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“Cuando salto ante un fusil no es por la bandera palestina, es por la gente”

Laser Peles es activista propalestino miembro del colectivo israelí d'Anarquistas Contra el Muro

Xavier Puig i Sedano

Laser Peles nació en 1982 en el seno de una familia judía ortodoxa de Jerusalén, al igual que sus doce hermanos. Tras dejar sus estudios, se preparaba para ser rabino y, al rechazar la religión, su familia lo echó de casa. “Hay amigos con los que seguí hablando, pero muy pocos. Es una lucha incluso física, la gente me atacaba”, explica Peles. Sin un lugar donde vivir es en las calles donde empieza a compartir espacio con otros sin techo, algunos de ellos palestinos. Con ellos organizan una red para alquilar pisos para los sin casa. La repercusión de las acciones en los medios hace que entre en contacto con él el partido socialdemócrata sionista y lo incorporen a trabajar en el Knesset (Parlamento de Israel).

Es allí cuando se da cuenta de que algo no funciona. Viajar a Palestina, conocer gente y las primeras luchas contra la construcción del Muro en 2003 lo llevan al activismo pro palestino con otros israelíes que acabarían siendo conocidos como Anarquistas Contra el Muro. En 2007, la fatiga del activismo intensivo lo lleva a dejar Israel y marchar hacia Berlín aunque nunca ha perdido el contacto con sus compañeros de lucha. En la capital alemana pasa tres años enfrentándose a las contradicciones del movimiento antideustche (izquierda antiestatista y pro israelí). Desde 2011 vive en Barcelona donde es activista de la comunidad LGTBI + y participa de campañas y manifestaciones pro palestinas.

¿Como se suma a la lucha propalestina?

Al principio el Muro fué difícil de entender también para los Palestinos. Tardaron en comprender que significaba. Pero los granjeros veían como sus campos quedaban divididos y empezaron a actuar en contra de esto. Allí nos encontramos diferentes activistas israelíes que iban a Palestina y que habían sido activos durante la segunda intifada. Nos encontramos en las calles, cuando empieza el plan para construir el muro.

Cuando los palestinos empiezan a manifestarse la respuesta del ejército israelí es muy dura, les disparan. Entonces nos pidieron que algunos israelíes fuéramos a sus manifestaciones para evitar que el ejército disparara. Gritábamos en hebreo “no disparad, hay israelíes aquí” y entonces paraban.

¿Cómo se crea el grupo de Anarquistas Contra el Muro?

No somos un grupo, sólo gente que trabajamos junta. En el primer pueblo donde se comenzó a construir el muro, Masha, un granjero comunista palestino decidió acampar en sus tierras. Se añadió mucha gente y se hacían debates, trabajos conjuntos y manifestaciones, también se sumó mucha gente de Israel. Se convierte en un punto de información porque tenía un acceso fácil y seguro. La gente venía a escuchar y después se les invitaba a sumarse a las manifestaciones. Cuando el muro llega al pueblo, el ejército desaloja el campamento.

Construido el muro, casas y tierras del mismo pueblo quedan separadas. Entonces, el ejército abría un paso dos veces al día durante 10 minutos. Hasta que un día la gente del pueblo decidió pararlo. Se hace una manifestación, rompemos la valla y la policía empieza a disparar. Tocaron a uno de los israelíes, dos balas en la pierna. Era la primera vez que participaba en una manifestación y hasta hacía una semana era soldado. Su padre era jefe de un consejo local y tenía muchos contactos, así que los medios se empezaron a hacer eco y a preguntarnos cómo nos llamábamos. Lo hablamos, algunos optaban por Judíos contra el ghetto, pero al final elegimos Anarquistas Contra el Muro. El grupo principal somos anarquistas, pero no es un grupo sólo de anarquistas.

¿A partir de aquí, cómo evoluciona el colectivo?

Al principio no era realmente un colectivo. La gente venía y cuando pasaba algo todos intentaba ayudar. Después pero, los palestinos comenzaron a llamarnos de muchos pueblos para que fuéramos y necesitamos organizarnos mejor. Quizás en un día había cinco manifestaciones y nos teníamos que repartir para que hubiera representación israelí en todas partes. Teníamos que hacer el ruido de 50, era la forma que el ejército no disparase.

