“La salud de un país debería incluir la salud de los migrantes”
Xóchitl Castañeda es directora de la Iniciativa por la Salud de las Américas, en la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Berkeley (California) desde 2001. Entre otras iniciativas, ha trabajado por mejorar la salud pública de los migrantes latinos que viven en Estados Unidos. Hablamos con ella de cómo la migración afecta la salud.
¿La migración trae consigo transformaciones “psicosociales” tanto para quien emigra como para sus descendientes? ¿De qué transformaciones estamos hablando?
La migración trae transformaciones enormes para la persona y su familia así como para la primera, segunda y casi tercera generación se ven afectadas, además también las comunidades de origen, tránsito y destino. Es decir, el proceso migratorio no es independiente o de una sola persona. La transformación está en un contexto social-familiar. Por ejemplo, si una madre decide irse a Estados Unidos a cuidar los hijos de mujeres norteamericanas -que es la situación de muchas mujeres de origen latino- los hijos de estas mujeres están sufriendo mucho porque están siendo cuidados por las abuelas. Entonces el efecto es enorme, no solo sobre la persona que emigra. Este ejemplo se aplica a muchos casos. El proceso de emigrar, además, empieza desde la planeación, la partida, el cruce de fronteras -que en muchas circunstancias es muy dramático, incluso el número de personas que mueren-, llegar a un lugar con una cultura y una lengua diferente y la inserción a una tarea laboral distinta. Además, también afecta la situación política, en Estados Unidos te conviertes en indocumentado.
¿Cómo influye el hecho de migrar en edad adolescente?
Es una edad crucial en muchos aspectos. Hay diferencias por ejemplo también si eres mujer, o eres una persona mayor o eres jovencito. Pero también hay similitudes, por ejemplo, la mayoría de los migrantes no tiene un acceso regular a los servicios de salud porque en el caso de Estados Unidos la salud no es un derecho humano, es un bien que se compra, se vende y se restringe a los ciudadanos.
¿Y cuando se trata de menores no acompañados?
Su infancia se trunca porque inmediatamente esa etapa termina y es más bien un adulto precoz. Tiene que trabajar, está expuesto a condiciones de explotación...
Antes mencionaba que muchos migrantes no tienen un acceso regular a los servicios de salud. ¿Qué implicaciones tiene a nivel de salud vivir como indocumentado?
La salud la entendemos como el bienestar físico y emocional. Imagínate el nivel de ansiedad de alguien que está solo y sin papeles. A nivel de salud física, el acceso a los servicios en Estados Unidos tienes que tener una ciudadanía y si no cuentas con la documentación correcta, aunque cuentes con el dinero, no puedes recibir asistencia sanitaria. Un inmigrante sufre de muchas carencias y si no tiene un acceso regular a los servicios de salud, su salud tanto física como mental se ve comprometida.
¿Existe en Estados Unidos algún tipo servicio dirigido a la atención a inmigrantes indocumentados?
No, no. Lo que sí que hay son unas redes clínicas comunitarias de atención en las que no te preguntan si eres o no indocumentado y estas clínicas son las que dan el servicio a esta población.
¿Cómo puede llegar a afectar el hecho de que por ejemplo ahora en Estados Unidos la inmigración sea un tema que ocupa titulares como los que genera el candidato Donald Trump?
Estados Unidos es un país muy grande y con muchos tipos de ciudadanos y como país no es una sociedad antiinmigrante. Algunos que pretenden sen gobernantes han utilizado este discurso antiinmigrante como una plataforma para ocultar problemas reales de esta sociedad. Estados Unidos tiene muchas disparidades sociales y económicas, aquí la clase media no es una clase media dominante. Este discurso ha sido una distracción ahora bien hay que matizar que hay algunos estados dentro de la unión americana que tienen racismo y xenofobia. La mayoría de inmigrantes de Estados Unidos vienen de América Latina o China pero esa idea del ‘melting pot’, de que todos nos mezclamos, es mentira. La tendencia será que cada vez habrá más minorías en Estados Unidos.
Usted ha investigado el caso concreto de migrantes mexicanos jóvenes en Estados Unidos. ¿Qué ha observado en relación con la salud de estos?
Los jóvenes son la población más vulnerable, de por sí, y hay más probabilidad por ejemplo de que caigan en las drogas. Si a esa vulnerabilidad propia de la adolescencia le sumas el hecho que no tienes una inserción total en la sociedad, esto crea que los jóvenes sea un grupo más vulnerable todavía.
¿Qué tipo de políticas podrían implementarse para mejorar la salud de los migrantes? ¿Tienen estas que ver con la integración?
Hay que partir de tres principios. El primero es que las personas inmigrantes son seres humanos, hay que rehumanizar la migración porque todos nos beneficiamos de la labor y la contribución de los migrantes. En Estados Unidos no podríamos comer si no fuera por el trabajo arduo que hacen los campesinos que vienen de México. El segundo es que la salud de un país debería incluir la salud de los migrantes. Estamos en un mundo cada vez más global y no puede haber diferencias entre los “ciudadanos” y “no ciudadanos”. Y el tercero es que tiene que haber programas especiales para esta población, que si bien sufre de los mismos problemas de la población blanca norteamericana se le añaden problemas relacionados con la migración.
¿El duelo migratorio debe pasarse o es prevenible?
Es inevitable aunque emigrar es un arrancarse de muchas experiencias sociales, económicas, políticas, religiosas. Cuando uno experimenta cambios como ser humano, experimenta un duelo.
Otra situación difícil y que puede generar situaciones de ansiedad son las separaciones familiares cuando un inmigrante es devuelto a su país después de muchos años viviendo allí. Por ejemplo, latinoamericanos que emigraron a Estados Unidos y ahora han sido devueltos a sus países.
Hay dos fenómenos en la desafección, una la que es voluntaria -hay un proceso natural de envejecimiento y muchos inmigrantes que están envejeciendo quieren volver a su país- y la forzada. En el primero no es fácil porque vuelven a un país que dejaron hace tiempo y que van a encontrar muy distinto. En el caso de la separación forzada muchos son padres de hijos que ya nacieron en Estados Unidos. Se están rompiendo familias y eso tiene un coste muy alto a nivel de salud mental porque genera depresión y ansiedad.
Hasta ahora hemos hablado sobre todo de implicaciones a nivel de salud mental. ¿A nivel físico también hay implicaciones para la salud individual y pública?
Claro. Por ejemplo, muchos de los niños de los que vienen indocumentados en este país no tienen un aspecto regular por lo que no pueden tener tampoco una atención regular: necesitas vacunas, atención dental, ir al médico, etc. Todo esto te limita si no tienes un seguro de salud -que es el caso de millones de personas- y es aún peor si eres indocumentado, hay muchas personas de origen norteamericano pobres que son subsidiadas por el gobierno pero no todos los servicios. Por ejemplo, la salud mental. La carencia de psiquiatras es muy grande, la carencia de los que hablan castellano es aún mayor y la carencia de psiquiatras que quieren atender a la población indocumentada es todavía mayor.