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El peor resultado de su historia sabe a victoria para el PSC de Iceta

Miquel Iceta comparece en la sede del PSC, en la calle Nicaragua

Caralp Mariné

El PSC se queda con 16 diputados y sus seguidores en la sede de la calle Nicaragua se quedan con una sensación agridulce que el candidato socialista a la presidencia, Miquel Iceta, describe muy bien: habla de remontada y de situación terminal. El trabajo hecho, dice, les ha permitido “remontar una situación que muchos habían descrito como terminal”. La comparecencia de Iceta ha estado acompañada de muchos aplausos, casi los primeros de la noche, y gritos de “Viva, viva, viva, Catalunya socialista”. Detrás, cinco compañeros del partido, entre ellos la número dos, Eva Granados. Han sonreído y se han abrazado, pero no ha habido bailes ni tampoco fiesta.

Iceta ha recordado encuestas que “nos otorgaban ocho o nueve diputados justo antes del verano”. Los resultados están lejos de esos ocho, pero también lejos de los 20 diputados de 2012, e Iceta se pone serio: “Valoramos de una forma positiva los resultados obtenidos por el PSC en un contexto de máxima polarización, después de haber sufrido una traumática escisión y en competencia con fuerzas emergentes”. Y muestra su optimismo cuando afirma que “mantener la tercera plaza en el Parlament, con 16 diputados y un número de votos muy similar al obtenido en 2012, creemos que es todo un éxito”. Ha sido el peor resultado de su historia, porque en el 2012 el PSC se quedó con 20 diputados, perdiendo nada menos que ocho. Era un resultado que quedaba lejos de los 37 diputados de 2006 o de los 43 de 2003. Pero ahora 16 diputados han valido alguna sonrisa y aplausos.

La comparecencia, por sorpresa y sin declaraciones, del ex presidente de la Generalitat, José Montilla, animó un poco el ambiente. Se paseaba, con media sonrisa entre los labios, saludaba a los periodistas, y se reafirmaba en lo que ya había dicho Assumpta Escarp al principio de la noche, justo después de que salieran los primeros resultados. Una Escarp muy seria y prudente valoraba que, a pesar de la caída, el “PSC mantiene su posición” y apuntaba que la llave de la gobernabilidad “la tiene la CUP”.

Pocos simpatizantes

“Hemos salvado los muebles”, decía una señora de unos cincuenta años a un grupo de personas que de pie junto a una televisión prestaba atención a los resultados. Con el 60% del escrutinio el PSC tenía 17 diputados y un 13% de los votos. La sede de la calle Nicaragua está llena de periodistas, que han subido por el montacargas medio destartalado y que se han ido colocado allí donde había un agujero, entre tres mesas largas de color gris, muy estrechas. “No creo que venga más gente a celebrarlo aquí”, comentaba la responsable de comunicación del partido. Sólo entre 20 y 30 simpatizantes han comparecido para seguir esta jornada desde la calle Nicaragua, el resto son periodistas.

Pocos comentarios y poca euforia a pesar del resultado. “La independencia ha ganado”, comentaba resignada una mujer de nacionalidad extranjera. Lo que más les molesta a algunos, y dicen que “les da miedo”, es el salto de Ciutadans, que se ha quedado con la segunda plaza en el Parlament, un lugar que hasta 2012 había conservado el PSC.

La propuesta federalista de los socialistas catalanes ha acabado cuajando más de lo que pronosticaban algunas encuestas, que dejaban al PSC por detrás de Catalunya Si que es Pot. Todo un triunfo para el partido socialista, que al menos ha podido superar a la nueva confluencia de izquierdas no independentista que durante esta campaña, al igual que Ciutadans, ha competido con el PSC para quedarse con aquellos votantes que tradicionalmente votaban al partido socialista. Al final más de los que parecían han seguido apostando por el partido con más historia de los tres.

Ha habido felicitaciones a los ganadores y peticiones. Iceta ha exigido a Junts pel Si que gobierne respetando las leyes y al resto de representantes parlamentarios. Ha querido matizar que la independencia ha perdido. Y ha querido volver a poner sobre la mesa que la única salida posible es la que plantea el PSC.

“Muchos catalanes no aceptan de ninguna manera el mantenimiento de la situación actual y los socialistas tampoco lo queremos” dijo, para después añadir: “Entre la ruptura unilateral y el inmovilismo hay otra opción, sólo abriendo el camino a una reforma constitucional federal lograremos cambiar esta situación ”. Y así, abriéndose camino entre la prensa y los pocos acompañantes que había, sin bailar y sin muchas trifulcas, ha vuelto a marcharse por la misma puerta por la que había entrado pocos minutos antes.

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