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Catherine Poulain: Alaska, la última frontera, es aún una tierra de pioneros
La escritora francesa Catherine Poulain, que ahora publica en castellano el libro de viajes “Allí, donde se acaba el mundo” sobre su experiencia como pescadora durante diez años en Alaska, ha dicho hoy en Barcelona que ese territorio, “una última frontera, sigue siendo todavía hoy una tierra de pioneros”.
Poulain habla maravillas de Alaska, adora esa tierra inhóspita y, de hecho, quiere volver literariamente a esa imaginario de “última frontera”.
“Allí, donde se acaba el mundo” (Lumen/Edicions de 1984) es la historia de una mujer que renunció a todo, incluso al amor, para vivir en libertad.
“Hay momentos en la vida que son duros, momentos en que uno tiene que irse, y es entonces cuando te imaginas la última frontera, Alaska”, ha explicado Poulain en una entrevista a Efe.
No le importó a la autora que el mundo de la pesca fuera muy masculino -“hay muchas mujeres que pescan”, advierte-, pero ella siempre ha pensado “en un mundo de seres humanos, y no quería ser prisionera de un género”, y por ello se lanzó a la aventura “dejando de lado esos prejuicios propios de la gente bienpensante”.
La sensación de que “embarcarse es abandonar la tierra y quedar sin una seguridad a la que aferrarse” era un reto y un atractivo para ver de qué era capaz.
Volver de Alaska a Francia, donde ahora ejerce de pastora al cuidado de un rebaño de ovejas, fue “un retorno forzado”, pues, como dice, “por voluntad propia no habría vuelto y todavía estaría allí y tendría además un barco propio”.
La novela, que ha superado los 100.000 ejemplares vendidos en Francia y que fue finalista del prestigioso Premio Goncourt, se ha nutrido principalmente de los diarios que Poulain ha ido escribiendo en su aventurera vida.
“Cuando escribía mis diarios, escribía la vida. Desde que soy niña escribía historias, empezaba relatos cortos, pero el problema es que no tenía tiempo de escribir. Quería vivir”.
“Escoger es sacrificar, el mar o los libros, y lo importante es nunca pensar en uno mismo ni volver a uno mismo”. Esta frase de la primera oceanógrafa francesa, Anita Conti, ha acompañado siempre a Poulain en la decisión de entrar en la fuerza del mundo y “por eso, escribir siempre quedó para cuando tuviera tiempo”.
Resta importancia la autora a las renuncias que este estilo de vida le ha impuesto: “Hay renuncias, pero como cada día de nuestra vida”.
La principal lección que Poulain ha extraído de esos diez años en Alaska es que “no se puede dar nada por sentado y que todo lo que hayas podido hacer queda atrás y no sirve de nada; y todos los días hay que volver a empezar, a iniciar la andadura”.
También ha aprendido que “prácticamente todo es posible, que lo importante es intentarlo, darlo todo, aunque haya el riesgo de morir, algo anecdótico, porque todos en algún momento moriremos”.
Mientras escribía, Poulain vivió unos meses de felicidad, porque pudo “volver a pensar en Alaska, sumergirse en ese mundo”.
En la novela, la autora se esconde tras Lili, no por ocultarse sino porque la escasez de tiempo que le dio el editor no le permitió disfrazar las cosas o transformarlas.
Nacida en Manosque, en el departamento de los Alpes de Alta Provenza, en 1960, Poulain dejó Francia muy joven y emprendió un viaje por Asia, Europa y América, desempeñando oficios tan variados como obrera de una conservera de pescado en Islandia, recolectora de manzanas en Canadá, camarera en Hong Kong, además de pescadora en Alaska.
Una suerte de “cuadernos de bitácora” han acompañado siempre a Poulain en sus viajes, en los que se condensa “drama, humor y poesía y material de vida, en definitiva”.
Tras el éxito de público y crítica, que la ha llegado a comparar con los grandes maestros del género, Jack London, Joseph Conrad y Herman Melville, Poulain siente que afronta un reto en su segundo libro, del que apenas quiere contar nada “por superstición”.
“Estoy madurando un proyecto y voy a utilizar una experiencia propia pero voy a desordenar la baraja, cambiaré los personajes y hablaré de la vida de la gente, de ciertos universos”, ha comentado la escritora, quien no descarta escribir más adelante más libros sobre Alaska y su experiencia allí para completar una trilogía, pero será “cuando tenga más distancia”.
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