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La tensión en el bloque independentista estalla tras el cúmulo de reproches entre JxCat y ERC

La Mesa del Parlament no ha tramitado la reforma de la ley de la presidencia

Neus Tomàs

Ni un día sin bronca. Así se podría resumir la compleja relación entre Junts per Catalunya y ERC. Condenados a entenderse para evitar una repetición electoral, pero en tensión permanente para no ceder en sus respectivas posiciones. La decisión del presidente del Parlament, Roger Torrent, de impulsar una demanda de medidas cautelares ante el Tribunal Europeo de los Derechos Humanos para defender los intereses de Carles Puigdemont ha provocado una nueva disputa entre ambas formaciones.

Torrent ha anunciado este martes la decisión de apelar al tribunal de Estrasburgo sin consultar antes a Puigdemont, y a la misma hora en que él mismo rechazaba tramitar en la reunión de la Mesa la petición de Junts per Catalunya para reformar por vía de urgencia la ley de la presidencia que permitiría investir al president cesado. La coincidencia de ambas decisiones fue interpretada por JxCat como una prueba de que el presidente del Parlament utiliza la apelación a la justicia europea como una “cortina de humo” para evitar dar explicaciones de su rechazo a tramitar la modificación legislativa presentada el grupo de Puigdemont.

JxCat reprocha a Torrent (y por extensión a ERC) que adopte decisiones que pueden ser contradictorias con la estrategia de defensa judicial que el president cesado está diseñando en Bruselas. Los republicanos aseguran no entender esta crítica cuando hace menos de dos semanas era JxCat quien especulaba con la posibilidad de recurrir a Estrasburgo para conseguir que las justicia europea favoreciese la investidura de Puigdemont.

Las posibilidades que la petición de Torrent prospere en Tribunal de Derechos Humanos son muy pocas puesto que este tipo de demandas están prácticamente reservadas para casos de genocidio puesto que se presupone que “existe un riesgo inminente de daño irreparable”.

La apelación de ERC

“Ya está bien de reproches”, lamentó públicamente el portavoz republicano, Sergi Sabrià, tan o más molesto de lo que en la misma sala se había mostrado un rato antes el portavoz adjunto de JxCat, Eduard Pujol.

Esquerra reclama al equipo de Puigdemont que todos se pongan a trabajar con “el máximo rigor, responsabilidad y discreción” mientras que JxCat insiste en que no se moverá del “compromiso adquirido” con sus electores y que no es otro que el de “hacer posible la investidura de Puigdemont”. Mientras el reloj siga parado, y con una nueva tanda de declaraciones en el Supremo, no parece nada fácil que las negociaciones empiecen a fructificar.

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