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La ruptura de Colau con el PSC desata la batalla en la izquierda para el 21D

Collboni y Colau presentan su acuerdo de gobierno, en mayo del 2106

Neus Tomàs

Cuando Ada Colau y Jaume Collboni sellaron el 25 de mayo del 2016 un pacto para gobernar el Ayuntamiento de Barcelona acordaron que se circunscribía a las políticas municipales. Buscaban así blindarse de los seísmos provocados por el 'procés' y durante poco más de un año lo consiguieron. Hasta que llegó el 1-O. Los preparativos del referéndum pusieron a prueba las costuras del acuerdo y fue gracias a los equilibrios de la alcaldesa y la paciencia del socialista que pudo salvarse. Pero las presiones que recibieron ambos ya auguraban que no sería fácil mantener el Ayuntamiento de la capital al margen de la trinchadora en que se ha convertido la política catalana.

El apoyo del PSC a la aplicación del artículo 155 ha sido la causa para unos, la excusa para otros, para hacer saltar por los aires el gobierno de izquierdas de Barcelona. Los socialistas habían reclamado en privado a Colau que esperase a después de las elecciones del 21D para someter el acuerdo al escrutinio de sus bases. Defendían que una vez más aclarado el panorama político, previsiblemente con el 155 ya desactivado, sería más fácil gestionar las desavenencias. Pero Barcelona En Comú no quiso esperar y puso en marcha una consulta cuyo resultado se ha conocido este domingo. El 54,1% ha preferido el divorcio. Son 2.059 de las 9.500 que tenían derecho a voto en esta consulta interna. Con todo, es una participación superior a la que la que en su momento avaló el acuerdo entre los 'comuns' y el PSC.

Una hora antes de hacerse públicos los resultados, Colau llamó a Collboni y estuvieron un cuarto de hora analizando la situación. Según fuentes conocedoras de la conversación, él le reprochó que el sábado, durante su discurso ante la asamblea de Catalunya En Comú, hubiese criticado con dureza a los socialistas y que en ningún momento hubiese aclarado que ella estaba en contra de la ruptura. La alcaldesa le insistió en que se había mantenido neutral porque la decisión estaba en manos de las bases. “Esto se hubiese podido evitar si te hubieses pronunciado a favor del pacto”, le recriminó Collboni.

Salir del equipo de gobierno del Ayuntamiento de Barcelona es un auténtico mazazo para los socialistas, cuyo apoyo al 155 ha comportado un goteo de bajas y pérdida de poder municipal. En la última semana han sido expulsados de los equipos de gobierno de Balaguer, Olot y Sant Carles de la Ràpita. Son tres casos que se suman a los de Sant Cugat, Girona o Mataró, por citar algunos. A ello habría que añadir la pérdida de la alcaldía de Terrassa.

Tensiones internas

La decisión de romper el pacto de izquierdas ha tensionado también el propio grupo de Barcelona En Comú. Los dirigentes procedentes de Iniciativa lamentan que se haya llegado a esta situación, mientras que en el entorno de Colau tanto su número dos, Gerardo Pissarello, como sobre todo el teniente de alcalde de Derechos de Ciudadanía, Jaume Asens, se muestran más satisfechos por la decisión tomada.

Durante todos estos días, la alcaldesa no ha dado ninguna consigna pública a los suyos. Ha votado pero no ha dicho qué ha votado. La alcaldesa recurrió este domingo a Twitter para señalar que a partir de ahora buscará acuerdos con todos los grupos. La geometría variable con 11 de 41 concejales se antoja toda una proeza. La primera prueba serán los presupuestos, ya presentados pero aún no aprobados. Si para muchos la alianza con el PSC era antinatura, no parece que un pacto con el PDeCAT de Xavier Trias sea mucho más fácil de entender.

En su mensaje en Twitter, tras agradecer a Collboni su trabajo, Colau reprochó a los socialistas su proximidad al PP y Ciudadanos. “Ojalá el PSC abandone pronto pactos con PP, Ciudadanos y Unió y recupere alianzas de izquierdas”, reclamó la alcaldesa.

El Ayuntamiento de Barcelona entra en campaña. El PSC ya tenía decidido hace días que si se consumaba la ruptura, su mensaje no sería nada piadoso: a partir de ahora tildará a Colau de independentista por más que ella no se defina como tal.

La duda es saber cómo esta ruptura puede condicionar futuras alianzas en el Parlament. De momento, el primer secretario del PSC, Miquel Iceta, ya advirtió el viernes de que si Barcelona en Comú decidía romper el pacto de gobierno en la capital catalana, las consecuencias irían más allá de la ciudad. Al distanciamento entre socialistas y ERC se suma ahora el del PSC con los 'comuns'. No parece el mejor escenario para configurar un tripartito de izquierdas tras el 21D.

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