urnas. Nos implicamos a fondo para conseguir que las opciones comprometidas con el derecho a decidir primero y luego con la independencia se presenten a las elecciones del 27-S con el mínimo número de opciones posibles, porque creemos que refuerza el carácter plebiscitario. Una vez que el resultado es una lista de la CUP por un lado y una de CDC, ERC y personas independientes por otro [Junts pel Sí], nosotros como ANC comunicamos a las dos candidaturas que nosotros no seremos parte activa en la campaña electoral, que no nos integraremos en ninguna candidatura y que ni siquiera pediremos el voto.

Sin embargo, la expresidenta de la ANC, Carme Forcadell, va en la lista de Junts pel Sí.

Carme Forcadell ya no es miembro de la dirección de la Assemblea. La ANC tiene unos estatutos muy estrictos, que determinan que mientras se es miembro de la dirección no se puede participar en ningún otro organismo de dirección política ni en ninguna opción electoral. Cuando deja la presidencia, Carme ya ni siquiera es miembro de la dirección y tiene libertad de hacer lo que crea oportuno. Está claro que tanto Carme como Muriel Casals [ex presidenta de Òmnium Cultural y número 3 de Junts pel Sí] llevan un capital detrás, pero no actúan en nombre de nadie. Ya sé que esto puede ser interpretado como que hilo muy fino, pero la realidad es que nosotros ni hemos hecho campaña por ninguna candidatura ni la haremos.

El diputado de la CUP David Fernàndez dijo que se entró en la reunión del 13 de julio con un 4-1 por una lista electoral sin políticos y salió con un 1-4. ¿Qué pasó en el Palau de la Generalitat?

La descripción de David es cierta. Pero, lógicamente, al simplificarlo obvia otra parte del debate, que es la gobernabilidad. La clave del debate no fue políticos sí o políticos no. De eso se habló muy poco. La clave fue gobernabilidad o no gobernabilidad. Se valoraron las consecuencias de hacer unas elecciones con unas listas que luego no fueran a formar gobierno y volver a convocar elecciones. Había riesgos políticos, jurídicos y electorales. Al final, de forma mayoritaria aunque no unánimemente, se creyó que la opción que se tomara debía priorizar la gobernabilidad. La CUP dijo que no lo veía claro, y nosotros hicimos un emplazamiento a CDC y ERC de que hablaran a fondo si estaban de acuerdo con la gobernabilidad, y si estaban de acuerdo, que lo comunicaran y el tema quedaba resuelto. Y si no estaban de acuerdo, que saliesen de Generalitat y digesen que volvíamos a la fórmula de las tres listas por separado.

Antonio Baños, que ahora es candidato de la CUP el 27-S, dijo que el president Mas hizo un chantaje en esa reunión, y que si no había lista única él no adelantaba las elecciones.

No tiene sentido entrar en polémicas con Antonio Baños. En ningún caso ni yo ni la gente de la ANC nos sentimos bajo ningún tipo de chantaje. Cada uno entró con una posición y el debate avanzó hacia donde avanzó. Tal y como yo entiendo el chantaje, éste no se produjo. Ciertamente, el president Mas no estaba de acuerdo en algunas cosas. Lo manifestó, lo razonó, y en algunas le dijeron que tenía razón y en otras no.

¿En qué cosas no estaba de acuerdo el president Mas?

El president Mas dijo que no estaba de acuerdo en convocar unas elecciones que llevaran al colapso institucional, y que por lo tanto, si esta era la condición, él aceptaba que no había posibilidad de buscar un acuerdo y volvíamos a la fórmula de las tres listas separadas.

¿Si Junts pel Sí no logra la mayoría absoluta y necesita a la CUP para gobernar, el proceso se encontrará con una traba o con un impulso?

Las mayorías que pretenden buscar gobierno cuanto más sólidas sean y menos necesiten de otros, mucho mejor. Esto es un principio de gobernabilidad en cualquier sistema parlamentario. Por lo tanto seguro que una mayoría absoluta de Junts pel Sí, y todo apunta a que será la primera opción, es mucho más estable que una mayoría que requiere el apoyo de otro. Ahora bien, tal y como está configurado el debate político, si Junts pel Sí no dispone de mayoría suficiente para formar gobierno, el acuerdo con la CUP puede ser y será, no tengo ninguna duda, porque tanto Junts el Sí como la CUP han manifestado que la prioridad es que este proceso no encalle y que avance.

¿Cómo vería un apoyo de la CUP a Junts pel Sí a cambio de que Mas no repita como presidente, tal y como han insinuado desde la CUP?

No voy a entrar a polemizar, porque como ANC no nos corresponde. Anticipar escenarios no aporta nada sustancial y nosotros estamos centrados en movilizar al máximo. De lo que estoy convencido es que nadie, tanto si depende de la CUP como de Junts pel Sí, dejará que este proceso encalle si hay una mayoría de diputados suficiente para sacarlo adelante.

