Castilla-La Mancha inicia una nueva etapa en la reintroducción del lince ibérico
“Nos ha sorprendido. Es un éxito muy grande porque todas las hembras territoriales que podían reproducirse lo han hecho”. Así resume Marino López, técnico del proyecto Life+Iberlince de la Consejería de Agricultura, Medio Ambiente y Desarrollo Rural la campaña 2016 de reintroducción de estos felinos en Castilla-La Mancha que concluirá este mismo mes de junio con la última suelta de la temporada.
Desde que comenzase la campaña este año, han nacido 19 cachorros de lince, los dos últimos esta misma semana. Un abultado número de nacimientos que, según Marino López, “entraba dentro de lo posible pero es el mejor resultado que podíamos tener”
A partir de esta fecha no so se esperan nuevas camadas entre las hembras que han sido reintroducidas en territorio castellano-manchego pero no se descarta que sí las haya entre ejemplares salvajes que proceden de Andalucía. Una población que está creciendo y que comienza a adentrarse en territorio castellano-manchego, en particular en la provincia de Ciudad Real.
Las camadas en esta especie suelen llegar a un máximo de cuatro ejemplares, en función de la alimentación o de la edad de la hembra, entre otros factores. En Castilla-La Mancha, una de las curiosidades es que Lila, una hembra nacida en el año 2014, proveniente del centro de Silves (Portugal) y liberada en junio de 2015 ha conseguido criar en su segundo año de vida. “Eso es poco corriente. El resto lo han hecho a los tres años”, señala el técnico.
Después hay que contar con las posibilidades de supervivencia de los cachorros. No todos lo conseguirán. “En la naturaleza hay muchos riesgos y no todos podrán dispersarse, ya como adultos”, comenta López. En Castilla-La Mancha el departamento de Medio Ambiente no tiene ninguna referencia en este sentido. Solo se puede mirar a lo ocurrido en Andalucía donde, sin embargo, el hábitat y las condiciones para estos felinos son diferentes.
La presencia del lince modifica el hábitat
Una de las cuestiones que los especialistas tienen más clara es que allí donde el lince establece su territorio provocará algunos cambios en el entorno. Es lo que ocurrirá en Castilla-La Mancha después de muchos años ausente. “Se alimenta del conejo y lo que hace es expulsar a la competencia del territorio. Mantiene a raya a otros pequeños predadores como zorros, meloncillos o ginetas mientras que aumenta la población del conejo. Es el guardián de su propia comida”.
En Castilla-La Mancha no habrá nuevas sueltas de linces al menos hasta enero de 2017. Pero la reintroducción para esa fecha será sustancialmente distinta. Ahora la región cuenta con una pequeña población de linces que han sido capaces de procrear. Por eso, en el siguiente proceso de reintroducción de más ejemplares nacidos en cautividad habrá que tener en cuenta la distribución de sus ‘parientes’ y sus crías en el territorio. También el trabajo de los técnicos será distinto de cara a 2017 porque deberá centrarse en el seguimiento de la especie y en contrastar resultados. “Abrimos una nueva etapa” reconoce Marino López.