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Los manteros responden a la presión de la Guardia Urbana ocupando la Rambla

Mercadillo de manteros en plena Rambla de Barcelona

Pau Rodríguez

Barcelona —

El conflicto con los manteros en Barcelona está lejos de una solución. Si hace dos meses se abría una brecha con la apuesta del Ayuntamiento para sentar manteros y comerciantes en una mesa de negociación, parece que ahora se vuelve a cerrar con el incremento de la presión de la Guardia Urbana sobre la venta ambulante en los últimos días. Al menos así lo han vivido y relatado los propios manteros, que ven en la celebración del Mobile World Congress la causa del endurecimiento de la vigilancia policial sobre su actividad.

Una prueba de esta presión ha sido el amplio despliegue de la Guardia Urbana este domingo para impedir el que los manteros llaman vienen llamando el “mercadillo rebelde” en la Rambla de Barcelona. Se trata de una protesta organizada por el colectivo 'Tras la manta', de apoyo a los manteros, que consiste en ocupar la principal arteria turística de la capital catalana desplegando sus bultos para vender a los turistas y a otros transeúntes. El de este domingo ha sido el cuarto mercado de este tipo, pero con una presencia policial muy superior a la de protestas anteriores. La Guardia Urbana ha intentado disuadir la acción de los manteros perimetrando la zona con antidisturbios, pero después de unos minutos de dudas, un centenar de vendedores, protegidos en algunos momentos por un cordón humano de activistas, han acabado desafiando los agentes y colocando sus productos en medio de la Rambla.

“No nos cansaremos de denunciar la criminalización de este colectivo, ni siquiera ante este gobierno”, exclamaba César, uno de los miembros de 'Tras la manta', al inicio de la protesta, que ha transcurrido en todo momento ante la mirada desconcertada de los turistas. “Están poniendo guapa la ciudad de cara al Mobile, pero nosotros lo que queremos es defender la fuente de trabajo de unos compañeros que no quieren robar, sino vender”, añadía Vicky, otra de las activistas.

Después de que una pareja de turistas, que paseaba con sus hijos, descartara comprarle un bolso, Abdou, mantero de origen senegalés, explicaba cómo ha sufrido el colectivo el aumento de la persecución policial. El punto de inflexión fue el jueves, relata, cuando agentes de la Guardia Urbana decomisaron artículos a un grupo de manteros que esperaba el metro en la estación de Besòs-Mar. “Fueron muy duros, los golpearon”, relataba el joven, que tenía algunos amigos entre ellos.

La estrategia, según interpretan desde 'Tras la manta', ha pasado a ser la de trasladar el conflicto del 'top manta' lejos del centro de Barcelona, donde tienen lugar habitualement las actuaciones policiales, para evitar dar una mala imagen en vísperas del Mobile World Congress. El colectivo calcula que desde el jueves se han detenido a una decena de manteros y decomisado una veintena de bultos, una cifra que sin embargo no ha sido confirmada por el Ayuntamiento de Barcelona.

Una nueva demostración de fuerza de la Guardia Urbana tuvo lugar este sábado, dos días después del incidente en el metro, y en el mismo barrio, el Besòs. Un contundente operativo policial sirvió para irrumpir en un piso de la calle Marsala en el que, según el consistorio, se incautaron 1.400 artículos por valor de 70.000 euros.

La protesta de los manteros en plena Rambla ha vivido momentos de tensión sobre todo al inicio, cuando la Guardia Urbana no estaba dispuesta a que se esparciera el mercado de venta ambulante. Poco a poco, y literalmente metro a metro, los manteros han ido ganando espacio a la policía con el apoyo de los activistas (en total unas 200 personas) hasta que la Guardia Urbana ha decidido abandonar el paseo. Los manteros, al grito de “ninguna persona es ilegal”, lo han celebrado como una auténtica victoria.

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