Piden la dimisión del presidente de la CHT por la “vergüenza nacional” que hoy es el Tajo
- La misiva coincide con el 45 aniversario de la prohibición del baño en el río en la provincia de Toledo debido a la alta contaminación que, en aquel entonces, ya reconocían las autoridades del Estado
Arrecian las protestas en Castilla-la Mancha por el mal estado del río Tajo a su paso por la región. La Plataforma de Toledo en Defensa del río ha pedido la dimisión del presidente de la Confederación Hidrográfica del Tajo (CHT), Miguel Antolín. Lo ha hecho a través de una carta que ha remitido al organismo regulador de la cuenca del Tajo en el mismo día en el que se cumplen 45 años de la prohibición del baño en el Tajo a su paso por toda la provincia de Toledo y que firma su presidente, Alejandro Cano.
Recuerda la plataforma que “esta prohibición no se debió a causas fortuitas, imprevisibles, accidentales ni tampoco puntuales desde el punto de vista temporal”. Explican que los motivos están relacionados con el “constatado grado de contaminación” que venía afectando a las aguas vertidas al Tajo a través de su afluente Jarama y citan a la comunicación que hacía el Gobierno Civil de la época a todos los ayuntamientos ribereños de la provincia.
“Como usted sabe, esa contaminación tenía su origen en el enorme desarrollo urbano e industrial que estaba experimentando Madrid y su círculo metropolitano a partir de la década de los 60”, señala la plataforma dirigiéndose a Antolín . La posterior puesta en marcha de los diferentes proyectos de depuración de las aguas vertidas a los ríos madrileños, “nunca ha sido suficiente para atajar el problema”, según la plataforma, que recuerda que al creciente desarrollo madrileño se sumaba, entre otras, “la también creciente contaminación difusa procedente de una agricultura cada vez más intensiva, industrial y acompañada de insumos contaminantes”.
En la misiva, Cano repasa los distintos avatares del río en las últimas décadas. Sostiene que “para colmo”, desde principios de la década de los 80, se restringió a la sexta parte el caudal circulante por el cauce del Tajo en las inmediaciones de Aranjuez, antes de confluir con el Jarama, por lo que “la dinámica fluvial del Tajo quedó reducida a la mínima expresión funcional y volumétrica”. Eso, añade, provoca una mayor concentración de la contaminación aguas abajo de su confluencia con el Jarama, “impidiendo que se expresen los procesos de autodepuración y regeneración natural”.
En opinión de la plataforma, continúa la carta, estas reducciones de caudal fueron “impuestas” al Tajo en beneficio de los trasvases de aguas a través del Acueducto Tajo-Segura, sirviendo los embalses de Entrepeñas, Buendía y Bolarque de contenedores de aguas a trasvasar y no como elementos laminadores de avenidas ni de provisión plurianual con los que afrontar los cíclicos periodos de sequía, propios de la península ibérica. En este sentido, subraya que “la concepción ingenieril inicialmente atribuida a las confederaciones hidrográficas -para las que básicamente los ríos han sido canales de agua conforme a la concepción costista y productivista de finales del siglo XIX- debería haberse modificado al compás del mejor conocimiento y de las consideraciones funcionales en torno a la protección ambiental”. Eso, recuerda, Cano no ha ocurrido, sobre todo en la cuenca del Tajo, donde “ha prevalecido la concepción decimonónica reforzada con la presión agraria ejercida por los intereses del Levante, siempre en perjuicio del desarrollo y bienestar de la cuenca del Tajo y hasta del Tajo mismo, al que hoy contemplamos como un cadáver hidrológico en el mejor de los casos y víctima de la ilegítima hidrocolonización a que está sometido desde hace 38 años”.
Apunta también que, entre las encomiendas que la Ley de Aguas atribuye a la Confederación Hidrográfica del Tajo está el ejercer de manera autónoma e indivisa la administración y custodia de la cuenca del Tajo, así como el control del dominio público y de los aprovechamientos hídricos, la correcta gestión de la demanda y la promoción de la racionalidad económica y ambiental de los diferentes usos del agua. Por encima de esta encomienda, señala, está la de velar por la salud ambiental de todas las masas de agua, lo cual es una restricción a cualquier uso impuesta por la Directiva Marco del Agua.
Los 'pecados' del presidente de la CHT
“Desde su toma de posesión en marzo de 2012 -unos meses después de que fuera secuestrado un primer borrador del Plan de cuenca- los ríos del Tajo y el Tajo mismo se han visto cada vez más afectados negativamente como consecuencia de la falta de celo en el ejercicio de sus competencias”, le afea Cano a Miguel Antolín. En concreto, alude como causas gravosas para el río, la publicación de un segundo borrador de Plan de cuenca que, “contrariamente a lo que reflejaba el anterior secuestrado, dejaba de señalar al Trasvase Tajo-Segura como una de las dos presiones más importantes que tiene la cuenca al menos en su tramo medio, obviando multitud de información técnica que así lo atestiguaba, con el consiguiente perjuicio para la cuenca del Tajo”.
Alude también a la redacción de un Memorándum, “suscrito al dictado de los intereses del SCRATS”, entre el anterior Ministerio de Medio Ambiente y los gobiernos autónomos de Valencia y Murcia, “sin que la Confederación que usted preside hubiera puesto objeción alguna, pese a que comprometía el carácter indiviso de los recursos de la cuenca del Tajo y exponía a su cabecera al expolio sistemático del trasvase Tajo-Segura, dejándolo exhausto como así ha ocurrido”.
También acusa al presidente de la CHT de “la omisión del ejercicio de autonomía que compete a la Confederación del Tajo para emitir informes, estudios, o simplemente el parecer, en relación al contenido de ese Memorándum y su articulación legislativa posterior”. Una postura que, recuerda fue la razón esgrimida posteriormente para justificar la no consideración de la afección del Trasvase Tajo-Segura en el nuevo Plan de cuenca.
Además, habla de “dejación de sus funciones” en la redacción de los planes de cuenca, al no considerar los acuerdos aprobados en el Esquema de Temas Importantes y renunciar al establecimiento de caudales ecológicos y de “nulo interés” por hacer de los planes de cuenca procesos participativos.
“Su gestión está supeditada al principio de jerarquía y no al de legalidad que cabría esperar de un organismo autónomo y en cumplimiento de los fines que la ley le atribuye”, señala Alejandro Cano, quien apunta que esta actitud explica por qué la estampa de Toledo en los años 60 con los bañistas de Safont en primer plano “se ha convertido en una vomitiva panorámica donde el detritus es el elemento dominante del cauce del río y el olor a fosfato su irrespirable aroma”.
La carta concluye pidiendo la dimisión del presidente de la CHT “por vergüenza y honestidad”. Alejandro Cano le espeta al presidente: “si usted tuviera la más mínima consideración hacia este emblemático río, un pequeño respeto a la Ciudad Patrimonio de la Humanidad que es Toledo y algo de orgullo hacia sí mismo, la vergüenza por su incapacidad y sumisión le harían dimitir inmediatamente”.
Recuerda que cada vez hay mayor apoyo ciudadano en la defensa de un río que, hoy por hoy, “es una vergüenza nacional” y tacha de “lamentable” que la CHT, a pesar de los buenos profesionales que la integran, “se alce en brazo ejecutor del martirio que sufren el Tajo y sus ciudades y ciudadanía ribereña desde hace 45 años”.