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Clandestinidad, movimiento minero y represión en los inicios de CCOO Castilla-La Mancha

Constitución CCOO de la comarca de Puertollano

Francisca Bravo Miranda

28 de noviembre es una fecha clave para Comisiones Obreras, uno de los sindicatos mayoritarios en Castilla-La Mancha. Fue en este mismo día de 1976 cuando se constituyó la primera unión local del sindicato, en la localidad minera de Puertollano, abriendo el camino a una etapa en la que los trabajadores querían organizarse para exigir condiciones laborales mejores y, en definitiva, dignas.

Jesús Camacho es actualmente parte del Instituto de Estudios Sociales de CCOO Castilla-La Mancha y una de las personas que fue testigo de los cambios que se sucedieron a partir de las huelgas de 1962 que nacieron desde la minería del carbón en todo España y específicamente en Puertollano. Fueron viejos militantes del Partido Comunista y opositores a la dictadura los que se reunieron para clamar un “espacio de libertad”.

En 1966 se ponen en marcha candidaturas para el Sindicato Vertical, en las que ganan en Puertollano candidaturas relacionadas con candidaturas de Comisiones Obreras, adscritos de manera clandestina. “Se trataba de de trabajar dentro de las instituciones para defender los derechos de los trabajadores dentro de la empresa Calvo Sotelo”, explica Camacho. Se trataba de una industria dedicada a la destilación de pizarra bituminosa, de la que se extraían productos combustibles y aceites lubricantes.

Eventualmente, explica Camacho, los representantes del sindicato cogen más fuerza, ganando “presencia, liderazgo e influencia”. Sin embargo, a raíz de la crisis de la minería de los años 70', los representantes son perseguidos y se ven obligados a huir. “Más de cien personas de la comarca de Puertollano fueron metidas en la cárcel”, recuerda el sindicalista. No es hasta el retorno de Pedro Ruiz, quien participa en el homenaje del inicio de CCOO en Puertollano este lunes, hasta que se inicia el contacto con la coordinadora general del sindicato todavía clandestino.

No sólo se celebraban asambleas clandestinas en Puertollano, sino también en otras zonas como Albacete y también aquellas donde era importante el sector ferroviario. Camacho recuerda un hecho importante en “aquellos años de dureza y clandestinidad”. Y es que, para evitar la persecución, los simpatizantes con el proyecto se reunían en dos puntos diferentes de la Sierra de Almodova. “Distanciadas para estar a resguardo, por si eran sorprendidos”, explica.

En julio de 1976 se celebra en Barcelona la primera Asamblea General también clandestina, donde se decide que se debe pasar a la organización como sindicato para “luchar de forma más firme y continuada por la llegada de la democracia y la libertad sindical. Los sindicatos no son legalizados hasta abril de 1977, año en que CCOO ”se lanza en tromba a organizarse y a salir a la calle, todavía sin democracia“. Fue también en Barcelona donde se decide volver a la constitución de sindicatos locales y cuando Pedro Ruiz retoma el trabajo en Puertollano hasta su constitución oficial el 28 de noviembre de 1976.

Todo se hizo de forma oficial, con un acta de constitución, un grupo de trabajo y un llamamiento a la construcción de lo que quería ser una plataforma reivindicativa. Era la primera unión de CCOO en Castilla-La Mancha y transmitía mensajes que no son ajenos hoy: la amnistía de presos por asuntos laborales, un sueldo mínimo interprofesional y jornadas “dignas”. ´Mientras tanto, grupos “muy numerosos” se reunían en asambleas no oficiales, principalmente en las zonas agrarias.

CCOO Castilla-La Mancha nace en Madrid, pocas semanas antes de los asesinatos de los abogados de Atocha. De hecho, la reunión en la que surge la federación de 'Castilla La Nueva', el 9 de enero de 1977. A dicha reunión acudieron representantes de todas las provincias, con excepción de Cuenca.

Afiliación a 25 pesetas

No era fácil. “Como es de suponer todo era más lento. Había que quedar de una reunión a otra, quedar en distintos sitios, en casas vacías. Los contactos se tenían que hacer a través de más contactos y también en los centros de trabajo cuando había más claridad con los compañeros de cada empresa”, explica Camacho. El sindicato llevó a cabo también un recorrido en los pueblos cercanos de Puertollano para reclutar a futuros afiliados en los complejos mineros.

¿Cómo ha sido la evolución hasta hoy? “Ha habido muchas transformaciones y el trabajo ha sido enorme tras la legalización. Hubo momentos de euforia, nos lanzamos a afiliar a la gente primero con un bono de sólo 25 pesetas”, recuerda el sindicalista. Con esto, el joven sindicato pretendía tener una pequeña fuente de financiación, para alquilar locales. “Tampoco era fácil. Había que encontrar a quien accediera a alquilarnos, al saber quienes eramos”.

“El equipo regional que se comenzó a figurar tenía ya visibilidad política e institucional que luego se vio reforzado con la puesta en marcha del Estatuto de autonomía. Hubo que adaptarse en cada etapa para atender a los trabajadores mientras íbamos creciendo y teniendo más equipos de trabajo”, señala Camacho. Los sectores del sindicato pasaron, eventualmente, a ser cada vez más especializados: construcción, metal, banca, educación sanidad.

El camino actual del sindicato no parece que vaya a ser más sencillo que en aquellos años. “Los sindicatos hemos sido los hermanos pobres de la democracia, como decía Marcelino Camacho. Nadie nos reconocía como organizaciones que defendían los intereses generales y luego nadie quería que entorpecieramos o tuvieramos capacidad de intervención”, señala. Ahora, se enfrentan a más retos, ya que la crisis económica ha hecho más difícil su labor. “Se ha vuelto a resucitar la campaña contra los sindicatos, para restar capacidad de influencia en la negociación colectiva en las empresas”, concluye.

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