Una separación que puede unir al PSC
Tarde o temprano tenía que llegar el choque: los diputados del PSC en el Congreso, a excepción de la número uno por Barcelona, Carme Chacón, han roto la unidad de voto y han apoyado la resolución presentada por CiU e Izquierda Plural que insta al Ejecutivo a iniciar un diálogo con la Generalitat para permitir el derecho a una consulta independentista. Tras esta muestra de división, el PSOE sancionará a los diputados díscolos del PSC por no mantener la unidad de voto y, al mismo tiempo, los socialistas catalanes sancionarán a Carme Chacón por los mismos motivos pero al revés.
El episodio, que hasta posee un punto cómico, es histórico: jamás el PSC había votado distinto del PSOE en el Congreso, llegando incluso a contradecir lo que defendía en Catalunya. Dado el paso, se abren algunos interrogantes sobre la decisión del PSC y también sobre el futuro de una consulta independentista que, pesar de estar llena de ruido, va sumando apoyos.
Votar lo que sea, pero votar
Los socialistas catalanes llevan mucho tiempo haciendo extraños equilibrios sobre la cuerda floja del derecho a decidir y no con demasiado acierto. Cada vez que se celebran unas elecciones, los socialistas catalanes pierden algo de fuerza y cuando parece que ya han tocado suelo, vuelven a caer. En Barcelona son la cuarta fuerza política. Nadie sabe ya donde está el límite.
Lo que sí saben dentro del PSC es que en Catalunya crece la sensación de que se acerca un punto de inflexión, en forma de consulta independentista. Y en un momento así, las medias tintas se convierten en manchas. O sí o no. Harta de las medias verdades y de las distintas interpretaciones posibles, la gran mayoría de catalanes quiere saber lo que piensan los partidos. El mejor ejemplo de esta tesis se produjo en las pasadas elecciones catalanas, en las que Artur Mas aspiraba escalar hasta la mayoría absoluta y en cambio perdió votos. Los independentistas votaron a ERC. Sin medias tintas.
Dentro del PSC siempre ha habido varias corrientes, divididas más a menudo por personalismos que por ideología, pero cada vez más, todas las familias se van reduciendo a dos: los que apoyan al primer secretario, Pere Navarro, y los críticos. En esta ocasión, también hay divisiones por personalismos pero la separación es en gran medida ideológica. Los críticos quieren ir más allá con las propuestas de regeneración política y además apoyan sin peros la consulta independentista. Algunos la aprovecharían para votar que no y otros para votar que sí, pero el sector crítico interno del PSC tiene muy claro que quiere votar. Desde la dirección, en cambio, ven la consulta como un riesgo y, al menos hasta que se ha producido la votación en el Congreso, era un sí pero no. La versión oficial empezó siendo un no, para cambiar hacia un sí, pero sólo dentro del marco legal, algo que parece imposible. Es una locura esperar a que PP y PSOE acuerden cambiar la Constitución para autorizar el referéndum.
Esta división interna se apreció hace un mes en el Parlament durante la votación de la Declaración de Soberanía que presentaron CiU, ERC e ICV-EUiA. Las órdenes de la dirección eran votar en contra, puesto que el texto, según los socialistas, iba más allá del derecho a decidir y apoyaba claramente la independencia. Pero cinco diputados, miembros de la corriente crítica con la dirección, optaron por la abstención. De puertas en fuera, el episodio se zanjó con una multa. Pero la verdad es que se abrió una importante crisis que separó aún más a las dos corrientes. Algunos miembros de la Ejecutiva, llegaron incluso a plantear la posibilidad de abandonar el partido, algo que daría la estocada final a un PSC que sigue sin encontrar el fondo en su caída libre.
En la sede que los socialistas catalanes tienen en la calle Nicaragua existe un documento que podría poner paz entre las dos corrientes: se trata de una propuesta a discutir con el PSOE para permitir romper la unidad de voto en el Congreso cuando los diputados del PSC así lo decidan. Esta propuesta, que jamás ha salido del cajón, fue una de las promesas más importantes que Pere Navarro hizo en el pasado congreso del PSC.
Conscientes de que el documento seguía un cajón, CiU ha presentado en el Congreso una resolución menos ambiciosa de la que presentó en el Parlament. En parte, su objetivo era dejar, una vez más, al PSC en un fuera de juego clamoroso, al menos a los ojos de los catalanes. Pero la decisión de romper la unidad de voto con el PSOE podría haber servido para todo lo contrario.
Un dirigente del PSC explicó a eldiario.es que los críticos del PSC rompieron la unidad de voto en el Parlament porqué “no se acaban de fiar de que votaríamos distinto en el Congreso”. La misma fuente considera que este episodio “puede reforzar la posición de Pere Navarro”. Cuesta predecir si el paso que ha dado el PSC, por contundente e histórico que sea, puede coser la división interna que el partido tiene en Catalunya, pero al menos representa un paso en esa dirección.