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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

Seis claves para que los gérmenes no te amarguen la barbacoa

Foto: Pixabay

Mercè Palau

Llega el buen tiempo y con él las ganas de celebrar comidas al aire libre. Las barbacoas son una de las mejores opciones para reunirse con amigos y familiares y disfrutar de una buena comida en el jardín. Pero sol, altas temperaturas y alimentos, junto con un ambiente relajado, son combinaciones peligrosas si no queremos que la fiesta acabe con 'invitados' inesperados que nos amarguen el día...

Aunque muchas veces estos encuentros surgen de la espontaneidad y la improvisación, es importante acabar el día y llegar a casa con un buen recuerdo, no con un 'bicho' en el estómago. Por tanto, lo más seguro siempre es preparar con antelación este tipo de comidas. Esto nos ayudará a evitar una acumulación de errores que pueden acabar en casos indeseados de gastroenteritis.

Barbacoas: candidatas a intoxicaciones masivas

Se calcula que el número de personas que pueden verse afectadas por una intoxicación alimentaria puede llegar a doblarse durante los meses de verano. Los motivos suelen ser, en la mayoría de los casos, una cocción insuficiente de la carne (uno de los alimentos estrella de la mayoría de las barbacoas) y la contaminación bacteriana de unos alimentos a otros, generalmente de los cocidos a los cocinados.

Y es que las barbacoas pueden ser uno de los escenarios más habituales de las contaminaciones cruzadas, es decir, el paso de los gérmenes de unos alimentos a otros a través de las manos o de los utensilios que se usan para cocinar. Léase, evidentemente, sobre todo contaminaciones fecales. 

No es necesario ser un experto en materia de seguridad alimentaria para hacer que nuestra comida sea un éxito. Bastará con tener en cuenta seis normas básicas sobre higiene y manipulación de los alimentos para evitar que los patógenos campen a sus anchas por nuestros platos. Y no olvidar, en ninguno de los casos, nuestras manos.

Siempre que manipulamos comida y utensilios que entran en contacto con alimentos, deberemos ser muy cuidadosos con su higiene, y más en situaciones como estas. Y si llevamos más de un año sin usar la barbacoa, deberemos echarle un vistazo, limpiarla y ponerla a punto. Una de las formas de hacerlo es calentarla para que se elimine la grasa y restos de alimentos, frotarla con un estropajo, agua y jabón y secarla bien.

Cómo hacer una barbacoa segura

1. No mezclar alimentos crudos con cocinados. Si bien el buen tiempo es un buen momento para divertirse y comer al aire libre, debe tenerse en cuenta que a las bacterias también les encanta el calor. Para evitar problemas como este, es importante que los jugos de la carne cruda no se mezclen con los alimentos que ya están cocinados. Uno de los errores más comunes es poner la carne que ya se ha cocinado en el mismo plato en el que estaba cruda.

Gran error: los posibles patógenos que podían estar en la carne cruda pueden pasar al producto ya listo para consumir. Por tanto, es muy importante que los alimentos crudos y los cocinados se mantengan alejados y no usar los mismos utensilios para los dos. 

2. Utilizar papel de cocina de un solo uso en lugar de trapos de cocina. El motivo es que los trapos, sobre todo si pasan de una persona a otra, porque la barbacoa se hace de manera comunitaria, pueden convertirse en el mejor vehículo de transmisión de posibles patógenos. 

3. No dejar partes crudas. Otro de los grandes problemas cuando se hace una barbacoa es saber si la carne está bien cocida, sobre todo si hablamos de pollo, brochetas o hamburguesas y salchichas. En muchos casos, el exterior puede parecer que está bien cocinado pero en el interior puede ser que aún esté crudo.

Para comprobar que hemos cocido correctamente la carne miraremos el centro de la pieza. En el caso de la carne de pollo no deberán quedar partes rosas, y en el de otras carnes los jugos que desprenden deben ser claros. Para conseguir una buena cocción, podemos girar regularmente la pieza y moverla de manera que consigamos una cocción uniforme por todos los lados.

4. Evitar quemar los alimentos. Justo al otro lado de la balanza está una cocción excesiva. Asar los alimentos en una barbacoa puede que acabe con alguno de ellos más quemado de la cuenta, algo que pasa sobre todo si el alimento entra en contacto directo con la llama del fuego. En este caso, lo que sucede es que se pueden formar sustancias como hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAP).

Se trata de compuestos no deseados y tóxicos. Una forma de evitarlo es que la llama no entre en contacto directo con el alimento y que la cocción se haga con el calor de la brasa. También debe tenerse en cuenta el contenido de grasa del alimento, ya que cuanto mayor es la temperatura de cocción y el contenido en grasa, mayor es la presencia de estas sustancias. 

5. Evitar mantener los alimentos fuera de la nevera durante mucho tiempo. Hacerlo puede llevar a la multiplicación de gérmenes de forma rápida. Por tanto, los alimentos como la carne o las ensaladas deberán mantenerse en frío hasta el momento que se vayan a comer. Deberemos disponer de neveras portátiles o bolsas isotérmicas que nos permitan mantener el frío. 

6. No dejar los alimentos bajo el sol. Deberemos buscar la sombra si no queremos ayudar a los cultivos de gérmenes a prosperar. Si es necesario, los pondremos bajo una sombrilla o similar. 

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