¿La Via Lliure de mañana en la Meriadana será un acto electoral?

La Diada no se convertirá en un acto electoral. No ha sido nuestra decisión que coincida con el primer día de campaña electoral. Por lo tanto garantizaremos de manera escrupulosa que la Meridiana sea un espacio libre de confrontación electoral. Hemos pedido a los partidos, y nos gustaría que nos escucharan, que respeten el espacio de la Meridiana, que no pongan paradas y que no distribuyan propaganda. La confrontación electoral es lo más normal y sano en democracia. Pero con una movilización como la de la Meridiana que quiere ser unitaria pretendemos conseguir una tregua en la campaña electoral para que nadie se sienta incómodo. Además, en ninguna de las intervenciones no habrá ninguna referencia directa o indirecta a favor de ninguna formación política.

El candidato de Catalunya Sí que es Pot, Lluís Rabell, no piensa lo mismo y ha declinado acudir a la Meridiana precisamente por considerar que Mas quiere transformar la Diada en el primer acto masivo de campaña.

Una cosa puede ser la intención del presidente Mas, pero nosotros le dimos a Lluís Rabell las garantías de que el acto de la Meridiana no será un acto electoral. En cualquier caso, nos emplazó a hablarlo mañana por la noche porque los hechos demostrarán que habrá sido una Diada no electoral. Nos gustaría que en la Meridiana estuviera todo el mundo, también los dirigentes políticos. No sé si acabarán viniendo todos los dirigentes políticos, pero si buena parte de sus electorados. Estoy convencido de que la movilización de la Diada superará las fronteras de los partidos. Mañana nos encontraremos muchos votantes de formaciones políticas muy diversas, no sólo de Junts pel Sí y de la CUP.

Tampoco ha logrado convencer a la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, que votó Sí-Sí el 9 de noviembre.

El caso de Ada Colau es más matizable. Hay dos factores, y uno de los que pesa es el institucional. Con Ada Colau en este sentido hemos mantenido la misma postura que con Artur Mas. Entendemos sus dudas y las interpretaciones de su figura institucional, pero aceptaremos lo que digan y estaremos contentos si vienen, y si no, buscaremos otra fórmula para visibilizar su apoyo. Además Ada Colau me dijo que en Barcelona en Común tenían dudas, y que habrá altos cargos del Ayuntamiento que vendrán. Y estoy convencido de que mucha gente de ICV y EUiA vendrá. Creo que todos hemos jugado más a polemizar y buscar espacios mediáticos con la excusa de la Diada y los hechos acabarán demostrando otra cosa. Pero lo respetamos y lo entendemos.

¿Ada Colau personifica el sentir de muchos ciudadanos que están de acuerdo con ejercer el derecho a decidir hasta las últimas consecuencias, incluso con una hipotética independencia, pero no en cómo los partidos están llevando a cabo el proceso soberanista?

Es posible. Ante esto es muy difícil contrarrestar con los plazos que tenemos en la ANC. La ANC no tiene todos los instrumentos para poder hacer el escenario deseado por todos. ¿El escenario que tenemos en esta Diada es lo que realmente querríamos, con respecto a la confluencia de todas las formaciones? No es el óptimo. Dicho esto, nosotros hemos puesto el acento siempre y este año hemos insistido en que el auténtico protagonista de la Diada es la gente, es la sociedad. Y no ahora. Fue la gente la protagonista de la Vía Catalana, del 9-N, y de otras movilizaciones.

¿Cuentan con Catalunya Sí que es Pot después del 27-S?

Contamos con toda la gente del país que vaya avanzando a definirse en el debate sobre el futuro político. Con Catalunya Sí que es Pot, claro que contamos porque todos ellos han estado muy comprometidos con el derecho a decidir, forma parte de su ADN político. Tengo el convencimiento que si los resultados del 27-S son claros y hay un mandato claro, Catalunya Sí que es Pot y otras formaciones políticas y sociales acabarán siendo parte activa en la construcción de la nueva república y en el proceso constituyente. Y si no lo fueran, sería una mala noticia para el proceso.

¿CDC se ha refundado gracias a Junts pel Sí?

Yo creo que no se ha refundado, otra cosa es si se debe refundar. En estos momentos nadie está hablando de la refundación, están volcados todos en el 27-S. Junts pel Sí no es el espacio de refundación de nadie, ni siquiera de ERC. El momento actual es muy importante y yo quiero poner en valor esto. Se demuestra una vez más que en política la unidad es un valor añadido donde uno más uno no es dos sino que es más que dos. Igualmente estoy convencido de que dentro de cinco años el sistema de partidos en Catalunya habrá cambiado drásticamente, ya estamos viendo muchos indicios de este cambio. Pero cambiará no sólo en las formaciones de la izquierda.

¿En estos momentos el soberanismo tiende más a recalentar el núcleo de convencidos más que a actuar en la periferia de indecisos?

