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Diez mitos alimentarios que conviene analizar

Así quedaría una vez colocado el pollo encima de la cama de cítricos. Foto: Diana Rodelo

Eric Santaona

Las oímos, las leemos y las asimilamos como si fuera ciencia de madres y abuelas, sabiduría antigua que no puede cuestionarse: son las afirmaciones dietéticas inexactas, erróneas o directamente falsas. A veces las asimilamos mal por nuestra necesidad de tener certezas inquebrantables en las que creer, pautas claras para un guión dietético coherente.

Pero en otras ocasiones hay que reconocer que los expertos nos marean con sus estudios y contra estudios: donde en 2005 decían 'A' ahora dicen 'B', y a nosotros no nos apetece cambiar de pensamiento cada diez años. En este artículo se habla de diez mitos equivocados, tanto por la creencia popular como porque la ciencia ha arrojado una luz nueva sobre el tema al que refieren.

1. El pan integral engorda menos que el blanco

Falso en términos absolutos; ambos engordan igual, ya que aportan hidratos de carbono en forma de almidón, que es una reserva de azúcares. La ventaja del pan integral es que además aporta fibra vegetal, procedente de la cáscara del grano y es buena para mejorar la digestión y alimenta a la flora intestinal. En términos relativos, una rebanada de pan integral sí es cierto que tiene algo menos de proporción de hidratos debido al porcentaje de fibra, pero no es una gran diferencia.

2. Hay que evitar el agua durante las comidas

Falso. La creencia de que el agua engorda viene de la suposición de que aumenta la retención de líquidos, pero lo que ocurre es lo contrario. El agua hidrata el bolo alimenticio y la fibra vegetal es la que se encarga de acumularla, con lo que mejora el paso por el intestino y la absorción posterior de nutrientes, además de las funciones de los riñones. Es más, el agua es buena durante las comidas porque aumenta la sensación de saciedad y comemos con más moderación.

3. Los desnatados adelgazan

No está nada claro que sea así. En principio es cierto que la leche desnatada o el yogurt tratado a tal efecto aportan menos grasa animal a la dieta, pero esto puede afectar al colesterol, no al peso. Sin embargo, algunos estudios indican que, a parte de que es importante tener un nivel de grasa animal mínimo, las personas que toman desnatados por las mañanas aumentan su sensación de hambre durante el día y comen más. Por añadidura, los derivados lácteos desnatados llevan muchas veces más azúcares que los productos enteros, y eso sí que engorda.

4. Los huevos traen mucho colesterol

A debate. Es cierto que aportan a la dieta una buena ración de colesterol, pero al parecer el mismo no se incorpora a la sangre en tanta proporción como se creía, al menos no por norma. En el tema del colesterol parece que hay más condicionantes que lo que se come, y el peso de la genética es más grande de lo que se creía. Dos personas que tengan exactamente la misma dieta pueden generar niveles de colesterol en sangre totalmente distintos.

5. La miel es mejor y más sana que el azúcar

Falso. La miel está muy buena, de eso no hay duda, pero es puro azúcar con agua, y menos de un 5% de vitaminas, ácidos grasos, minerales y proteínas. Engorda igual que el azúcar, que es mucho. La miel como alimento corresponde a épocas en que el hombre era cazador nómada y tenía una actividad incesante, por lo que necesitaba niveles altos de azúcar en sangre casi continuamente. A día de hoy, desde el punto de vista dietético la miel es desaconsejable a no ser que sea de consumo eventual.

6. Los aceites engordan

No por norma. El aceite vegetal por sí solo es desmontado y convertido en materia prima energética; en este proceso se consumen una serie de calorías que no se gastarían si ingiriéramos directamente azúcares. Si combinamos en una comida aceite e hidratos de carbono, el cuerpo quemará el azúcar y guardará el aceite en forma de grasa en los michelines. En otras palabras, el aceite, ni ninguna grasa, no engordan si tenemos una dieta baja en hidratos de carbono. Además, muchos aceites ayudan a bajar el colesterol.

7. Lo mejor del marisco está en las cabezas

Falso. El marisco es rico en nutrientes, entre ellos el colesterol, y aunque ya hemos comentado que no parece haber siempre una relación directa entre colesterol ingerido y colesterol en sangre, hay que ser cautos con el tema. Precisamente las cabezas de gambas, cigalas, langostinos, bueyes de mar o langostas son donde más se acumula la materia grasa y por tanto el colesterol. También se acumulan en la cabeza los sulfitos que se añaden como conservantes y puede encontrarse cadmio, un metal pesado procedente de actividades industriales en tierra.

8. Es bueno tomar yogurt con bífidus

Depende de para quién. Recientes estudios no encuentran beneficios de este tipo de productos en individuos sanos, aunque sí en personas con carencias en su flora intestinal.

9. Hay que evitar a toda costa la grasa animal

Falso. La grasa animal no solo no tiene por qué engordar o aportar colesterol -ya hemos indicado que este punto está en debate-, sino que incluso es necesario consumirla para determinados procesos metabólicos, como por ejemplo la síntesis de vitamina D. Como todo en la vida, la clave de su consumo en positivo está en la moderación.

10. Las bebidas 'light' engordan menos

No está tan claro y hay divergencia de conclusiones. Las bebidas azucaradas 'light' sustituyen los azúcares tradicionales por otros alternativos que en principio no entran en las rutas metabólicas del cuerpo humano. Por lo tanto, no se consumen y no se pueden contar como calorías; esta es la parte buena. Pero el hecho es que son azúcares -ya que lo que se busca es que la bebida sea dulce- y al parecer enviarían a la flora intestinal un mensaje equivocado, por lo que el cuerpo acumularía las nuevas entradas de alimento como grasa.

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