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La solidaridad con la Barceloneta se extiende por Ciutat Vella

Manifestación en el Raval contra la masificación turística en el centro de Barcelona. / Jordi Molina.

Jordi Molina

Barcelona —

Nueva demostración de solidaridad entre barrios. El estallido de indignación surgido en la Barceloneta está sirviendo de mecha, como hace unos meses ocurrió con el efecto Can Vies, para encender reacciones paralelas en otros barrios de la ciudad. Este miércoles, tres acciones independientes han coincidido en señalar que el de la Barceloneta no es un conflicto aislado, sino un ejemplo más de los riesgos que conlleva el modelo de ciudad promovido por el Gobierno de Xavier Trias. Con este denominador común y con el lema #TotsSomBarceloneta, colectivos diversos, asociaciones de vecinos y vecinas y asambleas de barrio del Raval, Gòtic i Casc Antic se han concentrado en puntos emblemáticos de los tres barrios.

La concentración del Raval ha estado marcada por el sentido del humor con una performance que ha parodiado el modelo turístico de la ciudad. Una actriz ha caricaturizado la concejala Mercè Homs, interpretando una cómica Mercè Fongs (en castellano Fongs quiere decir Hongos), concejala de un imaginario distrito de Ciutat Paella, que ha animado a los turistas de la zona a gastarse tanto dinero como fuera posible en el Passeig de Gràcia. “No nos gustan los guiris pobres eh, queremos guiris ricos”.

En la concentración, promovida por la Asamblea del Raval, se han desgranado los tres principales puntos de acción para combatir el actual modelo turístico. Miguel Martín, miembro de la asamblea, ha pedido, en primer lugar, la abolición inmediata de todos los pisos turísticos. “El barrio debe ser para vivir, no para hacer negocio”, ha dicho. Además, pidió que no se incrementen las plazas hoteleras de Ciutat Vella y, finalmente, instó a los diferentes colectivos a iniciar un debate para avanzar hacia un modelo de barrio alejado de la explotación turística.

A la concentración se ha sumado un amplio colectivo de prostitutas que se ha querido desmarcar del tipo de turismo que ha generado la crisis en la Barceloneta. Según este colectivo, el consistorio trata las prostitutas “sin el respeto que merece cualquier vecino que paga sus impuestos”, mientras que pone la “alfombra roja” a los turistas. “Nuestra profesión parece que les repugna, pero cuando vamos al banco no nos preguntan de dónde sale nuestro dinero”, espetó su portavoz en uno de los discursos que levantó más aplausos.

La manifestación de tres patas de este miércoles era la primera que celebraban los barrios en solidaridad a la Barceloneta, sin la Barceloneta, que se manifestará hoy jueves. En la acción del Gòtic, uno de los portavoces de las entidades convocantes, Xavi Ferrer, ha destacado el éxito de la jornada –que ha reunido un par de cientos de personas entre todas las concentraciones–. “La Barceloneta es sólo la punta del iceberg, el problema es de fondo”, explicó a este medio Ferrer, que pide una Barcelona “inclusiva y amable con el visitante, pero compatible con una vida y una economía enfocadas al bienestar de los barrios y del vecindario”.

La solidaridad se extiende, los pisos turísticos también

Los manifestantes que salieron a la calle aseguran que el exceso de pisos turísticos va en detrimento de la identidad de los barrios de la ciudad. De hecho, a pesar de que Ciutat Vella ha sido el distrito que más ha sufrido los excesos del turismo, desde hace tiempo, el problema se ha extendido por la ciudad. No muy lejos, al otro lado del Paral·lel, en el barrio del Poble-sec, solidarizado también en las movilizaciones a través de la Plataforma Aturem el Pla-Paral·lel, han denunciado el incremento de pisos irregulares. El Eixample, Gràcia y determinadas zonas de San Martí también han visto cómo proliferaban este tipo de establecimientos.

De hecho, el diagnóstico es tan compartido entre los activistas de diferentes barrios, que este domingo se celebrará una primera asamblea con representantes de otras luchas vecinales, como la del Poble-nou, la Sagrada Familia, el Eixample Esquerra, el Poble-sec, o Gràcia. Fuentes vecinales aseguran que es muy probable que de estas reuniones surja una plataforma de entidades que trabajará con una estrategia común para detener y revertir el modelo turístico que, hoy por hoy, predomina en Barcelona.

El Ayuntamiento mueve ficha

Las acciones de este miércoles llegan el mismo día en que el Ayuntamiento de Barcelona ha subido el tono de tolerancia cero con el turismo de borrachera. De momento, sin embargo, las medidas que se han presentado, que pasan por más control administrativo y más presión policial, no satisfacen ni a los grupos de la oposición ni, mucho menos, a los vecinos. Según el consistorio, actualmente, hay 7.854 pisos de uso turístico con licencia en toda Barcelona, una cifra que contrasta con la de 2010, cuando la suma era, sólo, de 2.350 pisos.

Fuentes del Ayuntamiento explican el motivo de este incremento. Y es que las sucesivas moratorias de pisos turísticos han tenido un efecto contrario. Más que detener la aparición de los pisos ilegales, se ha disparado la cifra de pisos turísticos sin licencia. Uno de los últimos fenómenos lo hemos visto en el mismo Puerto de Barcelona, donde aparecían turistas, incluso, dentro de pequeñas embarcaciones que se están alquilando para alojar visitantes. Una práctica que no encaja dentro de la etiqueta ilegal, ya que es del todo inédita y no existe marco legal para que la autoridad portuaria o la policía puedan intervenir.

Entre los manifestantes, entre los que destacaban miembros de la Federació d’associacions de Veïns de Barcelona (FAVB), como Lluis Rabell, han pedido al Ayuntamiento que utilice los mecanismos que tiene para multar –entre 9.000 y 90.000 euros– a los propietarios de estos negocios. Sin embargo, y más allá de los mecanismos de control de los pisos turísticos, los activistas han insistido en condenar un modelo de turismo que beneficia a las grandes empresas y lobbies vinculados a este sector, en detrimento de la vida de los ciudadanos del distrito.

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