Cómo 'curar' el Estado del Bienestar frente a los trabajadores pobres y el Efecto Mateo
Solo un 25% de todos los países del mundo tienen Estado del Bienestar, es decir, financian algún modelo, más o menos eficiente, de protección social. No todos son iguales y no todos han sufrido de igual manera la crisis económica, ya que transitan desde el sistema liberal a los social-demócratas o mediterráneos, pero sí se enfrentan a desafíos parecidos. ¿Desaparecerá este modelo o lograremos adaptarlo a los nuevos tiempos? Con la vista puesta en los próximos años, el II Congreso Internacional de Política Social que organiza en Toledo la Fundación Simetrías ha dedicado su conferencia inaugural a estos nuevos retos, que ha abordado Eloísa del Pino, investigadora del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), Doctora en Ciencia Política por la Universidad Complutense de Madrid y experta en modelos de prestaciones sociales.
En el diagnóstico que ha realizado de la situación actual, Del Pino ha ofrecido una comparativa entre países donde España ocupa un lugar “intermedio” en cuanto a su sistema de protección, y dentro de una gran variedad de actores y resultados “muy dispares” en todo el mundo y que rompen algunos tópicos sobre indicadores. Por ejemplo, una de estas variables es el gasto social del PIB de cada país. En España ha pasado del 20,8% al 24,6% en cinco años, pero eso no significa que haya aumentado el presupuesto social, sino que ha caído el PIB y con ello ha subido el porcentaje.
Afirma que este es el dato al que se aferra el Gobierno del PP para defender sus políticas de “ajuste” cuando “lo que ha habido son claros recortes”. Prueba de ello es la denominada “re-mercantilización” que se ha dado en casi todo el mundo, una nueva forma de comercializar con los bienes y servicios, así como la disminución de gastos específicos en sanidad, dependencia y servicios sociales.
Según la experta, y al margen del gasto, el principal problema del sistema español se da en cuanto a los resultados. “No estábamos bien antes de la crisis y pero ahora hemos pasado a estar peor, y eso porque en España la mayoría de las medidas no dan resultados y hay especiales problemas con la infancia y con el desempleo en comparación con otros países”, explica. Algo parecido ha sucedido con la educación pública, un sector al que señala como el que “más ha sufrido y el que menos se ha recuperado” de todas las políticas sociales.
Y aunque el diagnóstico está claro, ¿cuál es la solución? La investigadora del CSIC subraya una gran cantidad de desafíos, comenzando por el progresivo envejecimiento de la población en España. No significa, destaca, que se deba desmantelar ningún modelo, tal y como apuntan otros expertos, sino “repensar el sistema español de protección social”. Se trata de evitar que la mayor parte del gasto se dedique a la atención a mayores mientras que siguen subiendo las tasas de pobreza infantil.
Otro de los retos es conseguir una mejor redistribución de la riqueza, algo que “en España no se hace bien”. Del Pino explica que frente al ‘Efecto Robin Hood’ en muchos países sigue al alza el Efecto Mateo, el fenómeno sociológico por el que “los ricos son cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobres”, bautizado así por el versículo del Evangelio de San Mateo que apunta: “Porque al que tiene se le dará más y tendrá en abundancia, pero al que no tiene se le quitará lo que aun tiene”. Esta situación se da sobre todo todo en los países del sur de Europa. “Así que no se trata solo de gastar en protección social sino de gastar bien”, recalca.
No es de extrañar que, debido a este contexto, haya aumentado la brecha entre los países del norte y los del sur, y que “cada vez sea más difícil que los países europeos se pongan de acuerdo en cuanto a modelos de protección social”. Para Del Pino, resulta aún más preocupante que estas desigualdades también se den dentro de España, donde tampoco las comunidades autónomas de ponen de acuerdo en el nuevo modelo de financiación autonómica.
Social Investment, empleo y suficiencia
Los trabajadores pobres, que ya representan un 14% en España (segundo país con mayor porcentaje en la Unión Europea) y la falta de sostenibilidad del sistema son otras de las cuestiones que ha esgrimido para dibujar un escenario de futuro. Y este mapa a medio plazo pasa por cuatro propuestas que se han analizado a nivel mundial, algunas de ellas muy polémicas, como el denominado ‘Social Investment’, es decir, aplicar políticas centradas “en prevenir en vez de reparar”. Sobre este reto, existe una versión “más social demócrata” que aboga también por la prevención pero manteniendo la protección ya existente.
Otras propuestas pasan por la idea de “desligar el empleo del Estado del Bienestar, es decir, empezar a pensar que hay personas que no han encontrado empleo, que no lo van a encontrar y que es necesario mantener su protección”.
También han tomado cuerpo las ideas de la ‘pre-distribución’ de la riqueza mediante los impuestos y las “políticas de suficiencia”: aquellas que, como en Catalunya, parten de la premisa e que el Estado “no llega” a garantizar la protección social, por lo que estas medidas se comienzan a llevar a cabo con el Tercer Sector o el sector privado. “Ninguna de estas medidas es suficiente por sí sola, por lo que la solución vendrá de la integración de todas ellas”, concluye.