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Cinco claves para distinguir un Rioja de un Ribera del Duero

Foto: Wikimedia Commons

Jordi Sabaté

18 de enero de 2016 20:13 h

Son las dos denominaciones bandera de España, las más conocidas y apreciadas internacionalmente y las que mayor exportación tienen: el vino tinto de Rioja y el vino tinto de Ribera del Duero. También son las que más se consumen en el territorio nacional, con diferencia, y mantienen un encendido debate sobre cuál es la campeona de los vinos españoles. Para sus fans, que cada una los tiene, la suya es preferible a la otra, pero para la mayoría de los consumidores dan vinos de características muy parecidas que además se encarnan en una misma variedad de uva dominante, el Tempranillo.

¿Realmente se las puede diferenciar más allá del contexto geográfico y administrativo? En principio sí, aunque a veces el coupage -mezcla de vinos de diferentes variedades- puede hacer difícil la distinción. Pero sí existen unos rasgos característicos de cada una que este artículo intenta descifrar en cinco claves.

1. La antigüedad

La Rioja se establece como denominación de origen en 1925, y en 1991 pasa a ser denominación de origen cualificada, que solo se otorga a los vinos de la más alta calidad. Ribera del Duero es reconocida como denominación de origen en 1982 y no posee el sello de denominación de origen cualificada, aunque es tenida por tal por una mayoría de expertos.

2. La geografía

Aunque ambas denominaciones pertenecen al norte de España, cada una ocupa a diferentes comunidades y provincias. El vino de la denominación de origen Riojadenominación de origen Rioja (está dividido en tres subdenominaciones geográficas: Rioja Alta, Rioja Alavesa y Rioja Baja, que vendrían a coincidir, aproximadamente, con zonas respectivas de La Rioja, Álava y Navarra. Se trata de una denominación con gran variedad de orografía: desde llanos cálidos a zonas de riscos y cultivo en bancales o terrazas.

El vino de la denominación de origen Ribera del Duero corresponde a la zona más oriental de las provincias castellano-leonesas de Segovia, Valladolid, Soria y Burgos, y su variación orográfica se corresponde a la de la vertiente de un valle. Es decir: zonas altas, campiña y zonas bajas de inundación.

3. El clima

Puesto que el Tempranillo, una de las grandes variedades del mundo y se cree que originaria de la Rioja, domina por definición y norma en ambas, será difícil distinguirlas por su uva de base. Sin embargo, una misma vid de Tempranillo puede evolucionar de forma diferente según el clima en el que se encuentre inmersa. Así, la Rioja se encuentra caracterizada por la influencia de aires húmedos y cálidos procedentes del Mediterráneo a través de la depresión del Ebro.

A la vez, se ve protegida de los vientos fríos y secos del norte por los montes vascos y pirenaicos, por lo que en general se caracteriza por tener un clima continental templado, de inviernos relativamente suaves, otoños cálidos y poco contrastados y veranos calurosos, pero sin excesos. Este clima poco extremo permite que la uva madure de manera más profunda y alcance una mayor calidad de matices.

Así los vinos de Rioja son estructurados debido a la potencia propia del Tempranillo, pero no de grandes cuerpos ni potencia de sabor. Al mismo tiempo, son redondos y maduros, ideales para dar caldos de gran finura. Dos vinos representativos de este carácter atildado y a la vez firme podrían ser los vinos de Marqués de Riscal y los vinos de la bodega Muga. Ambas bodegas tienen una excelente relación entre su calidad y su precio, ya que reciben altas valoraciones de los expertos.

Por contraste, la zona que acoge a la denominación Ribera del Duero más al sur oeste, tiene un clima en general más continental, esto es más contrastado, de inviernos fríos y veranos calurosos, pero que puede ofrecer noches veraniegas frescas. En consecuencia, la maduración del fruto será más corta, aunque generosa y dará vinos más concentrados gracias al calor del verano. Resulta un sabor más potente, con más cuerpo y características aromáticas frutales que realzan el vino y le dan potencial para ser criado en barrica de roble sin perder el espíritu de su juventud.

Tres vinos representativos de los mejores Ribera del Duero son los vinos de la bodega Pesquera, los vinos de la bodega Pago de los Capellanes y los vinos de la bodega Dominio de Pingus. Esta última bodega obtiene excelentes valoraciones por parte las guías Parker y Peñín, que demuestran que los vinos de esta zona son capaces de dar crianzas tan excepcionales como los de su vecina del norte. Un caso especial es el del Pingus, que roza el precio de los 1.000 euros, algo inusitado para un crianza.

4. El suelo

En los suelos de la Rioja dominan los componentes calcáreos y arcillosos, capaces de retener el agua, aunque no por mucho tiempo, y entregarla a la vid. Esto hace que aprovechen bien las lluvias relativamente más abundantes que presenta la zona respecto a su vecina del suroeste. Del mismo modo, la zona de Ribera no está ya bajo la influencia de los vientos húmedos de la depresión del Ebro -aunque sí se ve muy influenciada por las evaporaciones del Duero- y recibe escasa pluviosidad.

Además sus suelos son más variados y pueden ir desde calcáreos y capaces de retener el agua -en las zonas altas y bajas del valle-, a arenosos y poco propensos a la retención hídrica en la campiña, aunque favorecidos por la cercanía del río y la escorrentía de las lluvias. En consecuencia la concentración de su uva en agua será menor y la cantidad de azúcares y otras sustancias presentes será proporcionalmente mayor, favoreciendo una cosecha de gran carácter; de nuevo la personalidad algo salvaje del Tempranillo joven que se puede conservar en su crianza.

5. Las variedades del coupage

Siempre hablando de vinos tintos, que son los que le han dado renombre a estas zonas vitivinícolas, cabe distinguir las variedades de coupage, o mezcla con el Tempranillo para dotar de carácter propio al vino de cada bodega. La proporción del coupage, siempre respetando la predominancia del Tempranillo, dependerá de cada enólogo, pero en general se usan unas determinadas variedades distintas en los Rioja respecto a los Ribera del Duero. En el Rioja se suele emplear la Garnacha tinta, el Mazuelo, o Cariñena, y el Graciano.

La Garnacha imprime el cuerpo y la mineralidad que el Tempranillo riojano no tiene por mor de su clima; el Mazuelo (Cariñena o Samsó le llaman en Aragón y Cataluña) le da una frutalidad especial que corrige a veces vinos demasiado planos y el Graciano es una uva pequeña y de baja productividad que viene muy concentrada y se usa para hacer vinos de gran reserva, puesto que confiere resistencia al vino de largo recorrido frente a la oxidación. Las tres son variedades con origen en España.

En cambio en Ribera del Duero se emplean variedades típicamente francesas para el coupage: Cabernet Sauvignon, Merlot y Malbec, así como pequeñas cantidades de Garnacha. Dado que los tempranillos de Ribera del Duero tienen un componente de sabor más sólido, la corrección suele ir en la dirección de suavizarlos con el Cabernet y el Merlot, variedades típicas de los vinos de Burdeos, o bien en potenciar su característica explosividad a través del Malbec, una variedad que aunque francesa se ha consolidado en Argentina.

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