¿Qué hacen anarquistas en un conflicto nacional?

Cómo de puros podemos ser? Tenemos la fantasía de un mundo sin fronteras ni gobiernos y seguiremos luchando por ello. Sin embargo, aquí cuando voy por la calle y veo que la policía ataca trabajadores sexuales no pienso si son anarquistas o si son nacionalistas catalanes o unionistas españoles, me da igual. Cuando hablo de la lucha palestina no lo estoy haciendo por la bandera de Palestina, lucho por las personas, por sus vidas, su libertad. Cuando salto ante un fusil no es por la bandera, es por la gente.

¿Qué lectura del conflicto hace Anarquistas Contra el Muro?

Somos gente diferente y tenemos ideas diferentes. En lo que estamos de acuerdo es que nos sumamos a los palestinos. Ellos eligen que quieren hacer y nosotros los ayudamos. No queremos tomar ninguna decisión, es su lucha. Estamos allí para ellos, estamos de acuerdo con ellos. Estamos todos de acuerdo en que Israel es un estado fascista y que el muro es un nuevo Nakba [palabra árabe que significa desastre]. El 48 fue el primer Nakba, 68 el segundo y todo el mundo está de acuerdo en que el muro es otro Nakba.

¿Cómo entiende el conflicto?

No hay dos bandos, es un lado destruyendo al otro. Es una guerra racista. Si tomamos el movimiento sionista, desde el 1897 quiere un estado judío. Desde entonces se ha repetido muchas veces la idea de un estado judío separado: “queremos el máximo de judíos en la máxima tierra y el mínimo de árabes en la mínima tierra”. Para mí esta es la idea desde el principio hasta ahora. Tener un régimen racista puro. Lo que voy a decir es peligroso. No pienso que los sionistas sean nazis, pero la idea es similar. No tienen cámaras de gas, pero la idea de un lugar puro es similar. A partir de aquí, han venido muchas cosas como la guerra por los recursos hídricos y los demás recursos naturales. Muchas empresas capitalistas han querido sacar provecho de esta situación.

¿Cree que Anarquistas Contra el Muro son comprendidos entre la población palestina?

Al principio en muchos lugares los niños no habían visto israelíes antes y para ellos éramos los malos, pero después de un tiempo distinguían: “judíos buenos, judíos malos”. Con el tiempo, a medida que hemos ido muchas veces, hemos convivido y bebido con ellos nos entendíamos mejor. Después algunos palestinos, no muchos, han acabado diciendo “nosotros también somos anarquistas”.

Hay que estrechar vínculos...

Estamos aquí para luchar, nos hacemos amigos mientras luchamos, pero estamos aquí para luchar, no para beber té.

¿Cuáles son las dificultades de actuar en Israel por Anarquistas Contra el Muro?

Primero, no nos gusta pedir permiso para las manifestaciones, esto es un problema automáticamente. Es siempre una lucha, pero no sólo con la policía, también con la gente común, hay personas que nos atacan por la calle. Muchas de las acciones que hacemos son más de acción directa que no manifestaciones. Cortando vallas, o intentando romper tanques o partes del muro. Cogimos una parte de la valla de Gaza donde ponía “si te acercas dispararemos” y la colocamos en medio de Tel Aviv.

¿Cuál es la situación general de los movimientos sociales en Israel?

Teóricamente los movimientos sociales son fuertes, pero luchan sólo para los judíos. Son eso movimientos sociales o no? Hay muchas manifestaciones, pero la mayoría de los movimientos son fascistas. Es difícil trabajar con ellos, pero lo seguimos haciendo. Podemos colaborar en diferentes luchas, como la sanidad o la educación, sin importar que más hay. Ahora y aquí estamos luchando juntos. No podemos tener el privilegio de ser puros, somos demasiado pocos para ello.

¿Eso no legitima su sionismo?

Cuando vamos a manifestaciones en Palestina también hay chovinistas y machistas. Les estamos dando legitimidad? No! Estás luchando con ellos para una cosa concreta. Durante un tiempo el estado comenzó a detener gente sin pruebas. Además de miles de palestinos, detuvo a dos o tres personas de derechas. Nos manifestamos por ellos, los derechos son para todos, también para la gente con la que no estás de acuerdo.

¿Cree que actualmente se vive una tercera intifada?

