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Helena Pimenta considera que “el Clásico vive un momento dulce”
Tomó las riendas de la Compañía Nacional de Teatro Clásico hace casi tres años, cuando la crisis económica hacía ya estragos en la cultura, a pesar de lo cual Helena Pimenta, su directora, considera que la CNTC vive “un momento dulce”.
Prueba de ello, comenta Helena Pimenta en una entrevista con EFE, es el éxito, tanto de crítica como de público, que han cosechado en este tiempo muchos de sus espectáculos, como “La vida es sueño” que ha regresado esta semana a la cartelera madrileña, al Teatro Pavón, sede temporal de la Compañía, con la actriz Blanca Portillo en el papel de Segismundo. “Con casi todas las localidades vendidas desde hace ya semanas”, advierte.
Un “momento dulce” a pesar de los tijeretazos que ha sufrido el presupuesto de la CNTC. “Tenemos un cincuenta por ciento menos de dinero que hace cinco años”, asegura Helena Pimenta, quien insiste en lo “durísimo” desde el punto de vista económico que está siendo el tiempo que le ha tocado gestionar.
Pero a ella, curtida en la gestión teatral privada, en la compañía vasca UR Teatro, de la que fue fundadora y directora durante muchos años, le encantan “los números”. De ahí que esté aplicando en la CNTC una gestión económica “muy doméstica y artesana”.
“Pensé -dice- que no iba a poder, que no iba a saber,....pero había mucha ilusión por ir adelante. Me arremangué, me arriesgué y el resultado está ahí. Hemos puesto en práctica una política de gestión que podríamos llamar de anticipación a los acontecimientos, a los recortes. Hemos hecho muchos sacrificios, pero tenía muy claro que no estaba dispuesta a que la institución perdiera peso”.
Para esta cómica, “moderna en lo artístico y antigua en cuanto a la gestión”, lo prioritario era mantener en la Compañía “una poética propia y rigurosa”, teniendo también muy claro que “no se puede trabajar en precario, más que nada por la dignidad del oficio. No se puede explotar a nadie -insiste- porque tenga vocación”.
En ese empeño Pimenta ha buscado la complicidad de otras compañías, públicas y privadas, con quienes se ha aliado para mantener el carácter “sagrado” de “la palabra de nuestros clásicos”. En la lista, la compañía catalana Els Joglars, Ron Lala o más recientemente el Teatre Lliure, con el que acaban de hacer un “Caballero de Olmedo” que ha triunfado primero en Madrid y ahora en Barcelona.
Optimista, positiva y entusiasta, como ella misma se reconoce, Pimenta cree que si Adolfo Marsillach, fundador de la Compañía Nacional de Teatro Clásico hace casi tres décadas, viviera -falleció en enero de 2001- “estaría encantado, contento” al ver lo que es hoy aquello que fue un empeño personal no exento de dificultades en sus inicios.
“Su espíritu, lo que él quiso que fuera el Clásico, está muy presente”, destaca su sucesora en el tiempo. “En los últimos dos años y medio tenemos la costumbre -bromea- de colocar muchos días el cartel de 'no hay localidades'”.
Helena Pimenta (Salamanca, 1955) está a punto de comenzar los ensayos del que será su nuevo espectáculo para la CNTC -tiene el compromiso de dirigir uno al año-. Se trata de una de las grandes comedias del Siglo de Oro, “Donde hay agravios no hay celos”, de Rojas Zorrilla, que estrenará este verano en el Festival de Almagro. “Es un texto delicioso”, comenta.
Y si de algo de lo ocurrido en este tiempo se alegra especialmente Pimenta es de ver cómo el Pavón se llena muchos días de jóvenes, “cada vez más enterados”, advierte. “Es el resultado del trabajo de muchos años, de ir sembrando poco a poco....”. Un dato: en el último año más de veinte mil jóvenes de entre 15 y 30 años han visto los espectáculos de la Compañía.
En el horizonte de su gestión, Helena Pimenta trabaja ya en la reapertura de la que hasta su cierre hace trece años fue la sede de la CNTC: el histórico Teatro de la Comedia, sometido a una profunda y minuciosa rehabilitación que ha durado más tiempo del deseado, y que devolverá al coliseo de la madrileña calle del Príncipe el esplendor que siempre ha tenido.
La reapertura de sus puertas está prevista, en principio, para el otoño de 2015. “La obra está acabada, estamos ahora con el equipamiento técnico”, comenta Helena Pimenta, quien todavía no tiene muy claro qué obra o qué autor escoger para tan histórico momento, al que piensa invitar a todos los grandes de la escena española que son o han sido.
Precisamente un trabajo suyo, una “Dama boba” de Lope de Vega, echó el telón en abril de 2002 de un viejísimo Teatro de la Comedia, antes de su cierre para proceder a su rehabilitación.
En su agenda, otro reto importante “para difundir la voz de nuestros clásicos”: que la CNTC viaje por Europa -tiene ya compromisos firmados en Inglaterra, Francia y Alemania- y Latinoamérica.
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