¿Cuántas horas de sueño perdemos mientras criamos un bebé?
Uno de los precios que se deben pagar por la llegada de un bebé a la familia es la pérdida de horas de sueño, con el consecuente cansancio y perjuicio para la salud. Lo saben todos los que han sido madres o padres y lo temen quienes anhelan serlo. Pero, ¿es realmente tan alto el precio? ¿Cuántas son las horas de sueño que se pierden a causa de la crianza de un bebé?
Según ha calculado el Instituto Europeo de Calidad del Sueño (ESCI, por sus siglas en inglés), los adultos pierden entre 400 y 700 horas de sueño durante el primer año de vida de su bebé, en comparación con las horas de sueño habituales antes de ser padres. Esto quiere decir que las horas de sueño perdidas durante ese periodo pueden ser hasta dos por noche, lo cual equivale a una cuarta parte del total.
Estas cifras podrían sonar hasta contradictorias en relación con la cantidad de horas de sueño de los bebés durante esta primera etapa. Los recién nacidos duermen una media de 16 horas por día (algunos llegan a dormir hasta veinte horas), tiempo que se reduce a unas quince horas hacia los tres meses de vida y a unas catorce cuando cumplen un año. Lo que sucede es que, sobre todo durante los primeros dos o tres meses, el sueño de los pequeños no es continuado: se despiertan cada tres horas porque quieren -y necesitan- alimentarse.
Por otra parte, las horas de sueño perdidas no están repartidas de manera equitativa entre mujeres y hombres. Así lo afirma un estudio reciente realizado en Estados Unidos, que ha detectado que tener hijos es un factor asociado con el hecho de que las mujeres duerman menos de las siete horas que constituyen el mínimo saludable para una persona adulta. Según el trabajo, que analizó los hábitos de 5.805 personas, la cantidad de horas de sueño de los hombres no varía por tener hijos o no.
¿Cuándo empieza el bebé a dormir toda la noche del tirón?
Cada bebé es diferente, por supuesto, y el momento en que empiece a dormir toda la noche del tirón variará en función de diversos factores. Según un estudio publicado en la revista especializada Pediatrics en 2010, la mayoría de los bebés comienza a hacerlo entre los dos y los cuatro meses. Por su parte, Gonzalo Pin Arboledas -coordinador de la Unidad de Pediatría en el Hospital Quirón Valencia y autor del libro 'Cuando no quieren dormir: ideas para educar el sueño infantil'- afirma en un artículo que a partir de los seis meses “debe estar fijado el comportamiento nocturno y haberse establecido el ciclo circadiano”.
El ritmo circadiano es el que hace que los seres vivos tengamos hábitos y cambios que respetan ciclos de 24 horas, afectados por la luz natural del día y la oscuridad de la noche. En el vientre materno, a partir de la semana 30-32 de la gestación, el bebé ya experimenta ciclos de sueño y de vigilia, pero son ultradianos: de menos de 24 horas. Y es que allí no hay luz natural que los pueda regir. Después del nacimiento, el pequeño tarda unos meses en adaptarse al ritmo que la naturaleza le (nos) impone.
De todos modos, la citada investigación publicada en Pediatrics, cuyos autores fueron científicos de la Universidad de Canterbury, Nueva Zelanda, refería que, al año de vida, el 87% de los bebés duermen desde la medianoche hasta las cinco de la mañana; el 86% lo hace por la noche durante ocho horas seguidas -sin tener en cuenta los horarios- y el 73% desde las diez de la noche hasta las seis de la mañana. Son cifras altas, pero implican que todavía a esa edad hay muchos niños que no duermen toda la noche del tirón. Y, por lo tanto, hay madres y padres que se siguen despertando a esas horas.
¿Cuándo se considera saludable el sueño del bebé?
Si el niño de hasta un año de edad tiene un periodo de sueño determinado, durante ese periodo “tiene la habilidad para reiniciar el sueño de manera automática en cada despertar fisiológico nocturno” y, a partir de los cinco meses, “su periodo de sueño nocturno coincide aproximadamente con el horario de su familia”, se considera que duerme bien. Así lo explica Gonzalo Pin, quien también es coordinador de la línea Pediatría y Sueño del ESCI, en un artículo escrito en colaboración con Tomás Zamora y Lirios Dueñas, otros miembros del mismo organismo.
El mismo texto explica que más del 40% de los bebés que tienen problemas con el sueño a los ocho meses siguen presentando inconvenientes del sueño a los tres años de vida. Esos problemas pueden ser de tres clases:
- para iniciar el sueño: como el insomnio o el síndrome de piernas inquietas.
- durante el sueño: sonambulismo, terrores nocturnos, pesadillas, etc.
- de concentración y somnolencia cuando el niño está despierto.
Se estima que hasta el 30% de la población infantil tiene alteraciones crónicas del sueño, según explica Rocío Sánchez-Carpintero en un documento que forma parte de los protocolos de la Asociación Española de Pediatría. Un sueño de mala calidad, o dormir menos horas de las necesarias, perjudica el rendimiento escolar y el estado de humor de los pequeños. Adicionalmente, su alteración prolongada puede tener incluso repercusiones físicas, en particular relacionadas con el crecimiento.
El tiempo que lleva estar atentos a estas cuestiones es parte de las horas de sueño que los padres y madres pierden durante la crianza de su bebé. Son exigencias inevitables. En todo caso, se deben tener en cuenta otras cuestiones, como tratar de alimentar al bebé con lactancia materna exclusiva hasta los seis meses. Según un estudio de 2007, los padres que así lo hicieron durmieron cada noche una media de 40-45 minutos más que los que dieron fórmulas a sus bebés. Otra de las tantas ventajas de la lactancia materna.