Los zombis no siempre se dan de bruces con la ciencia: aciertos y errores en el cine
- El virólogo Enrique Royuela realiza un repaso cinematográfico del género de los muertos vivientes en la inauguración del proyecto de divulgación ‘Ciencia a la Carta’
Los virus, el cine y el imaginario popular han sido los tres ingredientes con los que ha dado su primer paso el proyecto de divulgación científica ‘Ciencia a la Carta’ que un grupo voluntario de científicos de la Universidad de Castilla-La Mancha y del CSIC ha puesto en marcha en Toledo. El encargado de dar el pistoletazo de salida ha sido el afamado virólogo conquense Enrique Royela, uno de los fundadores de la Plataforma Principia.io, que llenó el espacio socio-cultural Urbana 6 de Toledo con su charla ‘Virus y Zombis’. En ella, los temas navegaron entre la ciencia, la ficción, las vacunas, los antibióticos y una gran participación de las decenas de personas que acudieron.
¿Realidad o ficción? Es la pregunta con la que Royuela inició su intervención sobre la delgada línea que separa lo verdadero de lo falso en los géneros más populares. Para ello, realizó en primer lugar un repaso por algunas informaciones muy reveladoras sobre el fácil acceso mediante Internet a la composición completa de algunos virus y sobre la alarma generada en torno al ‘bioterrorismo’, algo que no considera nuevo porque ya en la Edad Media se realizaban prácticas de guerra mediante la propagación de epidemias.
Dicho esto, comenzó su repaso al séptimo arte destacando algunas películas como ‘A ciegas’ (basada en ‘El ensayo sobre la ceguera’ de José Saramago), ’12 Monos’ o ‘Estallido’. Se detuvo especialmente en ‘Contagio’, la cinta de Steven Soderbergh que, según el virólogo, comete algunos errores sobre la mutación de los virus pero que pudo tener su base en algún caso real de identificación virológica que nunca se rectificó.
Y más concretamente dentro del género ‘zombie’, Royuela llevó a cabo un interesante repaso de su evolución en la ficción. La primera película reseñable es ‘White Zombie’ (‘La legión de los hombres sin alma’) de 1932, donde los muertos resucitan hechizados por un ritual de magia negra. La tendencia cambiaría en ‘La noche de los muertos vivientes’, de George A. Romero, la mayor obra de culto en el género, estrenada en 1968. En este caso se revoluciona la concepción del zombi incluyendo por primera vez a la ciencia, ya que la vuelta a la vida de los muertos es debido a la radiación producida por un satélite ruso. Esta cuestión, en plena Guerra Fría, adquirió una gran relevancia.
Después, las teorías evolucionaron hasta nuestros tiempos, en filmes como ‘Guerra Mundial Z’, ‘Rec’ o ’28 días después’. Aquí el científico destacó el carácter de “infectados” de los muertos vivientes, debido al rabdovirus o virus de la rabia. Según apuntó, estas películas sí que explican acertadamente algunos síntomas de esta infección como los ataques de ira, la fotofobia o la hidrofobia, que además comparten en la mitología tanto zombis como vampiros. Por ejemplo, en el caso de ‘Guerra Mundial Z’, una posible solución se encuentra al observar que los infectados evitan morder a las personas enfermas. Según Royuela, esto es una práctica que ya se da en la naturaleza entre algunos depredadores como un hábito desarrollado para su supervivencia. Sin embargo, ironizó, “no hay ningún virus que se desarrolle y presente síntomas en tan solo 15 segundos”.
Otra tendencia en el séptimo arte ha sido la de centrar el relato en el 'smallpox' o virus de la viruela. En el caso de ‘Soy Leyenda’, por ejemplo, su utilización como terapia génica es la que provoca el apocalipsis, algo que podría suceder, pero que “nadie haría en su sano juicio”, bromeó el virólogo. En esta evolución constituye un punto de inflexión el cómic y su posterior adaptación televisiva ‘The Walking Dead’: supone establecer por primera vez la relación entre el virus, el cerebelo y los zombis, detallando algunos síntomas reales de afectación como la parálisis, la pérdida del equilibrio o incluso el mantenimiento de algunos instintos como el de alimentarse.
Ejemplo del no rigor: la Federación Mundial de Vampiros y Zombis
El virólogo concluyó su intervención con una curiosa exposición sobre la existencia actual de la Federación Mundial de Vampiros y Zombis (fvza.org), una organización que defiende la existencia de estos seres y que se arroga las tesis de Ludovico Fatinelli, alumno de Galileo que fue quemado en la hoguera por defender en el siglo XVII los genes microscópicos como creadores de vampiros. Royuela evidenció los numerosos errores científicos en los que cae esta organización y su falta de rigurosidad en los artículos que publica.
‘Ciencia a la Carta’ nace como un proyecto de divulgación científica que han puesto en marcha 25 personas, entre profesores, técnicos, científicos y voluntarios, y que quieren acercar esta disciplina a la sociedad a través de charlas y conferencias gratuitas. No tienen financiación ni ánimo de lucro, por lo que se trata de una iniciativa independiente, alternativa y pionera. Así lo explicaron durante la presentación los científicos María José Ruiz y Gabriel Rodríguez.
Una de sus promotoras, Arantxa Castaño, recordó que este proyecto también se ofrece a locales culturales y de ocio, a bares y restaurantes, a centros escolares o a hospitales para llevar sus talleres, así como a cualquier tipo de colectivo. Con esta disponibilidad y espíritu abierto se completan los tres pilares sobre los que se asienta el proyecto: la divulgación científica, la ciencia inclusiva y la visibilidad de la mujer científica.