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Álex Rigola encierra “Tío Vania” y 60 espectadores en una caja escenográfica
Àlex Rigola ha decidido encerrar en una caja de madera de seis metros de ancho por ocho de largo a cuatro actores, sesenta espectadores y el texto de “Tío Vania”, con el objetivo de transmitir las ideas y palabras de Chéjov con el máximo de proximidad e intimidad.
El resultado del trabajo de depuración del texto y de la búsqueda de la esencia que ha llevado a cabo el director catalán se titula “Vania. Anton Txèkhov (Escenas de la vida)” y es una coproducción del festival Temporada Alta y los Teatros del Canal que se estrenará el próximo jueves, 16 de noviembre, en el Teatre de Salt (Girona) y después viajará al teatro madrileño del que Rigola dimitió como director el pasado 3 de octubre.
Rigola ha eliminado del texto original “toda la parte costumbrista” y ha reducido el número de personajes a cuatro, en un intento de “buscar un camino propio” por el que acercarse “al origen del hecho teatral” y alejarse de ciertas convenciones que “lo infantilizan”.
Según ha explicado hoy, esta búsqueda empezó hace un año y medio cuando, “descontento con lo que hacía”, exploró “territorios en los que se pudiera sentir mínimamente confortable en el momento de presentar la obra” y puso en escena “Ivanov” en el Lliure.
Ahora Rigola sigue “en la vena existencialista de 'Ivanov” y vuelve a recurrir a Chéjov para hablar “de ese momento en el que sientes que la vida no es lo que te esperabas de joven, y te provoca dolor”.
“Es como si te rompes un brazo y tienes que recolocarlo. El momento de recolocarlo es doloroso, pero después todo puede ir bien, incluso mejor que antes, pero hay que pasar por el dolor y aceptarlo, o por lo menos así lo vivo yo”, ha añadido.
Para transmitir la esencia de este mensaje implícito en la obra de Chéjov, Rigola ha elegido un formato que ya experimentó en un montaje anterior: una caja.
Aunque no es exactamente la misma caja que utilizó en su reciente obra sobre Pasolini, sino que es un espacio algo más grande y sin techo.
No obstante, cumple la misma función, que no es otra que “acercase para que actor y espectador puedan conectar”.
“Es una manera diferente de estar en escena y se le coge gusto. Creo que después de esto me va costar volver a la distancia del escenario grande, donde resuena la voz”, ha dicho Gonzalo Cunill, que repite escenario-caja porque era el protagonista de “Who is me. Pasolini”.
En aquella ocasión estaba sólo con los espectadores y esta vez comparte cartel con Luis Bermejo, Irene Escolar y Ariadna Gil, todos encerrados una escenografía mínima y libre de artificio.
“Me he sentido muy feliz montando este espectáculo y si hay algo bueno de la situación en la que me encuentro es que puedo dedicarme totalmente a la parte artística”, ha dicho Rigola, en referencia a su dimisión como director de los Teatros del Canal de Madrid tras las cargas policiales en Cataluña el pasado 1 de octubre.