¿Cuántas veces se puede rellenar una botella de plástico de agua antes de tirarla?

Una máquina dispuesta para el retorno de envases

Jordi Sabaté

Pablo, lector y socio de eldiario.es, nos escribe la siguiente petición en un correo electrónico: “respecto al artículo publicado sobre las botellas de plástico, les propongo otro aspecto del mismo tema: ¿es cierto que reutilizar una botella de plástico para el agua puede tener consecuencias negativas para la salud? ¿Cuántas veces se podría rellenar en teoría una botella de agua? En caso de ser ninguna, ¿hasta qué punto es perjudicial comparado con el daño medioambiental que supone gastar esa cantidad de plástico en una actividad tan básica y necesaria como beber agua?”

El problema del BPA

El tema de los envases de plástico viene siendo recurrente a lo largo de las últimas décadas, especialmente la última, debido al conocimiento de los efectos de algunos de los compuestos que pueden liberar al medio. En especial el Bisfenol A (BPA), un elemento muy presente en todo tipo de objetos plásticos -desde botellas y latas de conservas hasta juguetes pasando por discos ópticos CD o DVD- cuya peligrosidad reside en ser un disruptor endocrino. En Disruptores endocrinos en alimentos, ¿podemos evitarlos? explicamos qué son los disruptores y advertimos de su abundancia en nuestro ámbito de consumo.

Tal como se expone en Evita los disruptores endocrinos: BPA, este tipo de sustancias pueden interferir a pequeñas dosis en nuestro sistema endocrino alterando las funciones de diferentes hormonas y provocando, en el caso del BPA, desde diabetes a cánceres de mama o próstata entre otros problemas. Al menos en ratones. Esto quiere decir que como no se pueden hacer estudios en humanos, los experimentos se hicieron en ratas de laboratorio y los resultados no fueron alentadores para el BPA.

Se puede discutir sobre si las dosis aplicadas a los ratones, proporcionalmente muy altas, eran las mismas a las que nos sometemos nosotros cuando bebemos agua de una botella reciclada y que puede liberar BPA, o si comemos ensalada envasada en un plástico fabricado con el mismo elemento. Pero lo cierto es que en materia de disruptores endocrinos los efectos a veces se pueden dar con pequeñas dosis y a largo plazo.

En el artículo ¿Es el Bisfenol A tan fiero como lo pintan? comentamos que la tendencia actual entre los expertos es dictaminar que los estudios a corto plazo no se pueden dar por concluyentes y hay que observar cómo es la evolución de las personas que han consumido alimentos y bebidas reutilizando envases de plástico que contenían BPA.

¿Puedo reutilizar un envase hecho con BPA?

De momento en la UE, la presencia de plásticos capaces de liberar BPA está prohibida en biberones y juguetes que se puedan llevar a la boca los niños desde junio de 2011, aunque está permitida en envases destinados a alimentos y comida, bajo ciertas condiciones, como que no se destinen a calentar ni se reutilicen. No obstante, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) reevaluó en 2015 el BPA como potencialmente peligrosa.

La EFSA determinó que, a dosis altas (más de 100 veces la ingesta diaria tolerable), puede “probablemente causar efectos adversos en el riñón y el hígado, así como efectos en las glándulas mamarias de los roedores”. En junio de 2017, la Agencia Europea de Sustancias y Mezclas Químicas (ECHA) incluía el BPA en la lista de sustancias altamente preocupantes.

Así que una primera respuesta a Pablo es que, en efecto, reutilizar botellas de plástico susceptibles de liberar BPA puede tener efectos sobre la salud. En 2009, 38 expertos en salud firmaron un documento en el que se constataba, tras revisar más de 700 estudios, que el 95% de nosotros podríamos estar expuestos a niveles de BPA suficientes para desencadenar efectos perniciosos. Es decir equivalentes a los que se somete a los ratones en el laboratorio. La recomendación, por tanto, es no reutilizar estas botellas. No es nuestra sino de la EFSA.

¿Tengo alternativas?

Existen alternativas en el mercado a los envases con BPA, como son los fabricados con tereftalato de polietileno (PET). Esta sustancia es altamente resistente a la corrosión por ácidos y a las elevadas temperaturas y no libera, que se sepa por el momento, ningún tipo de sustancia con efectos de disruptor endocrino sobre el organismo. Por lo tanto las botellas que nos indiquen en el etiquetado un triángulo con un 01 en su interior sí pueden ser utilizadas bajo ciertas condiciones de nuevo para almacenar agua, tantas veces como se desee.

El 01 es la indicación del PET. De mismo modo, si el número fuera un 7, significaría que la botella puede contener BPA. Si el número fuera un 3 (PVC) tampoco sería recomendable, así como en el caso del 6, que indicaría espuma de poliestiremo. Tampoco podemos estar seguros de la indicación “BPA Free”, pues tal como relata esta publicación científica, algunos sustitutos del BPA empleados bajo esta marca son también disruptores. A este respecto la UE también hace una advertencia.

De todos modos, y respondiendo a Pablo cuando nos pregunta “¿hasta qué punto es perjudicial comparado con el daño medioambiental que supone gastar esa cantidad de plástico en una actividad tan básica y necesaria como beber agua?”, señalar que el PET es un material de baja biodegradabilidad, que puede permanecer en el medio hasta 450 años.

Cómo reutilizar adecuadamente un botellín

De todos modos, los botellines con la etiqueta PET -debemos buscarla en el etiquetado- requieren de unas ciertas condiciones de higiene para ser empleadas, pues el principal problema de los mismos no es el BPA pero sí la acumulación de gérmenes. Algunos estudios sobre botellines frecuentemente utilizados han señalado que pueden contener más patógenos que el agua potable que almacenan, con lo cual la contaminan.

Las recomendaciones al respecto son lavar el botellín tras cada uso al igual que lo haríamos con cualquier otro componente de nuestra vajilla. No se ha constatado que el uso de jabones libere sustancias del PET al medio, ni tampoco que el calor del lavavajillas altere su estructura provocando migraciones, por lo que puede ser tratado igual que un plato o un cubierto.

Si aplicamos estas medidas higiénicas, la respuesta es que el botellín se puede utilizar tantas veces como se quiera. No obstante, se recomienda no reutilizarlo en caso de que el envase presente magulladuras o rasguños, ya que en estas zonas se podrían acumular patógenos de difícil extracción. Otra precaución adicional es no almacenar en los botellines otra cosa que no sea agua, pues se sabe desde 2006 que las botellas que se usan para embotellar zumos de frutas ácidos liberan algo de antimonio, aunque por debajo de los límites que admite la OMS.

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