El SESCAM instaura un peculiar “código ético” para sus trabajadores
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El Servicio Público de Salud de Castilla la Mancha (SESCAM) ha publicado en su intranet este jueves 28 de marzo un código “ético y de buena conducta” que incluye la descripción de comportamientos de los trabajadores que se considerarán inapropiadas por parte de los directivos del Servicio de Salud. Recoge por ejemplo como “conducta inapropiada la exposición deshonesta de cualquier parte íntima del cuerpo con el fin de ofender o molestar”. Dentro de esta categoría entrarán también entre otros “hacer gestos o ademanes ofensivos al pudor público aunque no estén dirigidos a alguien en particular”, o el difuso “usar malas artes”, así como las críticas hacia otros compañeros de trabajo.
Se presenta como una “carta de valores” para el personal estableciendo 15 normas de conducta en total. El SESCAM expone que la finalidad de este Código Ético es “potenciar las buenas relaciones personales y profesionales, para garantizar la seguridad y salud de todos dentro del marco legal existente en la actualidad, de forma que las disposiciones del presente código constituyan un manual de instrucciones de aplicación de la ley y su normativa de desarrollo”.
Resulta especialmente chocante la redacción de algunos párrafos que bien podrían encajar en algún manual catequista como los siguientes: “Respetar a mis compañeros como a mí mismo” “Evitar las malas intenciones y la acometividad en mis acciones, palabras y textos” etc.
El documento comienza con una declaración de principios que arranca con la siguiente frase: “Creemos en la existencia de una verdad también en el orden moral …”
Comisiones Obreras se ha hecho eco de este nuevo reglamento, afirma que se pretenden regular las relaciones del personal en base a un orden moral y “se ha creado sin preguntar a nadie”. El sindicato ha acusado también al SESCAM de establecer unas reglas de conducta “rancias” y de “ultramontana”, además de limitar la expresión crítica de los trabajadores, ya que los obliga a aceptar las disposiciones de los supervisores, absteniéndose de emitir opinión y sin “críticas sin fundamento”. Además, indican que “sólo los trabajadores” se ven obligados a seguir las reglas de este nuevo código, y que los jefes no se ven obligados a “no usar astucias ni trampas” para perjudicar a los trabajadores ni de “informar de forma veraz, transparente y completa”.