Cuando hablan de números de intifadas es sólo para los políticos y los medios.Toda la lucha es intifada, es la lucha popular. Nosotros estamos en intifada todo el rato.

Entonces, ¿qué análisis hace de la situación actual?

Durante la lucha hay diferentes picos, ahora hay uno nuevo. A la gente le gusta darle un nombre, pero para mí es una misma intifada. Nunca sabes porque hay picos. Porque aquí surgieron los indignados? Alguien comienza, la gente lo sigue, hay un pico, luego sube la represión y vuelve a bajar la movilización.

¿No cree en este tipo de acciones?

No creo que sea práctico ni cambie mucho. Hay algo que moralmente está mal. No puedo juzgar a los palestinos por ello, pero cuando ves la gente que muere, no veo los beneficios, no creo que sea positivo. Pero es una opinión personal.

¿En qué opciones de lucha cree entonces?

Después de muchos años de lucha, y que nada funcione, es difícil decir cuál es la vía. Creo que una buena vía es el boicot. También la lucha popular, pero realmente popular, no una acción individual, acciones masivas. Por otra parte, aunque son religiosos y no me gustan muchas cosas suyas, creo que la manera de luchar de Hamás es muy inteligente y nos puede ayudar mucho. Es importante demostrar fuerza. Atacar con una navaja no lo hace, disparar un cohete sí. Creo que esta lucha puede ayudar a crear la atmósfera para que continúe la lucha y aumente la presión internacional y el boicot. Al final Israel colapsará en sí mismo.

Porque en 1992 se hace el pacto con Arafat? Porque la sociedad estaba cansada. Es la misma razón por la que el 2005 Sharon marcha de Gaza. La sociedad se cansa porque la lucha sigue y afecta la economía. No sé cómo acabará, pero creo que la idea de dos estados diferentes está agotada. La solución para mí es un estado. Como organizarlo? No lo sé. Puede ser como una federación. Un gobierno, un primer ministro y luego dos ministros de educación, de cultura ...

Ha dicho que estabas de acuerdo con la manera de luchar de Hamás, pero es un partido islamista ...

Es igual que con los movimientos sociales de Israel. Conocí el líder de Hamás en Cisjordania y le dije: “tengo un problema con muchas cosas vuestras, sois homofóbicos y chovinistas, pero ahora estamos luchando juntos”. No tenemos relaciones con los partido habitualmente, pero en la calle nos encontramos con gente de Hamás y Fatah.

¿Qué peso tiene la religión en el conflicto?

Es un choque más racista que religioso. Es bastante difícil, el judaísmo es una religión, pero a la vez también es una cultura. Tú puedes ser catalán en diferentes religiones, pero hay judíos que no son religiosos, pero si son parte de la cultura judía. Sin embargo, ahora la sociedad de Israel se está volviendo más conservadora y religiosa. Primero por un motivo demográfico, los seculares tienen 1 o 2 o 3 hijos y los religiosos, 10 o 12. Yo tengo 12 hermanos. Después hay mucha gente que con la presión que hay en Israel ha recuperado la religión. Dicen “todo el mundo nos odia porque somos judíos” y comienzan a girar hacia un sentimiento religioso judío. Hay muchos aspectos religiosos en el conflicto, pero no diría que es un conflicto religioso.

El Estado de Israel proyecta la imagen de gayfriendly, ¿que opina?gayfriendly

Es ciertos que hay lugares como Tel Aviv donde es seguro ser gay. Los medios enseñan Tel Aviv, pero es una burbuja, no es la realidad de Israel. Si vas a otra parte encontrarás mucha homofobia. Institucionalmente Israel es bastante liberal, los gays pueden ir al ejército, pero no se pueden casar. Tel Aviv no es un ejemplo, es como alguna parte de Beirut donde puedes encontrar bares gays, pero no dirás que el Líbano es gayfriendly.

¿Ha vuelto a Israel?

No, no he querido. Después cinco año luchando terminé muy cansado, personal y mentalmente. He estado varias veces en el hospital y en la cárcel, me dispararon en la pierna. Decidí hacer una pausa en Israel durante unos meses. Intenté alejarme, pero mentalmente no podía, era demasiado para mí, y volvía al activismo. No quería estar allí si no luchaba y decidí irme.

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