Cómo limpiar bien el cepillo de dientes

El cepillo de dientes es un imprescindible en nuestra rutina diaria. Eléctrico o manual, no concebimos una comida sin que tenga como desenlace un buen cepillado. No solo la sensación de frescor y limpieza en la boca es extremadamente agradable, también es vital para mantener nuestra salud bucal. Pero, como muchos otros utensilios de limpieza y aseo, en ocasiones no sabemos como mantenerlos. Por desconocimiento o desidia, en ocasiones se da la paradoja de que cuesta especialmente mantener limpio aquello que nos mantiene limpios. Esto ocurre también con el cepillo de dientes.
Acumulaciones de pasta de dientes o sarro o un almacenamiento erróneo pueden provocar que se quede sucio. Un cepillo sucio no solo puede poner en riesgo tu higiene bucal, también puede comprometer su vida útil. Es por ello que te proponemos una serie de consejos para mantener tu cepillo impecable después de cada lavado.
En primer lugar, debemos tener en cuenta que, por lo general, guardamos y usamos el cepillo de dientes en el baño. Se trata de un espacio que acumula mucha humedad, por lo que es vital mantener una buena higiene de las superficies. Si depositas tu cepillo de dientes en una zona de tu cuarto de baño que no esté limpia, corres el riesgo de que acumule bacterias. Estos son otros trucos que debes tener en cuenta:
- Lávate las manos: a la hora de utilizar el cepillo de dientes, es importante que lo hagas con las manos limpias, sobre todo si vas a tocar las cerdas del cepillo. Si tocas el cepillo con las manos sucias, puedes provocar que las bacterias campen a sus anchas. Para evitarlo, limpia con insistencia tus manos con agua y jabón antes del cepillado.
- Ponlo bajo agua templada: aunque es tentador limpiarlo y desinfectar con vinagre o bicarbonato, recuerda que el cepillo no se trata de un instrumento de limpieza al uso, ya que va a estar en contacto con la cavidad bucal. Es por ello que, a no ser que lo aconseje tu dentista, debes evitar los trucos caseros para mantener el cepillo limpio. De lo contrario, corres el riesgo de recortar la vida útil del cepillo o de que restos de los remedios que utilices acaben en tu boca. Para limpiar el cepillo de dientes basta con que lo limpies con agua caliente durante unos instantes. La temperatura ablandará las cerdas, facilitando que puedas eliminar los restos de comida y manchas del cepillo. Frota el cepillo contra tu dedo pulgar para eliminar toda la suciedad. Cuando termines, sacúdelo con energía para deshacerte de los restos de humedad.
- Deja secar: cuando termines de usar el cepillo, no lo guardes en un cajón o en un armario, puesto que puede propiciar que acumule humedad. En su lugar, déjalo secar fuera, en una zona del baño ventilada y con luz. Para ello, debes colocarlo en posición vertical, con el cabezal mirando hacia arriba. También recomendamos que, tras el cepillado, no le pongas inmediatamente el capuchón, puesto que puede acumular agua.
- Limpia el portacepillos: no solo el cepillo debe estar limpio, también el portacepillos donde lo dejas secar. Lo ideal es que lo friegues después de cada uso con agua y jabón, ayudándote de un estropajo designado para este fin.
- Separados están mejor: aunque compartas cuarto de baño con tu familia, lo ideal es que guardes los cepillos de dientes en lugares separados, con el fin de evitar la transferencia de bacterias. Esto es fácil de lograr con portacepillos separados.
- Lejos del váter: uno de los errores más comunes es que el cepillo de dientes esté muy próximo al váter. Se trata de una de las zonas del baño más sucias, por lo que es importante que, en la medida de lo posible, tu cepillo de dientes no esté muy cerca. Si esto no es posible, asegúrate de bajar la tapa del váter cada vez que tires de la cadena, y guarda el cepillo de dientes en un armario o cajón una vez se haya secado.
Cuándo cambiar el cepillo de dientes

Una de las claves para el mantenimiento del cepillo de dientes es saber cuándo dejarlo ir. Según el Consejo Genreal de Odontólogos y Estomatólogos lo ideal es cambiar el cepillo o el cabezal eléctrico cada tres meses; o al final de cada estación, que es más fácil de recordar. Pero hay otras circunstancias que pueden condicionar su vida útil:
- Infecciones bucales o de garganta: el Consejo también recomienda el reemplazo después de un proceso bacteriano en la boca o la garganta, que puede permanecer en las cerdas del cepillo. Para evitar complicaciones innecesarias, lo mejor es desecharlos una vez pase la infección.
- Tipo de dentadura: la morfología de nuestros dientes puede afectar a nuestro ritual de cepillado, lo que puede desgastar de especial forma nuestro cepillo de dientes. Si esta herramienta de higiene dental muestra signos de desgaste previos a los tres meses, lo mejor es reemplazarla.
- Uso de ortodoncia: el uso de aparatos de corrección dental puede alterar muchos de nuestros hábitos, también el del cepillado. Es posible que, si utilizas ortodoncia desgastes antes el cepillo, ya sea por tu método de cepillado o por la proliferación de bacterias, más común en este tipo de casos.
0