Es un riesgo. Pero yo creo que el proceso está encarado a lograr una mayoría social muy amplia. Si sólo se estuviese calentando el núcleo significaría que las cosas no se están haciendo bien y confundiríamos la condición necesaria con una condición suficiente. Para que el independentismo tuviera opción de ser mayoría tenía que generar ilusión. Está claro que antes del mes de julio esta ilusión estaba cogida con pinzas. En estos momentos es indiscutible que la ilusión está. La gente que cree que la solución pasa por el impulso de una república catalana la tenemos totalmente activada. Quiero creer y tengo síntomas que esto está superando las fronteras que ya existían y ganando simpatías en otros sectores, pero la certeza no la tengo.

Junts pel Sí, donde va integrada Convergència, asegura que promete medidas sociales socialdemócratas en su programa electoral. ¿Una persona de centroderecha o liberal votará a Junts pel Sí?

Es una dilema que he planteado en diversos espacios. La gente de izquierdas e independentistas sabíamos que teníamos una dificultad y un reto, que era cómo convencíamos a la gente de izquierdas para que entendiera que querer el impulso de un espacio nacional no era una cuestión de derechas, sino una condición para hacer una Catalunya mejor y más justa. Ganar las izquierdas para el proceso era muy importante.

La paradoja ahora es que a lo mejor alguien tendría que trabajar intensamente para que la gente de centroderecha o liberal del país no se descuelgue del proceso. Yo lo tengo difícil porque no formo parte de este mundo liberal. Ha habido una evolución, pero no sólo a causa del proceso. La crisis económica y el descrédito de la política han llevado, afortunadamente, a poner sobre la mesa una agenda política para dar respuesta a los retos que tenemos. Esto pasa por impulsar un Estado propio, unas políticas sociales de centroizquierda, la garantía de derechos y servicios universales y una radicalidad democrática y una transparencia que devuelva la credibilidad en el sistema. Esta agenda que hace unos años era exclusivamente de sectores minoritarios del país, en estos momentos es muy amplia. Y creo que eso es bueno.

¿CDC debería ser la encargada de que este sector liberal no se descolgara del proceso?

Sí, pero también tengo que decir que no seríamos justos si no supiéramos analizar que en la dirección actual de Convergència ha habido un cambio generacional. Los sectores liberales que dominaban hace 10 años en estos momentos están, pero en franca minoría. Las sensibilidades de gente como Albert Batalla, Carles Puigdemont, Mercè Conesa o Neus Munté siempre han sido socialdemócratas. Esto que hace una años era una rara avis en Convergència, hoy se ha normalizado. La cuestión podría ser si hay tanto espacio para tanto partido socialdemócrata, pero esto ya es otro debate.

¿Como irá el 27 de septiembre?

Irá bien. No tengo ningúna otra encuesta que las que se van publicando en los medios, pero el olfato me dice que Catalunya se está preparando para un gran cambio. Un gran cambio puede ser una mayoría inequívoca independentista. Un cambio imparable será la mayoría absoluta de Junts pel Sí. La gente del país está reaccionando, se puede ver en los actos públicos que desbordan todas las previsiones. Hay un estado de ánimo de ilusión y un proyecto que ilusiona, y eso en política todo el mundo sabe que es imparable. Pero hablemos claro: puede ocurrir que haya una corriente de voto oculto que en estos momentos, como que se siente minoritaria o a contracorriente, no se expresa. Esto existe cuando hay momentos de cambio muy intensos. No lo descarto, pero en este momento yo no tengo ningún indicio de que esta corriente exista.

¿Este cambio imparable de la mano de Junts por Sí vendrá aunque la ANC no dé apoyo explícito a Junts el Sí?

El cambio vendrá porque hay una opción mayoritaria independentista. La ANC la quiere y no lo escondemos, pero nosotros no vamos a hacer campaña activa por Junts pel Sí.

No contempla, por tanto, que el llamado 'discurso del miedo' sobre la salida del euro de Catalunya, o incluso una posible intervención del Ejército, pueda tener éxito.

La gente sabe que no estamos ante un debate identitario. No se expulsará de Catalunya a nadie por motivos de lengua, nacimiento o linajes. Europa no nos expulsará. Cuando Volkswagen anuncia 3.300 millones de inversión en Martorell, ¿alguien con sentido común cree que antes de hacer esta inversión no tiene sobre la mesa el escenario de una Catalunya independiente? Claro que lo tiene, pero eso no le preocupa, porque sabe que en una Catalunya independiente o en una Catalunya dentro de España, Volkswagen continuará fabricando sus vehículos aquí siempre y cuando económicamente les salga rentable. El discurso del miedo está, pero el ciudadano no se deja engañar fácilmente. La gente que apuesta por la opción de mantener Catalunya en España la tiene porque es su opinión legítima y porque creen que es lo mejor, no por el discurso del miedo.

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